“Lo que se hace atenta contra el Tratado de libre comercio suscrito por Estados Unidos, México y Canadá, (T-MEC) un tratado suscrito por Donald Trump en su anterior mandato”
OPINIÓN. Charlas con Nadie
Por Manuel Camas. Abogado04/02/25. Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los pactos rotos por Trump: “Dicen que en marzo le toca a la Unión Europea, vamos entendiendo mejor qué significa America First, todos peor, incluidos los americanos que en estos días se han lanzado a comprar televisores antes de que suban de precio,...
...como lo harán los automóviles y la gasolina. Las fábricas de automóviles americanas instaladas en México, en la confianza del tratado de libre comercio firmado por su propio país, están en estado de shock”.
Pacta sunt servanda
Pues así, de repente, el presidente que han elegido los ciudadanos de los Estados Unidos ha decidido que todos nos empobrezcamos. Aranceles por doquier: México, Canadá, China y anuncio de que después les tocará a los aprovechados de los europeos. Guerra comercial a la vista, incertidumbres, movimientos en los cambios de moneda, inversiones tiradas a la papelera en negocios que ya no lo serán, empobrecimiento.
Lo que se hace atenta contra el Tratado de libre comercio suscrito por Estados Unidos, México y Canadá, (T-MEC) un tratado suscrito por Donald Trump en su anterior mandato, lo firmó el 29 de enero de 2020 y entró en vigor el 1 de julio de ese mismo año. Unos acuerdos que liberaban más el comercio entre los tres países y que sustituía al anterior (NAFTA) rubricado en los años noventa.
Las respuestas no se harán esperar, también mexicanos, canadienses, chinos subirán sus aranceles; Trump ya advirtió que si había respuesta a la patada que les ha dado subiría aún más. ¿Quién da más?
Cuando los pactos no se cumplen nada funciona, pacta sunt servanda, imaginan un partido de fútbol sin reglas, pues en eso se está convirtiendo el comercio mundial, el comercio es un instrumento de paz y prosperidad, si no funciona lo que viene detrás mejor ni pensarlo.
Dicen que en marzo le toca a la Unión Europea, vamos entendiendo mejor qué significa America First, todos peor, incluidos los americanos que en estos días se han lanzado a comprar televisores antes de que suban de precio, como lo harán los automóviles y la gasolina. Las fábricas de automóviles americanas instaladas en México, en la confianza del tratado de libre comercio firmado por su propio país, están en estado de shock, conmocionadas, esto no se arregla sin mucho dinero y lo que es peor, tiempo.
Lo cierto es que los votos de los estadounidenses nos han llevado a una situación que de manera muy evidente pone fin a 80 años de paz y prosperidad, imperfectas, sí, pero en los que la Humanidad ha mejorado indudablemente. Los equilibrios saltan por los aires, serán sustituidos nadie sabe por qué, desde luego es difícil pensar que aumente la prosperidad cuando las economías dejarán de colaborar y competir para pasar a ponerse trabas, esperemos no afecte a la paz.
A nosotros, los españoles, los europeos, no nos queda otra que profundizar en la propia Unión, aumentar su comercio interior, expresarse con una sola voz en el exterior. La Unión Europea lamentó este domingo la decisión de los Estados Unidos de imponer aranceles a Canadá, México y China, prometió responder con "firmeza" si sus productos también se ven afectados por medidas arbitrarias de la administración del presidente Donald Trump.
Destaca el diario Expansión que la relación comercial y de inversión de la UE con Estados Unidos es "la más grande del mundo” y que “hay mucho en juego". En conjunto, representan casi el 30% del comercio mundial de bienes y servicios y el 43% del PIB mundial. En 2023, el comercio transatlántico de bienes y servicios fue superior a 1,5 billones de euros, según datos de la Comisión Europea. Unos 10 millones de personas a ambos lados del Atlántico trabajan en filiales extranjeras de empresas de los EEUU y la UE, lo que supone una cifra superior a la población de la ciudad de Nueva York o de Austria. Pongan un 25% a todo eso, únicamente puede salir del bolsillo de los consumidores.
Lo cierto es que para Nadie y para mí, después del aldabonazo Trump del sábado, la lectura de la prensa en lo que se refiere a noticias políticas nacionales, qué decir de las judiciales, me deja la misma desalentadora sensación que la que me produce leer un periódico atrasado.
Qué ridículas parecen ahora las cuitas de la política nacional, las vueltas sobre el decreto ómnibus y otras cosas que debían ser fáciles de resolver hasta en la barra del bar del Congreso tomando agua con gas o sin gas, pues nada, fuegos de artificio.
Fernando Vallespín, bajo el título La gran desconexión entre los partidos y el futuro, lo describe magistralmente en El País del pasado domingo: “Quienes tenemos un ojo puesto en la política internacional y otro en la nacional no paramos de bizquear; no hay manera de evitar el estrabismo derivado de su falta de acople. Por un lado, un inquietante mundo en plena disrupción en el que todas las certidumbres anteriores parecen desvanecerse a una velocidad alarmante; por otro, politics as usual, como si habitáramos una isla ajena al temporal.” Llega a la conclusión de que “el porvenir y los retos que plantea no pueden esperar a que las grandes formaciones se pongan de acuerdo en algo.”
Nadie me pide destacar de ese artículo que estamos entrando en una nueva era tecnológica que romperá de modo drástico con la organización del sistema productivo, exigirá algo próximo a una revolución de los sistemas de enseñanza, sanitario y de la misma gestión burocrática del Estado. Son cuestiones que se discuten en nuestro espacio público, claro está, pero como si fuera algo ajeno a nuestra política.
Lo discutimos cada día en la barra del bar, pero al parecer no son asuntos de enjundia para llevarlos el Parlamento Europeo o el Congreso de los Diputados. Luego vendrán las prisas que ya se sabe que son malas consejeras
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