“Las asociaciones y colegios de periodistas responsabilizan a los 'intrusos' de precarizar la profesión. Una estupidez de tal calado que no merece ni ser respondida: ¿por qué es más profesional alguien que ha estudiado la carrera de Periodismo, teniendo en cuenta su programa de estudios desapegado de la realidad? ¿Qué hay de habilitante en la carrera? Ni siquiera se responde a la pregunta de qué tiene que estudiar un fotoperiodista”
OPINIÓN. Cosas que pasan. Por Enrique Porras
Consultor y Analista de Periodismo TVAE25/01/19. Opinión. El Consultor y Analista de Periodismo TVAE, Enrique Porras, colaborador de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, reinicia sus habituales entregas a esta revista y reflexiona sobre las desprestigiadas asociaciones de la prensa de España, que ahora tratan de convertirse en colegios profesionales, que tampoco cumplirán con su principal tarea como es defender...
...la profesión del acoso de las empresas editoras. Como en Málaga, donde “hemos tenido que comprobar con estupor cómo la Asociación de la Prensa de Málaga era utilizada por su directiva para empujar campañas tan esenciales para el periodismo local como la culminación de la Catedral (ver La asociación que dice representar a todos los periodistas de Málaga envía a través de la lista de correo corporativa notas de prensa sobre una asociación por la Catedral de Málaga). Cómo ha organizado una carrera popular en apoyo a la profesión. Pero ni asesoramiento legal ni laboral para los despedidos en un ERE. Y es que para eso están los sindicatos”.
Las asociaciones de periodistas, los comodines del poder para controlar a las plantillas en los medios de comunicación. Quieren crear un Colegio profesional en Madrid para seguir haciendo lo de siempre: nada
HACE más de 40 años, un atentado contra la revista satírica El Papus originó la que se recuerda como la última gran huelga en el sector de los medios de comunicación en España. Tras el infausto suceso que provocó la muerte de Juan Peñalver, conserje del medio, más de 3.000 periodistas se manifestaron en Madrid y en una reunión de urgencia CCOO, UGT, USO, CNT y el Sindicato de Trabajadores de Prensa de Barcelona convocaron un paro total de 24 horas. El día de huelga solo se podía adquirir en los kioscos un diario, Prensa en Lucha, editado y redactado por el comité de huelga y cuyo titular en portada fue No nos callarán, como relataba La Marea en este artículo (AQUÍ).
AUNQUE hoy el contexto es otro, movilizaciones en sectores tan diversos como sociales y laborales siguen demostrando que las huelgas son las únicas palancas de cambio contra las que la patronal no puede más que ceder. Y, sin embargo, hablar de huelgas en los medios de comunicación hoy en día es una quimera. Al menos en España.
TODO a pesar de que el sector presenta un estado desalentador. En las pocas semanas de año que llevamos, sufrimos el anuncio de un ERE en la revista digital PlayGround de Vocento que provocará el despido de más de 70 personas. El convenio en La Voz de Galicia se ha extinguido y la propuesta de la empresa es despedir a 60 trabajadores en una plantilla de 300.
EN Málaga son varios los ERE que han azotado a las principales cabeceras de la ciudad, al igual que en el resto de las provincias andaluzas. Cuando no es la sangría de puestos de trabajo, es la precariedad: falsos autónomos en los grandes medios, profesionales abocados al ostracismo del ser freelance por llevarte algo a la boca con lo que seguir subsistiendo, por no hablar de las constantes trabas a un ejercicio profesional, el del periodista, además, hoy socialmente denostado.
LEJOS de hacer un ejercicio de autocrítica, tan fundamental como necesario para poder entender las razones de la situación de precariedad absoluta en el sector, los sindicatos han perdido peso en las redacciones. Al igual que en el resto de las capas sociales, los sindicatos convencionales (CCOO o UGT) siguen demostrando haber perdido el pulso de la calle y de la clase obrera y convocarán para el 8 de marzo una vez más paros de dos horas que no es lo que el movimiento feminista demanda.
POR si fuera poco, en el ámbito del periodismo nos encontramos con un asociacionismo febrilmente corporativista que en nada ayuda a la dignificación del periodismo.
Las asociaciones de prensa y los colegios de periodistas: una herramienta de desmovilización
EN este contexto, un grupo de estudiantes de Periodismo de universidades madrileñas han logrado montar una suerte de parque jurásico en la capital del Estado, reuniendo a las directivas y decanos de varias de estas asociaciones de la prensa o colegios de periodistas que nada hacen por mejorar las condiciones materiales de los profesionales. En una reunión que tuvo lugar esta semana, aseguran haber puesto la “primera piedra” para montar un Colegio de Periodistas de Madrid, emulando las experiencias del colegio gallego o andaluz.
EN Andalucía el colegio de periodistas apareció hace apenas cinco años con la promesa de ser un nuevo chiringuito que sustituiría los viejos chiringuitos de las asociaciones provinciales. Hoy esto no es cierto: hay duplicidad de estamentos burocráticos, y directivas repetidas. La directiva de la Asociación de la Prensa de Málaga es la directiva de la demarcación provincial del Colegio de Periodistas de Andalucía en Málaga. Lo mismo ocurre en el resto de las provincias.
EL problema de base es el siguiente: el grupo de estudiantes de Periodismo que muestran su (meritorio) empuje, con ganas e ilusión por “dignificar la profesión”, nace apoyándose en unas asociaciones y entidades que están para lo contrario. Asumen que las causas radicales de la precariedad en el sector son el intrusismo laboral, las fake news y la priorización del espectáculo a la información.
TAMBIÉN asumen que el Estado se ve obligado a contar con los colegios profesionales a la hora de legislar sobre la profesión. El absurdo llega hasta aquí: el Estado nunca ha pretendido legislar sobre el periodismo (lo contrario podría ser entendido como una injerencia en una profesión liberal). Los Colegios profesionales nunca han denunciado de oficio las fake news (Okdiario, La Tribuna de España y otros medios de comunicación siguen lanzando contenido basura con la connivencia de estas instituciones).
Y lo más estrafalario del asunto: las presiones políticas y empresariales o la espectularización de la información es culpa en última instancia de los directivos de los medios de comunicación. Directivos que, por otra parte, son quienes tienen asientos de representatividad en asociaciones y en colegios, y no los currantes de turno que sufren el uso torticero del periodismo.
CON esa misma retórica se defiende que los colegios defiendan las condiciones laborales de los periodistas: mentira. Los colegios y las asociaciones no cuentan con las herramientas legales necesarias para defender un convenio colectivo o para defender a un trabajador en riesgo de despido. No las tienen porque sencillamente no son sindicatos. Y entenderán que una cosa son las condiciones laborales que se plasmen sobre un papel (mismamente, sobre un contrato) y otra cosa es la realidad (horas extras impagadas, turnos leoninos, salarios de mierda).
POR volver al caso de Málaga, hemos tenido que comprobar con estupor cómo la Asociación de la Prensa de Málaga era utilizada por su directiva para empujar campañas tan esenciales para el periodismo local como la culminación de la Catedral (ver La asociación que dice representar a todos los periodistas de Málaga envía a través de la lista de correo corporativa notas de prensa sobre una asociación por la Catedral de Málaga). Cómo ha organizado una carrera popular en apoyo a la profesión. Pero ni asesoramiento legal ni laboral para los despedidos en un ERE. Y es que para eso están los sindicatos.
EN un sector en el que los freelances por obligación son cada vez más, el asesoramiento fiscal de nuevo no está en las asociaciones de la prensa, como la madrileña, que hasta hace unos años contaba con un servicio sanitario privado para sus afiliados (?). De nuevo, esta responsabilidad está en las legítimas manos de las fuerzas sindicales.
POR último, las asociaciones y colegios de periodistas responsabilizan a los “intrusos” de precarizar la profesión. Una estupidez de tal calado que no merece ni ser respondida: ¿por qué es más profesional alguien que ha estudiado la carrera de Periodismo, teniendo en cuenta su programa de estudios desapegado de la realidad? ¿Qué hay de habilitante en la carrera? Ni siquiera se responde a la pregunta de qué tiene que estudiar un fotoperiodista.
Los sindicatos, la única alternativa para un periodismo digno
PARA que la sociedad recobre la confianza en el periodismo español es necesario que la clase trabajadora de los medios de comunicación acudan a los sindicatos como el único espacio de dignidad, solidaridad y apoyo mutuo en el que entre iguales podrán organizarse contra los patronos que copan las asociaciones y colegios y son responsables precisamente de su explotación.
NO es este ningún alegato hacia unas signas concretas, aunque la labor de la Confederación Nacional del Trabajo en los medios de comunicación sea cada vez más notable en Madrid y en Cataluña, o la actuación del Sindicato de Periodistas de Andalucía o de la Federación Española de Sindicatos de Periodistas (FeSP) defiendan, como hace Dardo Gómez en las colaboraciones de esta misma revista, que otro modelo de periodismo es posible.
Y es que mientras que 2019 se presenta con un escenario en el que Vox sigue cobrando auge gracias a las fake news, ni la Asociación de la Prensa de Madrid ni ningún colegio profesional se ha dignado a manifestar su apoyo al periodista Antonio Maestre, denunciado por los dirigentes políticos de este partido de extrema derecha y deleznablemente ultra reaccionario (AQUÍ).
TAMPOCO el Colegio de Xornalistas gallego ha hecho nada por los despidos en La Voz de Galicia más allá de un tibio comunicado, como al que nos tienen acostumbrados desde el Colegio andaluz ante la masacre laboral en las cabeceras regionales.
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