“Mucha de la infraestructura montada alrededor de los museos lo hace sobre los débiles cimientos de las compras de obras a la baja, sueldos irrisorios y abuso de los contratistas de transporte, de seguridad de traslados, de rotación de personal contratado y algunas otras estratagemas”

OPINIÓN. Mascarón de proa
Por Carlos Hernández Pezzi. Arquitecto


08/02/19. Opinión. El arquitecto Carlos Hernández Pezzi reflexiona en su  nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la precaria situación del ‘arte’ en Málaga y da un repaso a la miseria imperante. “Para evitar reprimendas y represalias, el presente texto casi carece de nombres propios, pues es bien sabido, - por el talante de los gestores, de algunos medios de...

...comunicación, o de intoxicación política, junto con los bien-pensantes acreditados de la ciudad -, que cualquier crítica se castiga con el ostracismo de los artistas, que se encuentran en una situación de sumisión obligada, las más de las veces, para oponerse o impedir abusos ante la estructura monolítica del caciquismo ‘local’”.

El arte en precario en Málaga

PESE a la propaganda de los últimos años, cuánto más se expande la imagen de Málaga como ciudad de ‘museos’, más se difumina la imagen de Málaga como ciudad de ‘artistas’. Como colectivo de ‘artistas en precario’, los jóvenes creadores tienen muy difícil denunciar que Málaga es un modelo de oligopolio patriarcal especialmente perverso. Alto y claro: No es nuestro modelo.

LA
ciudad turística, en pleno adanismo, evoca la imagen de Picasso como si fuera nueva, difundiendo la de los artistas invitados mucho más que apoyando la de los propios, ignorando la historia local de las bellas artes, desde el siglo XIX, después de la revista Litoral y, luego, en la transición democrática, impulsada por entes civiles y colectivos locales.


POR
el "malagueñismo" dominante no está bien visto criticar la experiencia reciente, basada en la mercadotecnia despótica del capitalismo artístico (AQUÍ). Por este motivo, para evitar reprimendas y represalias, el presente texto casi carece de nombres propios, pues es bien sabido, - por el talante de los gestores, de algunos medios de comunicación, o de intoxicación política, junto con los bien-pensantes acreditados de la ciudad -, que cualquier crítica se castiga con el ostracismo de los artistas, que se encuentran en una situación de sumisión obligada, las más de las veces, para oponerse o impedir abusos ante la estructura monolítica del caciquismo "local". La censura parece "capitalismo chino", de "estado"; ya que lo "público" controla los negocios sin limitación alguna. A la explotación (y brecha salarial de las artistas), se suma la de comisarios, vigilantes de sala, gestores culturales y simples trabajadores temporales. Mucha de la infraestructura montada alrededor de los museos lo hace sobre los débiles cimientos de las compras de obras a la baja, sueldos irrisorios y abuso de los contratistas de transporte, de seguridad de traslados, de rotación de personal contratado y algunas otras estratagemas. Circunstancias no declaradas más que confidencialmente por los afectados, porque pueden perder su precario empleo, o los encargos en el sector.

MÁLAGA
está tan orgullosa de su gestión mercantil del arte, que avala al equipo de gobierno del PP elección tras elección, ocultando el modelo económico sobre el que se sustenta, el del turismo "cultural". Con el apoyo del C´s, la glorificación del turismo de museos de peaje, estimula la hipocresía ignorante y atrevida de unos pocos recién llegados a comer del arte. Los rankings internacionales adulan a los agentes públicos y sus beneficiarios privados más cercanos, con la excusa de la atracción turística de la ciudad. Desde 2003, cuando se inauguran el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) y el Museo Picasso  de Málaga, empeñada en convertir el centro en un parque temático sobrevenido de la peatonalización de la calle Marqués de Larios.


LAS
características de la eclosión museística de Málaga están muy basadas en la pirámide de poder cuyo vértice y padrino es el alcalde y la jerarquía mayoritariamente masculina de gerentes y directores, que tiene unas facultades omnímodas para hacer y deshacer programas y exposiciones, así como un ilimitado aval presupuestario, a los que tanto ha contribuido la larga e incontestada mayoría absoluta del PP. Sólo algunas galerías de arte sobreviven a la expansión incontrolada de museos, erigidos y generosamente subvencionados con dinero público. Dos directoras de Museos, Lourdes Moreno (Museo Carmen Thyssen y María Morente (Museo Arqueológico y de Bellas Artes de Málaga) junto con gestoras de nivel medio, en la cadena de mando de los casi 40 centros, son la excepción. Los periodistas especializados acceden a los datos anuales de visitantes para extraer los desfases entre las expectativas de cada centro y la propaganda del intangible lema de la "marca ciudad". Pero apenas unas pocas cifras (AQUÍ), difíciles de actualizar y verificar, dan cuenta de la desigual dimensión del gasto en los museos públicos municipales, - por encima de los 10 M € -, frente a los ridículos números que ilustran la insignificante proporción de galerías privadas, apoyo a becas, certámenes, colectivos de artistas y talleres locales, o comercios ligados a la inexistente "industria cultural". El mercado se centra en las ventas en tiendas de museos, concesionarias de las franquicias originales.

MÁS
complejo es averiguar las tasas de retorno económico interno, de los equipamientos, habitualmente tan infladas como las de la feria, la semana santa, se justifican por el ayuntamiento en sus holgadas inversiones, ya que éste trabaja para la "cultura de escaparate" de Málaga, para las grandes corporaciones tecnológicas y para el capitalismo artístico, en función de sus intereses particulares. Algunas ciudades con pretensiones de inteligencia, como Santander y Málaga, apoyan sin ambages  el filón de los bancos, fundaciones y museos de renombre, dispuestos a poner en valor sus fondos. Como futura réplica, el Estatuto del Artista, de finales de 2018, bajará el IVA a los servicios prestados por autores y creadores a productores y empresarios, del 21% al 10%, reducirá un 4% la retención del IRPF a los rendimientos del capital mobiliario procedentes de la propiedad intelectual cuando el contribuyente no sea el autor, incluirá a los artistas en la Seguridad Social en períodos de inactividad, y protegerá a las trabajadoras culturales embarazadas o en periodo de lactancia, contemplando las demandas de mayor eco del mundo de la cultura.


LA
creciente endogamia localista, hace inútil preguntar cuánto y cómo ganamos del dinero que invertimos: La clase dirigente del arte malagueño basa su prepotencia en el secreto, elevados sueldos de directivos y en su altísimo poder sin auditar, ni controlar por parte del municipio, no importan las tasas de impacto de las inversiones en términos sociales y reales, ni sus efectos urbanos. Mención aparte merecen los gestores culturales "bien-pagados-pluriempleados" que serían incompatibles en cualquier empresa privada; aquí están a salvo y protegidos por una Corporación clientelar: un mínimo escrutinio democrático y económico acabaría con los privilegios otorgados por el alcalde, la falta de mecenazgo adecuado y el expolio de los protagonistas, los jóvenes  precarios.

LA
explotación de los artistas y su entorno, multiplica los beneficios y ventas de los artistas consagrados y sus obras, exposiciones o intervenciones internacionales. Los museos AQUÍ, convertidos en correa de transmisión de los flujos turísticos y del capital financiero, son la cara mediática de la moneda. La otra cara es la precariedad en la que viven los artistas y galeristas locales. Aunque se les halague y se les cedan algunos espacios residuales, la precariedad es la nota característica del modelo del arte emergente malagueño, especialmente en las más precarias de los precarios: las mujeres.

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