Generación alfombra, con inventiva e independencia, maestros en esquivar los conflictos, sabedores de que los mayores ‘siempre tienen razón’”

OPINIÓN. Tribuna abierta. Por Carmen Manzano
Presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga


13/02/23. 
Opinión. La presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, Carmen Manzano, hace un repaso en su nueva Tribuna abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las diferentes generaciones: “Fuimos generación alfombra de nuestros padres, que en el mejor sentido del término, pisotearon nuestros derechos: no teníamos derecho a hablar cuando estaban hablando los mayores...

...(cuando los mayores hablan, los niños se callan); no teníamos derecho a protestar si no nos gustaba la comida (hay quien no tiene ni esto para comer, así que come y calla); no teníamos derecho a…”.

Generaciones

A veces pienso que los que nacimos en la década de los 50/60 fuimos unos adelantados a nuestro tiempo en materia de reciclaje y de inventiva, aparte de ser la generación alfombra.


Sí, fuimos generación alfombra de nuestros padres, que en el mejor sentido del término, pisotearon nuestros derechos: no teníamos derecho a hablar cuando estaban hablando los mayores (cuando los mayores hablan, los niños se callan); no teníamos derecho a protestar si no nos gustaba la comida (hay quien no tiene ni esto para comer, así que come y calla); no teníamos derecho a quejarnos de los profes (si te han castigado, te han hecho poco, más te mereces, trasto, que eres un trasto); no teníamos derecho a elegir la ropa (te pones esto y si no te gusta, te aguantas); no teníamos derecho a quedarnos en la calle hasta la hora que quisiéramos (tú estás en casa a la hora que yo diga y lo que hagan tus amigos me da lo mismo, ¿a ver si tu amigo se tira por un puente, tú también te tiras?) y así con casi todo, que se resumía en: cuando seas mayor harás lo que quieras, mientras estés en esta casa, se hace lo que yo digo, indiferentemente padre o madre, que los dos se sabían muy bien el argumentario.

Y fuimos generación alfombra de nuestros hijos: hablan cuando quieren (mamá, que no te enteras); comen lo que quieren (yo eso no me lo como); visten como quieren (a ver si tú vas a saber lo que me queda bien, me pongo esto y ya está); vuelven cuando quieren (sí, claro, cuando todo el mundo está en la calle, me voy a venir yo). Y su argumentario: pues no haberme tenido.


A pesar de todo, somos una generación tolerante y más cercana a nuestros hijos, y por supuesto, intimamos y consentimos mucho más a los nietos, que para eso estamos los abuelos, para disfrutar con ellos lo que el trabajo no nos dejó disfrutar de nuestros hijos. Esos sábados de compritas y cenas con mis nietas, ¡son lo mejor de la semana!

Y reciclar: los tarros de mermelada para guardar monedas y ver cómo, con mucho esfuerzo, los íbamos llenando; también servían para guardar las canicas de colores;  los vasos de yogur de cristal, vasitos para beber el agua de regaliz que hacíamos en los tarros grandes; las cajas de galletas y membrillo, de hojalata, para guardar estampitas y fotos y recuerdos importantes.

Qué alegría cuando caía en nuestras manos una botella de cerveza o de refrescos (vacía, claro) nos faltaba tiempo para ir a la tienda a devolver el casco y que nos dieran unas monedas. Las chapas servían para jugar a las chapas, una tabla de madera se podía convertir en un maravilloso carro si encontrábamos unos ruedines y un adulto dispuesto a ayudarnos a ponerlos… cualquier cosa que hubiese tirada por la calle era objeto de mil y una miradas, a ver para qué nos podía servir, abriéndose un amplio debate sobre sus posibles utilidades.

Y nuestra inventiva: las cajas de cerillas, magníficas ambulancias de insectos; los charcos, motivo de construcciones temerarias con piedras para cruzarlos, aunque pudiésemos hacerlo con las botas de agua, con bastante menos peligro de mojarnos; muchas ramas juntas incitaban a hacer una hoguera.

Generación alfombra, con inventiva e independencia, maestros en esquivar los conflictos, sabedores de que los mayores “siempre tienen razón” y lo mejor para nosotros era mantener un perfil bajo cuando estaban cerca…

Puede leer aquí anteriores artículos de la sección Tribuna Abierta