“Él le respondió que no era nada personal, pues así era como se comportaba con su esposa y ésta nunca se había quejado. La señora no durmió bien durante meses”
OPINIÓN. Tribuna Abierta. Por Mercedes Pírez
Presidenta de la Asociación de Vecinos de El Palo
25/11/21. Opinión. La presidenta de la Asociación de Vecinos de El Palo, Mercedes Pírez, escribe en esta Tribuna Abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los diferentes tipos de maltrato que sufren las mujeres, como el psicológico: “Un tipo de maltrato que, aunque no deja marcas visibles, se enquista en tu mente y envenena tu alma. Como una mala hierba que germina y extiende sus raíces,...
...aferrándose con fuerza en todos los rincones de tu mente y asfixiando todo a su alrededor. Es un tipo de violencia que no es visible, pero que cada día es más habitual”.
¿Subsistimos? ¿O nos enterramos más?
Eso hacemos muchas mujeres. La crisis por el COVID 19 se ha cebado con nosotras: si antes era difícil conseguir trabajo, ahora es peor. Seguimos siendo las grandes relegadas de la sociedad. Cuando nos aceptan, trabajamos en negro. Aceptamos lo que nos quieran dar pues es la única opción a la que muchas de nosotras podemos optar. La humillación y la degradación como ser humano es parte de la experiencia del día a día como mujer.
Me contaba una señora hace un año que cuando se encontraba a solas con su jefe, éste se dedicaba a menospreciarla con insultos. “No sabes hacer nada”. “Nadie te va a contratar si yo te echo”. “Sólo yo te soporto”. Llegando hasta el punto de hacerle repetir informes sin motivo aparente, de encargarle trabajos fuera de la empresa y obligarla a quedarse hasta tarde. Un día, ella le preguntó por qué la trataba así, que qué había hecho para merecerse ese tipo de conducta. Él le respondió que no era nada personal, pues así era como se comportaba con su esposa y ésta nunca se había quejado. La señora no durmió bien durante meses. Tiene vergüenza de contar lo que le pasó, llegando incluso a tener dudas de sus capacidades como profesional.
Eso es maltrato psicológico. Un tipo de maltrato que, aunque no deja marcas visibles, se enquista en tu mente y envenena tu alma. Como una mala hierba que germina y extiende sus raíces, aferrándose con fuerza en todos los rincones de tu mente y asfixiando todo a su alrededor. Es un tipo de violencia que no es visible, pero que cada día es más habitual.
Aunque también considero que me violentan esos políticos de poca monta, mintiendo sobre los datos oficiales de la violencia de género y recitando discursos machistas y patriarcales con intención de alienar al desinformado.
Desde la Asociación de Vecin@s de El Palo, además de reivindicar la piscina, el arreglo del paseo marítimo, el carril bici, el Centro de Salud, cuevas de la Araña y otros temas, ayudamos a los vecin@s a solicitar ayudas y gestionar trámites, así como en todo aquello con lo que puedan precisar ayuda. Gracias a nuestra labor hemos podido observar que la mayor parte de los solicitantes de ayuda son mujeres en situación muy precaria.
¿Por qué os cuento esto? Es importante que no olvidemos que con aportar nuestro grano de arena se puede hacer mucho, a veces con escuchar es suficiente. Ayudemos a todas las personas que podamos sin dejar de denunciar la situación de la mujer.
A día de hoy ha habido 37 mujeres víctimas mortales por violencia de género, según la Delegación del Gobierno contra la violencia de Género. 7 de ellas son de Andalucía.
La Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga deberían diseñar actuaciones para prevenir la violencia y asistir. Deberían evaluar las políticas públicas y su efectividad, ayudar a los agentes e instituciones implicadas en la toma de decisiones. Deberían concienciar a la población a través de datos e información objetiva y fidedigna (fuente Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género).
Es importante la última frase, pues la Junta de Andalucía no ha de permitir que los políticos extiendan mentiras e información falsa sobre esta situación en la que vivimos. No más falacias. Basta de alienar a la población.
¡Ni una más!