“Su memoria es fascinante. Saben que tener memoria es muy importante. A nosotros parece ser que se nos ha olvidado lo que es tener memoria y su importancia. No sólo es una cuestión de destreza e inteligencia, que también. Es todo lo que conlleva el tener memoria, sobre todo, el agradecimiento. Es, sobre todo, cuestión de justicia”
OPINIÓN. Caleidoscopio. Por Laura Martínez Segorbe
Cofundadora de la Asociación Enjipai para mejorar las condiciones de vida de los masái de la aldea de Mfereji, Tanzania
11/10/19. Opinión. La cooperante internacional Laura Martínez, en esta nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, nos habla de algunos animales de África. “Las manadas las forman hembras, sólo hembras, y las crías (de ambos sexos). Van juntas desde su nacimiento hasta su muerte. Son solidarias. Son sensibles. Son...
...muy delicadas. Y tienen un carácter muy fuerte, sobre todo si se sienten amenazadas o sienten que las crías corren peligro”.
Cazador blanco, corazón negro
Jamás había visto ninguno, fuera del circo o del zoológico.
Son tan majestuosos, tan indestructibles…
Forman parte de la tierra.
Nos hacen sentir como seres perversos de otro planeta, sin ninguna dignidad.
Nos hacen creer en Dios, en el milagro de la creación.
Son fantásticos. Forman parte de un mundo que ya no existe.
Vienen de un tiempo inalcanzable.
Este fragmento forma parte del guión de “Cazador blanco, corazón negro” dirigida por Clint Eastwood. La película narra las aventuras previas al rodaje de otra gran película, “La reina de África”. Este fragmento lo pronuncia Pete, un prometedor escritor (que encarna al escritor que escribió la novela homónima, Peter Viertel) la primera vez que ve a un elefante con sus propios ojos.
Los masái viven entre y con ellos, al igual que con los demás animales que habitan en las extensas llanuras de Tanzania. Son, según los últimos estudios, arquitectos del ecosistema, arquitectos realmente sostenibles y ecológicos. Este paquidermo, el elefante, ya fue mencionado por el historiador griego Herodoto, designándolo “elephas” que significa “marfil". Plinio también escribió sobre ellos. Decía que entienden el lenguaje de su tierra, tienen memoria, disfrutan en el amor y son bondadosos, prudentes y justos.
Es el mayor mamífero terrestre y su estructura social es compleja y única. Además, son realmente feministas. Las manadas las forman hembras, sólo hembras, y las crías (de ambos sexos). Van juntas desde su nacimiento hasta su muerte. Son solidarias. Son sensibles. Son muy delicadas. Y tienen un carácter muy fuerte, sobre todo si se sienten amenazadas o sienten que las crías corren peligro.
Su memoria es fascinante. Saben que tener memoria es muy importante. A nosotros parece ser que se nos ha olvidado lo que es tener memoria y su importancia. No sólo es una cuestión de destreza e inteligencia, que también. Es todo lo que conlleva el tener memoria, sobre todo, el agradecimiento. Es, sobre todo, cuestión de justicia.
En estos tiempos que corren, nosotros, los humanos, seguimos siendo soberbios e imprudentes, tanto que parece que hemos inventado el mundo nosotros. Es preciosa la historia del hombre que susurraba a los elefantes, Lawrence Anthony. Les dedicó gran parte de su vida. Tan llamativa es su memoria y más aún su agradecimiento, que cuando falleció, una treintena de elefantes apareció en su casa con las trompas caídas, para despedirse de él. A la inversa, también su comportamiento es llamativo. Más vale no hacerles daño ni humillarlos, porque tomarán represalias. Si Lawrence hubiese sido un cazador furtivo, seguramente hubiesen ido a destrozar su casa después de su fallecimiento.
Una vez más, los animales nos demuestran que debemos aprender de ellos. Es por esto, entre otras muchas cosas, que Francisco Franco, sin venir al caso pero muy de actualidad (aunque parezca mentira) debe estar donde le corresponde. En los infiernos. Pero no hay manada de elefantes que haga justicia, sino es por un puñado de votos, por un pasar a los anales de la historia. A la historia no se pasa, la historia se hace. Y en esto, los elefantes, son un buen ejemplo.
A mí que tanto me gustan los animales. Yo, que tanto amo África y sus gentes, y muy especialmente a los masái, cuando no me encuentro, porque me siento rodeada de injusticia y muy desconcertada, cierro los ojos e intento imaginar a esos elefantes que se han paseado tantas veces delante de mí, siguiendo el ritmo de la vida y de la historia. Cierro los ojos y, creo en el milagro de la creación e incluso, a veces, en Dios.
Puede leer aquí anteriores entregas de Laura Martínez:
-21/06/19 Ciclo vital
-07/06/19 I believe in me. That is enough
-24/05/19 El pastor
-10/05/19 Agua
-11/04/19 Debemos ser honestos
-29/03/19 En Mfereji no tenemos un Peter Tabichi. Tenemos dos.
-15/03/19 Unidad didáctica: La sabana (para niños y adultos, para adultos niños y para curiosos)
-01/03/19 La mujer es un árbol de magnolias
-15/02/19 El sonajero
-01/02/19 Conservar la belleza
-18/01/19 Málaga-Estambul-Nairobi-Arusha
-03/01/19 Los poetas del firmamento y algunos desapegos
-21/12/18 La Navidad de cada día
-07/12/18 Es posible vivir en armonía
-23/11/18 El niño de los ojos de almendra
-09/11.18 Emwa Sidai. Colores Bonitos
-26/10/18 Una escuela en alguna parte…
-15/10/18 Jurisprudencia
-28/09/18 Lucha de Gigantes
-14/09/18 Caleidoscopio