OPINIÓN. Brisas del Gurugú. Por Antonio M. Escámez
Profesor y exdelegado provincial de la Consejería de Educación
05/12/13. Opinión. Antonio M. Escámez, exdelegado provincial de la Consejería de Educación, colabora de nuevo en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com para hablar, en esta ocasión, de la Málaga “que enseña arte”. Es “la única (ciudad) andaluza que dispone de tan completa oferta artística superior”, pero el columnista matiza: “habría que preguntarse si se sabe aprovechar suficientemente esta gran singularidad”.
La ciudad que enseña arte
ES Málaga la ciudad andaluza de las enseñanzas artísticas superiores. La ciudad que enseña arte.
DE las pocas ciudades españolas, y desde luego la única andaluza, que dispone de tan completa oferta educativa artística superior gracias a su Conservatorio Superior de Música en el Ejido dotado de la señera sala Falla como salón de conciertos; su Conservatorio Superior de Danza “Ángel Pericet” que cuenta con un funcional edificio y una estupenda sala, la sala Gades, en calle Cerrojo; su Escuela Superior de Arte Dramático ubicada en una flamante y moderna edificación en Teatinos, con un espléndido teatro del que ya habrán podido disfrutar miles de malagueños gracias a las numerosas obras y representaciones que ante el público interpretan los alumnos y la veterana Escuela de Arte “San Telmo” en el Ejido, donde se pueden cursar actualmente, entre otros, los estudios superiores de Diseño.
UNA singularidad de esta ciudad probablemente no suficientemente reconocida y me temo que bastante desapercibida para el gran público.
ESTAMOS hablando de centros de enseñanza superior de primerísimo nivel del que salen los profesionales que integran y dinamizan las industrias culturales y artísticas, no sólo andaluzas, sino del resto del país e incluso internacionales. Son unas enseñanzas que dependen de la gestión de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía a través del Instituto Andaluz de Enseñanzas Artísticas Superiores que tiene su sede en Granada.
EN Málaga estos centros superiores se nutren no sólo del alumnado proveniente de los conservatorios elementales y profesionales de nuestra provincia, por cierto contando la ciudad de Málaga con excelentes conservatorios profesionales de Música por ejemplo, el “Manuel Carra” en Ciudad Jardín que también dispone de una acogedora sala de conciertos y el “Gonzalo Martín Tenllado” que ya tiene construido un nuevo edificio en la zona de Parque Litoral que comenzará a funcionar en breve: una magnífica infraestructura de vanguardia que tuve el privilegio de conocer bien de cerca desde su etapa de proyecto nonato hasta que ya los cimientos y forjados dejaban intuir el admirable edificio que es hoy, con un soberbio salón de conciertos igualmente, o el profesional de danza “Pepa Flores” que comparte sede con el superior.
ACUDEN a las enseñanzas artísticas superiores malagueñas también jóvenes de distintas provincias, especialmente en el caso de Danza, ya que se trata del único conservatorio superior andaluz, pero también en el de Arte Dramático –sólo existe en Andalucía otra escuela superior en Córdoba y otra en Sevilla- y también en Música y Diseño, si bien para cursar estas enseñanzas superiores se ha de disponer del Bachillerato puesto que son estudios equivalentes a Grado universitario.
PRECISAMENTE se vive en estos momentos un intenso debate acerca del encaje legislativo de estos estudios, su denominación y su consideración o no de enseñanzas universitarias como tales. Un actualizado análisis de la situación puede leerse en esta misma revista a través del artículo de Isabel Bellido del 26 de noviembre.
A modo de resumen, estos estudios han sido tradicionalmente considerados enseñanzas de régimen especial, gestionadas por la administración educativa como parte de las enseñanzas no universitarias, donde podrían incluirse también los idiomas por ejemplo. El marco de la LOE y del espacio europeo de educación superior, Plan Bolonia, dio lugar a la actualización de la ordenación de estas enseñanzas promulgándose el Real Decreto 1614/2009 de 26 de octubre que contemplaba la consideración de Grado para los estudios artísticos superiores. Se homogenizaban así estas enseñanzas a sus equivalentes europeas que son consideradas como tales. Pero finalmente una sentencia del Tribunal Supremo acabó invalidándolo en parte como consecuencia del recurso contencioso administrativo interpuesto por la Universidad de Granada contra el contenido de dicho Decreto. Es decir que la culminación de los estudios artísticos superiores ya no tiene la denominación de Grado sino de Título Superior, equivalente a Grado eso sí, ya que los estudiantes podrían seguir su formación a través de las enseñanzas de master y doctorado de las universidades.
EN puridad habría que decir la Conferencia de Decanos de Bellas Artes del estado español ya expresó su rechazo a lo formulado en el Decreto, que refrendó en una reunión celebrada en Málaga el 30 de noviembre de 2009.
AL margen de tan controvertida situación en la que no es difícil comprender las motivaciones y anhelos de unos estudiantes que completan su formación a lo largo de muchísimos años -14 años de estudio al menos- con esfuerzos, sacrificios y gran disciplina, para poder compaginar además la primaria, la secundaria y el bachillerato, ya que se suele empezar con las enseñanzas artísticas desde niño y en la que hay una gran implicación familiar, y hablo en este caso como padre de una alumna del nivel profesional de danza, parece justo que como mínimo estas enseñanzas en España estén homologadas con las del resto de los países de Europa y los estudiantes puedan tener despejado y facilitado el camino para la continuación de su formación postgrado, no solamente en este país, sino en cualquiera de las universidades europeas y del resto del mundo.
VOLVIENDO a Málaga, la ciudad que enseña arte, habría que preguntarse si se sabe aprovechar suficientemente esta gran singularidad, no solamente la de los centros e infraestructuras de enseñanzas artísticas, sino la que sin duda es la más destacable: la de la concentración de tamaño talento artístico en la ciudad.
UNA oportunidad así debería servir para que emanara arte y cultura por los cuatro costados, que la ciudad quedara impregnada de tanto arte y talento artístico, que esa riqueza artística se evidenciara en la vida misma de la ciudad, en su oferta cultural y artística, en su agenda de eventos, en la programación de sus teatros y salas, en sus fiestas, en sus expresiones y manifestaciones de cualquier índole, ..., en todo.
Y no será porque estos centros superiores no tengan actividad, que la tienen y además frenética, pero si se preguntara a la ciudadanía malagueña quién ha asistido a alguno de los eventos artísticos ofrecidos por los mismos, es muy probable que la respuesta positiva quedara circunscrita a la de familiares y círculo cercano al alumnado de estos centros. Se ofrecen conciertos, espectáculos de danza, obras de teatro o musicales y exposiciones de distintas disciplinas artísticas que en nada envidiarían a la de oferta artística profesional de cualquier ciudad europea, pero ¿es conocida en Málaga esta gran riqueza cultural y artística que convive entre nosotros?
LA respuesta puede que forme parte de ese mal endémico que ancestralmente padecemos: la minusvaloración de lo propio y autóctono por grande que sea.
MIENTRAS aquí tenemos la suerte de tener al gran personaje local. Al gran mito. Sin duda Picasso, del que nada ni nadie podrá despojar a esta ciudad de su filiación malagueña, de su nacimiento y de su apertura de ojos a la luz del arte en Málaga, apenas tímidamente se presume lo suficiente de Picasso, con lo que de potenciación y aprovechamiento cultural y económico del mito supondría. Málaga podría ser conocida, y querida y requerida desde por su arquitectura picassiana, a su gastronomía picassiana, su estética picassiana, su moda picassiana, su impronta picassiana, sus rutas picassianas, sus murales callejeros y esculturas picassianas, etc, etc, etc…
EN otros sitios con mitos intangibles e irreales como Tintin o Sherlock Homes por poner algún ejemplo, son capaces de crear un imaginario colectivo de tal calibre, capaz de movilizar turismo, cultura, arte, y economía al fin. Y si no queremos irnos muy lejos, con algo tan aparentemente banal como los personajes Pitufos, un pueblo serrano malagueño ha sabido ciertamente reinventarse.
EL arte se enseña y se aprende en Málaga, pero ¿vive el arte Málaga?
PUEDE leer aquí anteriores artículos de Antonio M. Escámez:
- 28/10/13 ¡Es la educación, estúpido!
- 24/09/13 ¿Crisis…? ¿Qué crisis?