“Me fastidia seguir hablando del pasado cuando pocas veces el ser humano se ha encontrado con unas perspectivas de futuro como las actuales, que pueden cambiar tanto su modo de vida, la calidad de su vida, sus posibilidades”
OPINIÓN. Charlas con Nadie
Por Manuel Camas. Abogado09/01/24. Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el pasado y el futuro: “En democracia el ejercicio de la oposición es trascendente, debe destacar los errores y la mala gestión del que gobierna, pero hay una segunda parte tan o más importante, hacer propuestas que pongan en evidencia que se puede...
...hacer mejor y que ilusione a los ciudadanos a pensar en el cambio”.
Antes
Raramente decido el tema del artículo con antelación, pero estos días medio festivos surgió la anécdota en una conversación desenfadada sobre lo pesados que pueden llegar a ser lo vídeos familiares para los que no son directamente sus protagonistas, en el calor de la argumentación se dijo: y aún más los vídeos de antes, esos en los que se grababa sin fin. Contesté que no, que las películas de superocho, para mí esos son los vídeos de antes, la cinta tenía tan poca duración, escasos minutos, que sólo recogían pequeñas escenas, se grababan instantes; la respuesta que recibí fue contundente y simpática: ah, eso es antes de antes.
Así que me quedé con la frase, antes de antes, extrañamente no se me olvidó y me propuse que el artículo la utilizase para ir con nuestra charla a donde fuese.
El problema surge cuando me pongo a escribir y siento que empiezo el año en lo antiguo, con el antes, con el antes del antes, y con anterioridad al antes del antes ya debemos estar en el terreno de la historia reciente.
Estos días he tenido la sensación de que solamente se habla del pasado, las conversaciones sobre el pasado pueden durar toda la vida, o la vida de varios sucesivamente, siglos, que se lo digan a Felipe V, a los Decretos de Nueva Planta. Claro ahora llega otro Rey, también Felipe, el siguiente, el VI, tiene su gracia.
Las charlas sobre el pasado suelen ser bastante improductivas ya que tampoco en la valoración del pasado habitualmente nos ponemos de acuerdo. En esto me sale otra media sonrisa pensando en Felipe González, ahora santo civil de la derecha del váyase Sr. González, por no mencionar las cosas de Alfonso Guerra, qué gracioso.
Me fastidia seguir hablando del pasado cuando pocas veces el ser humano se ha encontrado con unas perspectivas de futuro como las actuales, que pueden cambiar tanto su modo de vida, la calidad de su vida, sus posibilidades.
En algún sitio leí que es curioso que nos estemos enfrentando a los grandes avances tecnológicos, que van a revolucionar la medicina, la salud, el trabajo, la energía, el agua, que pueden acabar con el hambre y la pobreza, incluso que pueden salvar el medioambiente y el planeta, solamente desde la perspectiva de la catástrofe y no pesando en lo muchísimo que puede hacer por todos nosotros, por ejemplo la inteligencia artificial.
Quizás hablamos del pasado porque realmente es lo que nos une, el pasado lo tenemos absolutamente en común, aunque cada uno tenga también uno suyo particular.
En política puede estar ocurriendo algo similar, lo único que tienen en común los partidos es el pasado, todos en el gobierno y en la oposición, unos recordando su papel con Rajoy o Zapatero, Aznar o González, en el antes del antes, me lo recuerda Nadie, Calvo Sotelo o Suárez.
En todo eso, guste a unos disguste a otros, Pedro Sánchez se lleva constantemente el gato al agua, avanza el debate de tal manera que deja muy viejas las respuestas de los demás, por ejemplo, ahora el PP a vueltas con el delito de sedición. En lenguaje de video juegos ya ha pasado esa pantalla, en lenguaje futbolístico, mientras el equipo contario discute una falta, el otro saca y avanza con el balón.
Los debates no son solamente antiguos, sino que suavemente podemos decir que son inoportunos, incompetentes, en las instituciones se discute sobre cuestiones que no son de su incumbencia, asuntos que no les corresponden, el Ayuntamiento de Madrid sobre el de Pamplona, los jueces sobre el poder legislativo, los parlamentos autonómicos sobre el Gobierno de Pedro Sánchez.
En democracia el ejercicio de la oposición es trascendente, debe destacar los errores y la mala gestión del que gobierna, pero hay una segunda parte tan o más importante, hacer propuestas que pongan en evidencia que se puede hacer mejor y que ilusione a los ciudadanos a pensar en el cambio, pero para lograr ese objetivo las propuestas deben ser tan serias como las que haría un gobierno, ni falaces ni improvisadas, pero me temo que se ha caído en la tentación de la improvisación, qué más da si no saldrá, deben decirse, la tentación de la irresponsabilidad del que no gobierna, el ruido vale más que el mensaje, pero aguantar años haciendo solo ruido se hará muy largo.
Cambiar la posibilidad de un debate serio, como el que debía ser el de la Ley de Amnistía, un debate que el país se merece, por el batiburrillo de nuevos delitos nada estudiados que plantea el PP, es un error de libro, como lo es pensar que la convivencia en Cataluña, por tanto, en España, se soluciona con el Código Penal.
Tengo la sensación de que la oposición lo confía todo al desgaste del gobierno por sus propios errores, no siente la necesidad de mostrar cuál es su alternativa, piensan que el poder degasta, pero ya es frase de manual que más desgasta la oposición.
Puede ver aquí anteriores artículos de Manuel Camas