OPINIÓN. LOL. Por Alberto R. Aguiar
Periodista

17/02/17. Opinión. El concejal Raúl Jiménez ha compartido en su perfil en Twitter una noticia en la que se explica que el Ayuntamiento de Barcelona no va a permitir un referéndum vecinal para decidir sobre la construcción de una residencia del Arzobispado. Lo ha hecho para compararlo con la negativa del consistorio malagueño a convocar una consulta sobre el futuro uso de los terrenos de Repsol en la capital. El periodista...

...Alberto R. Aguiar reflexiona en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las palabras del edil, que a su juicio pueden “hacer estallar los medidores de demagogia política en la ciudad”.

La demagogia del concejal Raúl Jiménez… en fin…

COMPARARSE con los ayuntamientos de grandes ciudades puede salirle caro al concejal Raúl Jiménez. El edil del PP de Málaga ya dijo semanas atrás que si Limasa se municipalizaba, como llegó a plantear el alcalde Francisco de la Torre, él dejaría el cargo como responsable del Área de Medio Ambiente. En las grandes capitales eso no sucede: directamente el concejal pone su cargo y su acta a disposición del regidor, y en todo caso puede llegar a dimitir. Una suerte de “que me voy” pero sin perder ni el sillón ni las prebendas. Una suerte, en definitiva, de cobardía política.

JIMÉNEZ vuelve a la carga y ahora lo hace con un tuit que puede hacer estallar los medidores de demagogia política en la ciudad. El concejal compartió en su perfil en Twitter una noticia de El Confidencial en la que se explicaba que el consistorio de Barcelona, que dirige Ada Colau, no iba a permitir un referéndum vecinal en el que se pudiese decidir acerca de la construcción de una residencia a manos del Arzobispado barcelonés. En la noticia se explica de forma tajante: el proyecto de la Iglesia en Barcelona cumple con toda la legalidad y se trata de una iniciativa privada. El Ajuntament lo detalla así: “El plan de la residencia ya viene del anterior consistorio, cuando Xavier Trias era alcalde. Y lo que hemos hecho ha sido la mediación entre los vecinos y el Arzobispado. Es cierto que ha habido mucha tensión entre ambos, pero lo único que podíamos hacer era mediar”.

AL margen de lo que se piense acerca de aceptar o no el proyecto del Arzobispado sin plantar más o menos batalla (lo cual se podría hacer y está en mano de los vecinos y de sus representantes), que sea precisamente Raúl Jiménez quien se haga la víctima con su tuit hace que en su persona se encarne un terrorífico cinismo político al que tanto nos han acostumbrado desde el Partido Popular malagueño.


“CURIOSO... en Repsol hemos dicho lo mismo y somos antidemocráticos pero cuando lo dice Colau es legal... en fin...”. “En fin”. Podíamos detenernos en ver las diferencias entre el caso de la residencia del Arzobispado de Barcelona y el caso de los terrenos de Repsol. Lo hacemos someramente dado que lo que se escribe es lo que ya se sabe; y serviría para hacer sonrojar al consistorio. Valga recordar que el PP aceptó en varias ocasiones, y con la resignación por bandera, la celebración de una consulta popular en los terrenos de Repsol. El Ayuntamiento preveía construir varios rascacielos. Ciudadanos, por su parte, se mantuvo fiel a su política de centro: no nos mojamos ni por los pies ni por la cabeza. Plantearon un proyecto a término medio, hacer menos rascacielos y poner jardincitos a su alrededor.

LO que las plataformas vecinales exigen es un auténtico bosque, un pulmón como el Central Park neoyorquino, un Parque del Retiro madrileño pero todavía con más ambición. El PP enterró el pasado mes de octubre la posibilidad de celebrar esa consulta que prometieron con su voto a favor y lo hicieron con la excusa peregrina de siempre del dinero comprometido del consistorio. No por una cuestión de ilegalidad meramente formal y a la que desde el PP se agarran con uñas y dientes a través de una interpretación de la norma estatal que es cuestionable.

EN Madrid se celebra estos días un proceso de participación ciudadana en la que los vecinos de la capital pueden promover o tumbar proyectos diversos: multar a las personas que no recojan los excrementos de sus perros, garantizar un billete único de los diversos transportes públicos, etc. La campaña que promociona este evento se hace con carteles en las farolas con letras grandes. Son dos eslóganes: vota sí, y vota no. El mensaje del consistorio madrileño es claro: vota lo que sea, pero vota.

MIENTRAS, en Málaga, toca seguir suplicando porque el Ayuntamiento haga una ciudad a la medida de lo que los vecinos quieren. El PP sigue enclaustrándose en su victimismo, evidencia de que no saben gobernar sin su rodillo de mayoría absoluta. Y en el caso de Raúl Jiménez, siguen dando muestra de una demagogia política utilizada contra los propios vecinos que habitan la ciudad que ellos comandan.

COMO dice el propio Jiménez… en fin…

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