El ex decano del Colegio de Abogados de Málaga, Manuel Camas, censura la petición del actual decano, Javier Lara, de hacer huelga durante el mes de agosto: “Pone en peligro la imagen de los abogados ante la sociedad”

"Las propuestas que ha hecho la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Málaga, llamando a la huelga, pidiendo al Consejo General que se suspenda la firma electrónica a los abogados para impedir trabajar incluso al que quiera, y ahora el insulto a los jueces, hacen daño a la abogacía, a la Justicia y al conjunto de la sociedad; a nadie benefician
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Es demencial que se llame a tomar decisiones irresponsables en estos momentos, como es incitar a una huelga; cuando escribo estas línea los fallecimientos siguen produciéndose por centenares a diario y los datos económicos publicados son espeluznantes, la realidad que nos espera en los próximos meses, durísima"

OPINIÓN. Tribuna abierta. Por Manuel Camas Jimena
Abogado. Ex decano del Colegio de Abogados de Málaga


08/05/20. Opinión. El ex decano del Colegio de Abogados, Manuel Camas, escribe en esta Tribuna abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la petición de huelga del actual decano del Colegio, Javier Lara: “Ya en los primeros días de la crisis el decano ordenó a los abogados que no acudiesen a las asistencias a los detenidos (se retractó...

...en 24 horas ante la advertencia judicial de poder estar cometiendo un delito). Ahora también requiere a la presidenta de la Audiencia Provincial, a los jueces decanos, al fiscal jefe, con poco estilo, actuaciones e información fuera de sus competencias y de las de éstos, sin ofrecer tan siquiera colaboración en la organización de esta dificilísima etapa que nos toca vivir para hacerla más fácil a profesionales y ciudadanos”.

Riesgo reputacional para la Abogacía

Leo con enorme preocupación que el Colegio de Abogados de Málaga insta al Consejo General de la Abogacía Española y al Consejo Andaluz a convocar huelga de los abogados el próximo mes de agosto, en protesta por haberse declarado hábil parte de dicho mes, lo que supone que los plazos no se interrumpen, podrán celebrarse juicios, vistas, etc.


Sigo leyendo y veo que Javier Lara, el decano, se enzarza en disputas con un juez que hace comentarios desafortunados a la noticia en la prensa y escribe <Quizás si los pseudojueces cumpliesen con su trabajo y rindiesen cuentas frente a alguien, la justicia no estaría colapsada.>

No es de recibo que, quien representa a una institución y no puede hablar a título personal, realice ese tipo de manifestaciones.

Sobre este asunto, las propuestas que ha hecho la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Málaga, llamando a la huelga, pidiendo al Consejo General que se suspenda la firma electrónica a los abogados para impedir trabajar incluso al que quiera, y ahora el insulto a los jueces, hacen daño a la abogacía, a la Justicia y al conjunto de la sociedad; a nadie benefician.

Vivo en un edificio donde residen bastantes médicos y enfermeros, hombres y mujeres, los he visto salir a diario con caras de cansancio a nuestros hospitales, me consta que padecen por el riesgo de contagio que suponen para sus familias, incluso más que por el suyo. El otro día al comprar el pan, di las gracias a la joven que me lo vendía, gracias por estar tras el mostrador en momentos tan difíciles le dije, y se echó a llorar: no sabe usted lo duro que es estar aquí y tengo hijos, me comentó.

Me parece que en estas condiciones los acuerdos de los que dirigen el Colegio de Abogados de Málaga son profundamente equivocados.

La abogacía por medio del Consejo General ha alegado contra la medida del Gobierno de habilitar parte del mes de agosto, con argumentos a mi juicio contundentes a la vez que medidos, exigiendo que el esfuerzo se haga por el conjunto de los que trabajan en justicia, porque si una parte de ellos toma las vacaciones en agosto, el esfuerzo del resto resultará baldío.

El Consejo General, con una talla bien distinta, hizo público un comunicado expresando su desacuerdo con esa medida, pero manifestando y reiterando <el compromiso de la Abogacía en la defensa de los intereses de la sociedad española en estos momentos tan difíciles derivados de la crisis del COVID-19, en los que las consecuencias económicas van a exigir redoblar los esfuerzos para conseguir la reactivación de la Administración de Justicia en el menor tiempo posible.>

Pero cualquier persona responsable sabe que, en una situación tan terrible como la que vivimos, es mucho más importante cumplir con lo preceptuado, sea acertado o no, que romper la disciplina; es demencial que se llame a tomar decisiones irresponsables en estos momentos, como es incitar a una huelga; cuando escribo estas línea los fallecimientos siguen produciéndose por centenares a diario y los datos económicos publicados son espeluznantes, la realidad que nos espera en los próximos meses, durísima.

La situación que vivimos ha hecho muy evidente lo obsoleta que es nuestra organización judicial, no dotada para el teletrabajo, que ha tenido que interrumpir incluso el uso de las herramientas informáticas que permitían presentar escritos a los Juzgados; pero la emergencia en la que estamos exige esfuerzos y decisiones  urgentes, aunque sean improvisadas, para intentar que esa vieja organización no descarrile por completo, porque si descarrila los efectos que producirá en nuestra economía y sobre la situación individual de empresas, trabajadores y los derechos de los ciudadanos, harán la situación todavía más grave. Las grandes reformas vendrán después.

Probablemente las medidas adoptadas no sean las mejores, suponiendo que haya algo que pueda ser bueno desde cualquier punto de vista, más aún en estas circunstancias, pero la reacción del Colegio de Abogados de Málaga es la peor que he visto en el conjunto de la sociedad española. Hartos de decir que la abogacía es un servicio esencial, nos proponen ir a la huelga en el momento de más necesidad y dolor para la sociedad española.

Los representantes del Colegio de Abogados de Málaga, su Junta de Gobierno al completo, han dado muestras de cortedad de miras, se comportan como si nada estuviese pasando. La sociedad no puede percibir, solo a base de titulares, los delicados matices y los problemas de nuestra profesión, las dificultades de la conciliación familiar, la desprotección social de muchos compañeros; al final nuestros conciudadanos sienten que discutimos por las vacaciones de agosto.

Ya en los primeros días de la crisis el decano ordenó a los abogados que no acudiesen a las asistencias a los detenidos (se retractó en 24 horas ante la advertencia judicial de poder estar cometiendo un delito). Ahora también requiere a la presidenta de la Audiencia Provincial, a los jueces decanos, al fiscal jefe, con poco estilo, actuaciones e información fuera de sus competencias y de las de éstos, sin ofrecer tan siquiera colaboración en la organización de esta dificilísima etapa que nos toca vivir para hacerla más fácil a profesionales y ciudadanos.

En definitiva, pone en peligro la imagen de los abogados ante la sociedad. Valgan estas líneas para decir que no somos así, que la abogacía sirve a la sociedad sirviendo a la justicia.

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