“Aquí en Málaga el alcalde sigue con una visión anacrónica de la movilidad, ya que, en la práctica, lo que propone es construir una autovía soterrada que siga invitando y promoviendo el uso del coche particular”

OPINIÓN. Contra viento y marea. Por Eduardo Zorrilla
Concejal Portavoz del Grupo Municipal de IU y Podemos


16/12/20. 
Opinión. Eduardo Zorrilla, concejal de IU en el Ayuntamiento de Málaga, escribe en su columna en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la intención de Francisco de la Torre de construir ‘el eje litoral’: “Su idea consiste en construir un túnel soterrado de 2.5 kilómetros de longitud que atraviese todo el centro de la ciudad, a través del Paseo de Los Curas y Muelle...

...Heredia, con un coste de 365 millones de euros y, como no, encomendándolo a la gestión público-privada, es decir, sirviendo en bandeja un enorme negocio en suelo público para beneficio de un promotor privado. Y, como siempre, con un coste extraordinario para las arcas públicas”.

El faraón De la Torre

En la etapa final de su ciclo político, el alcalde Francisco de la Torre se asemeja cada día más a un faraón del antiguo Egipto. No sólo se resiste a poner fin a su dilatada vida electoral, que comenzó en la Dictadura franquista, como vocal de Urbanismo del Ayuntamiento primero, y como presidente de la Diputación después, sino que parece empeñado en dejar para la posteridad su impronta en la ciudad en forma de grandes obras “faraónicas”.


Además de su obsesión de rellenar con rascacielos cualquier hueco que quede libre en el mapa de la ciudad, regalando siempre nuestros mejores suelos para pelotazos urbanísticos (Repsol, Martiricos, La Térmica, Muelle de Levante y Muelle de Heredia, Estación de autobuses, etc), ahora insiste en su megalómana idea de construir una verdadera autovía soterrada que atraviese el centro de la ciudad, a la que llama “el eje litoral”.

Su idea consiste en construir un túnel soterrado de 2.5 kilómetros de longitud que atraviese todo el centro de la ciudad, a través del Paseo de Los Curas y Muelle Heredia, con un coste de 365 millones de euros y, como no, encomendándolo a la gestión público-privada, es decir, sirviendo en bandeja un enorme negocio en suelo público para beneficio de un promotor privado. Y, como siempre, con un coste extraordinario para las arcas públicas.

Además de su desorbitado e inasumible coste, llama la atención que, de nuevo, se trata de un proyecto completamente ajeno a las necesidades de la ciudad, y que va en la dirección diametralmente contraria a las medidas que se están implementando para el impulso de la movilidad sostenible en todas las ciudades europeas que quieren ganar los retos que nos plantea el cambio climático y el siglo XXI. Aquí en Málaga, sin embargo, el alcalde sigue con una visión anacrónica de la movilidad, ya que, en la práctica, lo que propone es construir una autovía soterrada que siga invitando y promoviendo el uso del coche particular.

Pero además, De la Torre parece no querer darse cuenta que, hoy por hoy, y en adelante cada vez más, la prioridad de las ciudades de todo el mundo, y sobre todo de las costeras como la nuestra, consiste en planificar las grandes actuaciones urbanísticas que habrá que llevar a cabo para mitigar los efectos del cambio climático. Cada vez más expertos, en todo el mundo, de distintas disciplinas (Geografía, Biología, Ciencias Ambientales, Urbanismo, etc.) constituyen grupos de estudio y trabajo y elaboran informes en los que nos alertan de los efectos devastadores del irreversible cambio climático, así como de las necesarias transformaciones urbanas que habrá que ejecutar para cumplir con los criterios de sostenibilidad, y para reducir, en la medida de lo posible dichos efectos.

Ajeno a todo ello, el faraón De la Torre, sólo mira al futuro para pensar qué grandes obras llevará a cabo para que la huella de su paso por la alcaldía quede indeleble para la posteridad. Pero lo más terrible es que sólo es capaz de pensar en ellas con una visión trasnochada, propia de su época, y a costa de esquilmar los recursos públicos, detrayéndolos de la atención a las necesidades reales de la ciudadanía.


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