“La Fundación Artemisan ha firmado un contrato plurianual con el Ministerio de Agricultura para llevar a cabo un inventario de la fauna silvestre (competencia del Ministerio para la Transición Ecológica) y para el desarrollo de un observatorio de ciencia urbana (competencia del Ministerio de Ciencia e Innovación)”
“Artemisan lleva casi dos años con la puesta en marcha del observatorio cinegético, al que denomina “de ciencia ciudadana”, cuando realmente es una plataforma entre cazadores y pseudocientíficos que trabajan para dicha Fundación”
OPINIÓN. Tribuna abierta. Por Carmen Manzano
Presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga
26/04/22. Opinión. La presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, Carmen Manzano, escribe en su nueva Tribuna abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el contrato firmado entre el Ministerio de Agricultura y la Fundación Artemisan, que recibirá casi 648.000 euros para proyectos de conservación de la caza (AQUÍ) “gracias al empeño de administraciones públicas y...
...poderes fácticos, que consideran moral obtener réditos políticos blindando un sector cuya especialización es masacrar animales salvajes, y de paso, maltratar y abandonar perros de caza”.
¿Quien vigila al que vigila?
“Caza es un eufemismo cobarde que se asigna al asesinar de modo especialmente cobarde a criaturas indefensas. La caza es una especie de enfermedad mental” Theodor Heuss
La Fundación Artemisan ha firmado un contrato plurianual con el Ministerio de Agricultura para llevar a cabo un inventario de la fauna silvestre (competencia del Ministerio para la Transición Ecológica) y para el desarrollo de un observatorio de ciencia urbana (competencia del Ministerio de Ciencia e Innovación). Ya empezamos mal, Sr. Planas, metiéndose en competencias de otros ministerios para llevar a cabo su “apoyo sin fisuras” a la caza… ¿dónde he oído yo antes esa bonita frase?
Artemisan lleva casi dos años con la puesta en marcha del observatorio cinegético, al que denomina “de ciencia ciudadana”, cuando realmente es una plataforma entre cazadores y pseudocientíficos que trabajan para la Fundación, y que, según ellos, tiene como fin mejorar la gestión y la conservación de la fauna cinegética. Conservar animales para poder cazarlos, dicho de forma coloquial.
La caza, ni es sostenible ni es un aprovechamiento primario para obtener alimento; dicen que es un deporte, aunque la realidad es que se desarrolla fundamentalmente por personajes que disfrutan matando y que intentan utilizar su afición para autodesignarse defensores de la despoblación rural.
Que no es sostenible lo demuestran las más de ochocientas granjas cinegéticas que sufrimos, las terribles fotos de los animales abatidos en una cruel cacería en Córdoba, animales procedentes de granjas, soltados y tiroteados por los mismos que, orgullosamente, se hacen la foto, rodeados de cadáveres. Setenta y tres cazadores y el dueño del coto donde se masacraron 450 animales, todos han sido denunciados por PACMA con la presentación de una querella: “cada uno de los cazadores son responsables del delito y el criador cooperador necesario”, ya que al ser animales criados en cautividad y depender del ser humano para su subsistencia, podemos considerarlos animales amansados, que han vivido temporalmente bajo control humano (artículo 337 del vigente Código Penal).
Por no hablar del riesgo constante que supone para el ciclismo o el senderismo por nuestros campos, ocupados y soberanizados por los cazadores, gracias al empeño de administraciones públicas y poderes fácticos, que consideran moral obtener réditos políticos blindando un sector cuya especialización es masacrar animales salvajes, y de paso, maltratar y abandonar perros de caza. Y no olvidemos las víctimas humanas, seiscientas cinco víctimas en España durante el año 2020, de las cuales, cincuenta y una con resultado de muerte, incluidos menores.
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