No comparto la visión nacionalista ni suya ni la de nadie que lo sea, el nacionalismo excluye trabajar por el bien común más allá de las estrechas fronteras de los territorios

OPINIÓN. Charlas con Nadie

Por Manuel Camas
. Abogado

24/09/24.
Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el Nuevo Realismo: “Es fácil leer o escuchar críticas agresivas contra unos y otros, páginas enteras tratando sobre realidades inventadas a base de exagerar, pero difícilmente hallaremos un debate que establezca los hechos, las cuestiones a resolver y los distintos...

...métodos para hacerlo, después vendrá la gestión de la solución elegida, necesariamente resultado de un pacto dada la división existente”.

Nuevo Realismo

La cooperación de la Humanidad frente a la realidad, en el artículo anterior a este recogía mis disquisiciones con Nadie sobre textos de Markus Gabriel, pensador del Nuevo Realismo, y su enunciado de que necesitamos un concepto que capte algo que esté “entre”, más allá de dos posiciones contrapuestas.


Ponernos de acuerdo sobre los hechos no debería ser difícil, cómo abordarlos para poder alterar positivamente la realidad tendría que ser el terreno de la discusión política.

Pasé la semana imaginando hechos que son innegables salvo para los locos, término con el que Gabriel se refiere a la ultraderecha. El filósofo alemán pone como ejemplos el cambio climático, la existencia de distintos géneros, pero existen otros igualmente innegables: la disrupción que supone la inteligencia artificial, va a ser un punto y aparte, un salto brusco en el desarrollo humano; el envejecimiento de la población al menos en Europa; la inmigración, la desigualdad en el reparto de la riqueza, la pobreza o, por bajar a territorios más cercanos aún, la dificultas de establecer un sistema de financiación autonómico justo, el nacionalismo español y el de los pueblos de España, la sanidad, la educación, etc.


Siguiendo de manera tan laxa como corresponde a charlas imaginarias e improvisadas cada semana, me preguntaba dónde están los debates sobre estas realidades y lo cierto es que no los encuentro. Es fácil leer o escuchar críticas agresivas contra unos y otros, páginas enteras tratando sobre realidades inventadas a base de exagerar, pero difícilmente hallaremos un debate que establezca los hechos, las cuestiones a resolver y los distintos métodos para hacerlo, después vendrá la gestión de la solución elegida, necesariamente resultado de un pacto dada la división existente.

Entrevistaban en El País del domingo 22 de septiembre a Aitor Esteban, portavoz del Partido Nacionalista Vasco en el Congreso, en algo se alineaba con esa petición de debate sereno: Todos los debates son iguales, en todos se habla de todo, a mí me aburre. Yo pediría: uno, no tener prisa, que no acaba el mundo mañana por la mañana; dos, que se puede ser incisivo sin insultar; y tres, una democracia parlamentaria es muy importante para la sociedad y lo último que debemos hacer es echarle porquería encima.

A propósito de echar porquería manifiesta que cree que la política es el ámbito más transparente y que, sin embargo, en otros ámbitos no se pone foco, utiliza como ejemplos la prensa, aunque de ella ahora se habla, y añade que nadie lo hace respecto de sindicatos o del ámbito judicial.

Comparto su defensa de la actividad política y su visión de que vamos a conseguir crear una sensación de que es un pudridero cuando no lo es, y la de que así se espanta de la política a un montón de gente.

No comparto la visión nacionalista ni suya ni la de nadie que lo sea, el nacionalismo excluye trabajar por el bien común más allá de las estrechas fronteras de los territorios, por eso no comparto la afirmación de que la política es simplemente llegar a acuerdos, él mismo menciona la palabra chantaje, no es eso, pero a mi juicio no pueden buscarse solamente acuerdos mirando el beneficio de unos pocos, hace falta un compromiso positivo con el resto, estar en el Congreso de los Diputados barriendo solamente para casa y silbando y mirando al techo en todo lo que no se puede sacar particulares ventajas no me gusta, no me gusta la falta de generosidad hacia los otros, la generosidad es un motor imprescindible de la construcción y el cambio.

Preocupado por la Nueva Realidad compré dos libros, esta vez no en mi habitual librería Proteo sino en la Estación de Atocha, uno la Revista Política Exterior, el número dedicado a las reformas de Europa, el otro NEXUS, el nuevo bestseller del divulgador científico Hariri. También él se alinea con el Nuevo Realismo en la medida que lo permite la divulgación científica provocativa que representa: La información no es la materia prima de la verdad, escribe en la contra solapa, Nexus pretende explorar el esperanzador término medio entre extremos y, al hacerlo, redescubrir nuestra humanidad compartida, y así enlaza con Markus Gabriel, el Nuevo Realismo cambia la visión, es la cooperación de la humanidad frente a la realidad.

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