“Si quería participar de ese nuevo entorno, tenía que aceptar un ‘decorado de cartón piedra’ que pretendía imitar una Málaga que, poco a poco, solo vivirá en nuestra memoria”
OPINIÓN. @BarriosMalaga. Por Barrios Abandonados
Vecino de Málaga
27/11/24. Opinión. El perfil en redes sociales Barrios Abandonados (@BarriosMalaga), gestionado por un vecino de la capital, comparte en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com fotografías de cosas que le llaman la atención. La imagen de hoy muestra un mollete de Antequera, al que pone de ejemplo de los cambios, no precisamente para bien, que ha sufrido Málaga:...
...“Hace años, tengo que admitir que no lo noté a tiempo, la ciudad empezó a transformarse, especialmente en el centro. Me di cuenta de ello después de un largo periodo sin poder bajar a esa zona. Cuando volví, me encontré con una Málaga que ya no sentía como”.
Postales y Detalles de Málaga. ‘Molletegate’
Hace unos días publiqué en X un mensaje con una nota sobre un restaurante que cobraba a un malagueño casi cuatro euros por un café y unos siete euros por un mollete. Puedes verlo aquí: enlace al tweet.
Cada negocio puede establecer los precios que considere, ¿es problema del cliente que decide entrar y pagar? Probablemente sí. Sin embargo, lo que realmente llamó la atención no fue el precio, sino cómo el famoso mollete de Antequera se convirtió en viral. Mi intención no era criticar lo que se cobra, sino reflexionar sobre la conexión entre este detalle y lo que está sucediendo en Málaga.
Hace años, tengo que admitir que no lo noté a tiempo, la ciudad empezó a transformarse, especialmente en el centro. Me di cuenta de ello después de un largo periodo sin poder bajar a esa zona. Cuando volví, me encontré con una Málaga que ya no sentía como mía. No se trata solo de los precios; era evidente que ya no era bienvenido en mi propia ciudad. Si quería participar de ese nuevo entorno, tenía que aceptar un ‘decorado de cartón piedra’ que pretendía imitar una Málaga que, poco a poco, solo vivirá en nuestra memoria.
Lo más preocupante es que esta metamorfosis no se ha quedado en el centro. Está llegando a los barrios, o mejor dicho, ya está aquí.