“Malimu ya impartía clases a todos los niños de la comunidad debajo de un árbol cuando María Cerezo y yo llegamos a la aldea. Llevaba haciéndolo años. Más tarde se unió al proyecto Paniely Tutunyo. Hasta hace un año y medio no hemos podido desde Enjipai, darles un pequeño sueldo por la labor que hacen. Ellos son nuestro Peter Tabichi, ganador del Global Teacher Prize”

OPINIÓN. Caleidoscopio
Por Laura Martínez Segorbe. Cofundadora de la Asociación Enjipai para mejorar las condiciones de vida de los masai de Mfereji, Tanzania

29/03/19. Opinión. La cooperante internacional Laura Martínez, en esta nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, habla sobre la educación que reciben los niños y niñas masái. Martínez se refiere a sus vivencias en ‘su’ aldea de Mfereji, en Tanzania. Describe habitualmente la realidad del pueblo masái. Un pueblo que conoce...

...muy bien gracias a que es coofundadora de la Asociación Enjipai AQUÍ (en su perfil en Facebook, AQUÍ), en la que trabaja desde el año 2012 con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los masái, en la referida aldea de Mfereji, al norte de Tanzania.

En Mfereji no tenemos un Peter Tabichi. Tenemos dos

EL proyecto Enjipai se inició en 2012 con el objetivo de garantizar el acceso a una escuela de calidad a todas los niños de una zona remota del norte de Tanzania, que son masái. Sus familias, son las más desfavorecidas del norte de Tanzania. Por ser indígenas, están marginados y no tienen acceso a ningún servicio público del país. La tasa de escolarización es muy baja, por mucha estadística que publiquen los organismos. Esto es así en la educación primaria, mientras que en la secundaria, baja aún mucho más. Es por eso, que existe una pequeña escuela llamada “Nashipai” donde los niños estudian una educación básica impartida por profesores masái, sin salir de su entorno y manteniendo sus tradiciones. Desde su propia cultura es desde donde se está fomentando todos los demás aspectos importantes de la vida. Si no respetas tu propia cultura y la defiendes, llegas a un punto feo, como el de nuestro país. Ellos viven en su medio, en armonía con la naturaleza y un clima hostil desde hace siglos, a pesar de las expulsiones de sus tierras y las invasiones de sociedades diferentes. Allí siguen, en plena sabana africana, con su cultura y tradiciones por bandera (que tan de moda están).


CADA
vez son más niños y ahora sí, especifico, también niñas, los que terminan la educación primaria. Actualmente, de los niños que empezaron sus estudios en Nashipai, treinta y siete están matriculados en los colegios públicos. Aún así, no lo tienen fácil, porque hay que darles ayuda y sufragar sus gastos. Ahora ya no se sienten desubicados, porque forman parte de un colectivo: el de la educación. El estar fuera de su entorno les pasa factura muchas veces. Pero ahora acceden a la escuela pública conociendo los idiomas oficiales del país y se manejan muy bien. Aún así, los fines de semana, están locos por regresar a sus bomas y pasar un rato con los suyos y entre el ganado. Incluso vuelven con algunos amigos que han hecho en la escuela pública, para enseñarles de dónde vienen y cómo viven. Orgullosos.


LOS padres tienen mucho que ver en todo este proceso, porque están siendo un pilar fundamental al permitir que los niños asistan al colegio. Sería mucho mejor para todos que se quedaran en la comunidad a ayudar porque allí nadie tiene una vida fácil. Sin embargo, están contribuyendo, por ejemplo, a retrasar los embarazos, los matrimonios y también, aunque en menor medida, eliminar la ablación. Las niñas siempre en el ojo del huracán. Namwuru podía estar ya casada y con hijos, con tan solo 13 años, como algunas de sus amigas. Sin embargo, esta niña risueña, trabajadora e inteligente, tiene unas notas magníficas y guarda sus exámenes como paño en oro, y los muestra orgullosa. Quiere ser enfermera. Detrás de ella, su familia masái y también, su familia española. De los 66 niños que actualmente asisten a la escuela Nashipai, Namwuru fue una de ellas y ha superado los exámenes para acceder a la educación secundaria. Detrás de estos niños, 66 familias españolas. Dispuestas a financiar la educación que el gobierno no les facilita. Su generosidad es la base de este programa y la voluntad de los masái el alma mater. Dicen que la voluntad mueve montañas… Y yo cada vez, lo creo más.


EN la aldea ahora, la educación es una realidad factible y en unos años se verá cómo este aspecto contribuye a la mejora de la comunidad. No podemos dejar de lado, la labor de los profesores que enseñan en la escuela. Desde que se construyó contamos con Malimu. Él es masái. Él es oro. Trabaja con tesón, día a día, de forma voluntaria, por enseñar a estos pequeños. Él está cualificado de forma autodidacta y es sensible a los valores, ritmos y formas de vida de estos niños, porque él es uno más. Además, está Paniely, que acabó sus estudios secundarios gracias a la ayuda de una familia masái que vivía en Monduli (un pueblo cercano), que se hizo cargo de él al fallecer su madre. Mientras muchos miran a las agendas internacionales, otros, como estos profesores, son los que están redefiniendo de forma voluntaria las "políticas" educativas, sin excusas, con trabajo y con pocos medios. Nunca le faltan las ganas. Nunca ponen excusas. Tienen un desafío importante por delante y se sienten profundamente orgullosos de los logros que están consiguiendo. Son un ejemplo de constancia, de acción transformadora. Todos juntos, encaminados hacia un espacio más igualitario, justo y educado.


MALIMU ya impartía clases a todos los niños de la comunidad debajo de un árbol cuando María Cerezo y yo llegamos a la aldea. Llevaba haciéndolo años. Más tarde se unió al proyecto Paniely Tutunyo. Hasta hace un año y medio no hemos podido desde Enjipai, darles un pequeño sueldo por la labor que hacen. Ellos son nuestro Peter Tabichi, ganador del Global Teacher Prize, al que le harán entrega de un millón de dólares y que él, ya ha declarado, lo entregará a la comunidad. Un profesor franciscano keniata que dona el 95% de su sueldo a los alumnos, que son muy pobres (la mayoría huérfanos y con problemas de drogas, de embarazos y de suicidios). Una escuela sin recursos a la que asisten estos niños de forma voluntaria recorriendo entre 5 y 10 kilómetros diarios, solo por asistir a sus clases.

NUESTRO Malimu y Paniely son, sin duda, Tabichi. Y más. Eso sí, todos con un mismo pensamiento y sentir: estos pequeños van a ser médicos, ingenieros, empresarios. Sólo hay un camino y lo vamos a lograr. Al escuchar a Namwuru, una de las niñas de la aldea, decir que sueña con ser enfermera. Pero que no lo sueña cuando duerme, sino cuando está despierta. Dice que está feliz porque cada vez tiene más conocimiento y siente que su sueño cada vez está más cerca. La verdad es que solo dice cosas bonitas aún teniendo un gran peso sobre sus espaldas que no le corresponde.


ES un honor estar formando parte de este proceso de cambio y de la pequeña gran familia llamada Enjipai que se ayuda sin entender de razas, color, sexo ni banderas. Somos una familia que crece y los niños son la semilla. Unos regamos y otros florecen. Y así, todos vivimos felices y en paz. Suena utópico e incluso infantil, pero es una realidad. Unos cimientos firmes colocados entre todos que poco a poco llegaron a ser Nashipai. Con tan sólo tres mil euros allí nos presentamos para empezar a construir la escuela. Las piedras de los cimientos de la escuela son las que recogimos con nuestras propias manos del río. Y así, poquito a poquito... hasta hoy.

LOS demás, que sigan ciegos y sordos, mientras nosotros y muchos como nosotros, crecemos y crecemos y nos esforzamos porque todos tengamos un mundo mejor e igualitario.

PUEDE leer aquí anteriores entregas de Laura Martínez:
-29/03/19 En Mfereji no tenemos un Peter Tabichi. Tenemos dos.
-15/03/19 Unidad didáctica: La sabana (para niños y adultos, para adultos niños y para curiosos)
-01/03/19 La mujer es un árbol de magnolias
-15/02/19 El sonajero
-01/02/19 Conservar la belleza
-18/01/19 Málaga-Estambul-Nairobi-Arusha
-03/01/19 Los poetas del firmamento y algunos desapegos
-21/12/18 La Navidad de cada día
-07/12/18 Es posible vivir en armonía
-23/11/18 El niño de los ojos de almendra
-09/11.18 Emwa Sidai. Colores Bonitos
-26/10/18 Una escuela en alguna parte…
-15/10/18 Jurisprudencia
-28/09/18 Lucha de Gigantes
-14/09/18 Caleidoscopio