El debilitamiento de las instituciones, la corrupción, la falta de respeto a los derechos de las minorías, la interferencia externa o la apatía ciudadana son otros de los peligros de la democracia

OPINIÓN. Charlas con Nadie

Por Manuel Camas
. Abogado

10/09/24.
Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los riesgos para las democracias: “Unido casi inseparablemente al populismo está la desinformación, o por seguir con los anglicismos las “Fake News”, las noticias falsas, se trata de manipular la opinión pública y así distorsionar los procesos electorales...

...al propiciar que los ciudadanos tomen decisiones basadas en información incorrecta”.

Riesgos y peligros para las democracias

Nadie y yo desayunamos el domingo charlando acerca de los riesgos y peligros que acechan a las democracias. Nadie decide introducir en la conversación a un tercero, la IA generativa de ChatGPT. La identificación de los riesgos es inmediata.


Comienza por el populismo, lo cierto es que no dejamos de hablar de él así que interesa definirlo: se trata de explotar el descontento social ofreciendo soluciones simples a problemas complejos. El Diccionario nos explica que la palabra tiene un sentido despectivo, añado que es despectivo respecto del que lo practica, lo que busca es atraer a la ciudadanía engañándola con simplezas, entre las simplezas las explicaciones conspiranoicas.

Antonio Muñoz Molina nos dice que el populismo cultural y el político se parecen en la medida que sus instigadores, en su gran mayoría, son privilegiados que “denuncian a voz en grito el dominio de las élites empeñadas en promover lo que en español ya también llamamos la <agenda woke>: las energías limpias, los derechos de las minorías, la justicia social.”

La ultraderecha se esfuerza en impregnar de aspectos despectivos a la palabra woke, la guerra cultural de las supuestas élites, porque ya se sabe, las élites son progresistas, una pandilla de rojos propugnando conductas en defensa del medio ambiente en Wall Street.

Concienciado, esa es la traducción propuesta por la RAE al extranjerismo woke (desperté). Recomiendo sobre el tema el artículo Qué es "woke" y por qué este término generó una batalla cultural y política en EE.UU. - BBC News Mundo. Según ese artículo, para algunos, ser "woke" es tener conciencia social y racial, y cuestionar los paradigmas y las normas opresoras impuestas históricamente por la sociedad, para otros describe a hipócritas que se creen moralmente superiores y quieren imponer sus ideas progresistas sobre el resto.


Últimamente uso mi particular prueba del algodón:

- Vale, estamos de acuerdo en que debemos luchar por la igualdad de género, ¿no?; si es así, cuál es tú alternativa para avanzar en ese sentido.

Cuando se interroga por la alternativa cunde el pánico, bien porque nuestro interlocutor bienintencionado no la tiene o no la conoce, bien porque aflora el reconocimiento de que está muy a gusto con el estatus quo.

La prueba del algodón no engaña, si quieren divertirse pregunten por la financiación autonómica:

- Vale estamos de acuerdo en que está mal el sistema ¿no? Cuál es tu propuesta para mejorarlo.

Resulta que es objetivo que el actual sistema perjudica a la Comunidad Valenciana, Murcia, Cataluña, Andalucía, Castilla La Mancha y Baleares; premia a Cantabria, La Rioja, Extremadura, Canarias y Castilla y León; en el medio de la tabla están Aragón, Madrid, Galicia y Asturias. (Carlos Asensio, El Economista 5/08/2023). Si unen los contentos a los neutrales ya tienen 9 de las 15 Comunidades Autónomas sin interés en cambiar el sistema.

Del País Vasco y Navarra no sé por qué no se habla, la Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales. La actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía, dice la Disposición Transitoria Primera de la Carta Magna, es decir, se contempla el cupo, pero no se define cómo se determinan sus cuantías, de eso también se puede y debe hablar, darle transparencia al método de cálculo y al resultado comparativo con el resto, porque la Constitución realmente preserva un modelo de gestión no una desigualdad en sus efectos finales.

Respecto de lo woke, ya lo señalaba Obama, hay que huir de las exageraciones, no hay más que ver el disparate de redactar textos con estrictas reglas de lenguaje de género, pero es adecuado el uso moderado, sustituyendo palabras por otros términos sin género (por ejemplo la abogacía en lugar de los abogados) o por llamadas de atención a la igualdad de manera no sistemática, (abogados y abogadas). Las exageraciones cunden en ambos extremos, basta tener una intervención pública donde se haga a lo largo de un discurso únicamente una aislada mención a abogados y abogadas para que una parte de las sillas se muevan incómodas. Esa mención, subrayo incluyo a mujeres y hombres, obliga a pensar en la igualdad, que llegue a molestar ese uso del lenguaje moderado es prueba de la estructura de poder machista que el propio lenguaje defiende y el machismo esconde una posición ideológica.

Unido casi inseparablemente al populismo está la desinformación, o por seguir con los anglicismos las “Fake News”, las noticias falsas, se trata de manipular la opinión pública y así distorsionar los procesos electorales al propiciar que los ciudadanos tomen decisiones basadas en información incorrecta.

Contra la desinformación ayudaría que existiesen medidas que promuevan la educación mediática en escuelas y mediante campañas publicitarias, también la regulación y la responsabilidad de las plataformas digitales que deben detectar, advertir o eliminar contenidos falsos o manipulados y que deben obligarse a la transparencia de sus algoritmos. Apoyar y fortalecer el periodismo de calidad, su independencia y también su responsabilidad mediante la absoluta transparencia de sus fuentes de financiación públicas y privadas es imprescindible.

El debilitamiento de las instituciones, la corrupción, la falta de respeto a los derechos de las minorías, la interferencia externa o la apatía ciudadana son otros de los peligros de la democracia, pero de eso seguiremos hablando que Nadie y yo nos extendemos en exceso.

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