“De repente, algo que estaba previsto que ocurriese en el futuro ha empezado a suceder en el presente. China ha dejado de ser un elemento del mañana, un potencial peligro futuro para Occidente, ya es un factor de riesgo del presente”
OPINIÓN. Charlas con nadie
Por Manuel Camas. Abogado23/11/21. Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la lucha entre EEUU y China por ser la primera potencia mundial: “De lo que se entrevé en las crónicas se deduce que la confrontación es la forma de relacionarse entre ambas potencias y el límite a sus decisiones serán sus propios intereses y la...
...correlación de fuerzas de cada momento, lo que irá cambiando según los éxitos de uno y otro”.
Apocalipsis Now
En marzo de 2020 paramos el funcionamiento del mundo, lo paramos globalmente, los que únicamente no se detuvieron fueron los países más pobres, porque ni para eso tenían posibilidad.
¿Problemas del primer mundo? No, era un problema de todos, pero los que necesitan buscar su sustento diariamente para no pasar hambre no pueden confinarse para proteger su salud.
Paramos la máquina, al menos redujimos su marcha, sus revoluciones de manera sustancial. Después decidimos que volviese a funcionar e hicimos previsiones basadas en la rapidez de la recuperación.
Pero resulta que la máquina parada se ha desajustado y ahora los reajustes requieren de meses o años; los barcos y contenedores no estaban donde debían, la producción de materias primas o de la industria igualmente se había detenido, no hay stocks. La demanda vuelve a existir, pero la oferta y la logística tardarán en atenderla.
El capitalismo reacciona, como hay más demanda que posibilidad de atenderla la consecuencia es que suben los precios, pero esto a su vez produce más desajustes, habrá que subir salarios, lo que generará una segunda ola de inflación, esto nos dicen los mismos expertos que defendían que la inflación sería meramente coyuntural.
Al parecer será a mediados del 2022 cuando la máquina estará nuevamente engrasada y en pleno funcionamiento. Veremos.
Los desajustes coyunturales no son los únicos desajustes, de alguna forma la pandemia ha dejado a la vista o al menos ha hecho más visibles muchos de las cuestiones que suponen problemas a resolver, la necesidad de abordar decisiones difíciles que no obstante deben ser tomadas de forma inmediata. Coinciden todos los análisis en que los cambios se producen a gran velocidad, pero no una velocidad constante, sino acelerada, cada vez mayor.
De repente, algo que estaba previsto que ocurriese en el futuro ha empezado a suceder en el presente. China ha dejado de ser un elemento del mañana, un potencial peligro futuro para Occidente, ya es un factor de riesgo del presente.
Ante la preocupación creciente, Biden y Xi Jinping celebran una videoconferencia <para contener las tensiones>, según el titular del artículo publicado en El País del 16 de noviembre, firmado conjuntamente por las corresponsales del periódico en Asia y EE UU.
Nos cuentan que Biden, fue el primero en tomar la palabra y emplazó a Xi a asegurar que la competencia entre ambos países no derive en <un conflicto abierto> y le propuso establecer <barreras de sentido común>. El problema estriba, según mencionan ambas periodistas, en lo que cada Gobierno entiende por sentido común.
Xi, respecto de la cuestión de Taiwán advirtió de manera expresa que EE UU que <jugaba con fuego>.
De lo que se entrevé en las crónicas se deduce que la confrontación es la forma de relacionarse entre ambas potencias y el límite a sus decisiones serán sus propios intereses y la correlación de fuerzas de cada momento, lo que irá cambiando según los éxitos de uno y otro.
La tecnología puede desequilibrar decisivamente el transcurrir de esa confrontación, por lo que ambas potencias aceleran en ese ámbito, en el futuro inmediato va a ser más trascendente la inteligencia artificial, por ejemplo, que los misiles.
Curiosamente horas antes de la reunión entre los grandes mandatarios, IBM presenta un procesador cuántico cuya potencia ya no puede ser simulada por ordenadores convencionales. La capacidad de cálculo del nuevo ordenador de la empresa estadounidense duplica a la del chino Zuchongzhi, el más poderoso hasta esa fecha (El País del 15 de noviembre)
Sin embargo, el propio artículo añade:
<IBM y Google lideran la carrera por producir el primer ordenador cuántico de uso comercial, competición en la que también participan otras empresas como Microsoft o Intel. Eso en el plano empresarial, porque en el geopolítico el partido lo juegan EE UU y China con Europa como observadora. Siguiendo con esta lectura, EE UU se puede anotar un tanto, aunque tiene todas las papeletas de perder el encuentro. Las cifras son tozudas cuando hablamos de inversión en I+D. Y el desembolso de China no tiene rival: entre 2017 y 2020 aportó unos 10.000 millones de dólares a los programas de computación cuántica de sus centros de investigación. EE UU quiere dedicar 1.200 millones hasta 2023, mientras que la UE pondrá 1.000 millones hasta 2026.>
El ordenador cuántico anterior a este tenía la mitad de capacidad y no obstante había logrado resolver en unos tres minutos un problema de generación de números aleatorios en el que los superordenadores clásicos más potentes del planeta habrían invertido 600 millones de años.
Imaginemos estas máquinas al servicio de la inteligencia artificial y aprendiendo ellas mismas sobre los datos que reciben.
Según la web de Oracle, el principio fundamental de la inteligencia artificial (IA) es replicar, y luego superar, la forma en que los humanos perciben y reaccionan ante el mundo. Se está convirtiendo rápidamente en la piedra angular de la innovación. La IA, impulsada por varias formas de machine learning que reconocen patrones en los datos para permitir predicciones, proporciona una comprensión más completa de la abundancia de datos disponibles y automatiza tareas excesivamente complejas.
Para la Real Academia de la Lengua Española, apocalipsis significa el fin del mundo, pero también, en una segunda acepción, una situación catastrófica, ocasionada por agentes naturales o humanos, que evoca la imagen de destrucción total.
El mundo que conocemos está lleno de complejidades y riesgos, pero también de inmensas oportunidades que nos ofrecen la ciencia y la tecnología, esperemos que seamos capaces de gestionarlo para que el futuro inmediato sea mejor, a largo plazo sin duda lo será. Nuestro concepto de apocalipsis debe ser el del cambio, un cambio que mejorará de forma absolutamente sustancial lo actual: la salud, el trabajo, la alimentación, el ocio, el bienestar de todos.
La capacidad de innovación del ser humano, la de crear sistemas y máquinas que lo potencian a su vez, no parece tener límites, puestos al servicio del bien común nos permiten imaginar un mundo infinitamente más amable con todos. Cómo recorrer el camino hasta ese punto sin embargo está lleno de riesgos.
La película de Francis Ford Coppola, Apocalypse Now (1979), enfrenta el lado bueno y el lado oscuro del corazón humano. Su trasfondo trata sobre los procesos mentales y morales que se producen en personas sometidas a condiciones adversas, y cómo estas condiciones afectan de manera diferente a cada uno, en función de su personalidad, sus actos y su conciencia.
Otro día podemos hablar de los padecimientos mentales exacerbados por la pandemia, de los conflictos en las puertas: de Europa: Bielorrusia, Ucrania, Rusia, África, el Magreb, Turquía, Israel, Oriente Próximo, de nuestra crisis demográfica, del metaverso, del cambio climático; en definitiva, de las piedras y socavones del camino.
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