El concepto de gobierno abierto se fundamenta en la transparencia, y la colaboración y participación ciudadanas, y otorga un papel relevante a las vecinas y vecinos en la toma de decisiones y la gobernanza de la ciudad”

OPINIÓN. Contra viento y marea. Por Eduardo Zorrilla
Concejal Portavoz del Grupo Municipal de IU y Podemos


10/02/21. 
Opinión. Eduardo Zorrilla, concejal de IU en el Ayuntamiento de Málaga, escribe en su columna en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los planes de gobierno del Ayuntamiento: “Resulta cuanto menos sarcástico que De la Torre presuma de gobierno abierto cuando en Málaga no existe, desde hace muchos años, una participación ciudadana real. Todo lo...

...contrario, una de las notas más características de su gestión es la negativa sistemática y reiterada a permitir a la ciudadanía decidir sobre los grandes temas de la ciudad, tal y como hacen muchísimas ciudades en Europa y también en España”.

De la Torre en el país de las maravillas

Hace unos días Francisco de la Torre presentó sendos documentos de propuestas estratégicas para la ciudad dotadas con más de cuatro millones de euros: Plan de Gobierno Abierto 2021-2023 y al Plan de Acción Exterior 2021-23 para la ciudad de Málaga.


De la lectura de ambos planes, pareciera que, parafraseando el título de la obra maestra del genial Lewis Carroll, De la Torre vive en el país de las maravillas, en una ciudad de fantasía, fruto bien de su delirante imaginación y narcisismo, o bien de una descarada hipocresía, y ajena completamente a la realidad de Málaga.

El Plan de Gobierno Abierto 2021-2023 comienza con un apartado primero, titulado “¿Por qué un Plan de Gobierno Abierto para la Ciudad de Málaga?”, en el que nos encontramos, de entrada, con un sorprendente epígrafe dedicado a hacer una lectura triunfalista y autocomplaciente de la trayectoria en materia de gobierno abierto del Ayuntamiento de Málaga en los últimos años, en lugar de una necesaria autocrítica y propósitos para el avance.

He aquí alguna de las perlas, literales, contenidas en dicha exposición:

“También cabe destacar como fortaleza el máximo compromiso político y personal del Alcalde, como máximo responsable municipal, con el Gobierno Abierto”.

“Apostamos por nuevas formas de tomar decisiones, mediante soluciones innovadoras y desde la inteligencia colectiva”.

El concepto de gobierno abierto se fundamenta en la transparencia, y la colaboración y participación ciudadanas, y otorga un papel relevante a las vecinas y vecinos en la toma de decisiones y la gobernanza de la ciudad.


Resulta cuanto menos sarcástico que De la Torre presuma de gobierno abierto cuando en Málaga no existe, desde hace muchos años, una participación ciudadana real. Todo lo contrario, una de las notas más características de su gestión es la negativa sistemática y reiterada a permitir a la ciudadanía decidir sobre los grandes temas de la ciudad, tal y como hacen muchísimas ciudades en Europa y también en España. Los ejemplos de ello son muchos, por citar sólo algunos de los más destacados:

El Pleno aprobó una consulta ciudadana sobre el destino de los antiguos terrenos de Repsol, donde De la Torre, desde que quedaron libres de sus peligrosas instalaciones, mantiene el empeño de promover la edificación de grandes torres, frente a la reclamación histórica reclamación vecinal de dejarlos libres y destinarlos a un gran Bosque Urbano y gran pulmón verde para la ciudad de Málaga. Así lo preveía el Plan General de Ordenación Urbana anterior y así lo pedían decenas de colectivos ciudadanos respaldadas por miles de firmas ciudadanas. Y, lo que es más grave, el Pleno de la ciudad de Málaga, con el voto unánime de todos los grupos, incluido el del PP, aprobó la realización de esa consulta ciudadana que luego De la Torre incumplió vergonzosamente.

Hace unos meses, también se negó De la Torre a realizar una consulta popular, reclamada por los grupos de la oposición y miles ciudadanas y de personalidades de la vida cultural y profesional malagueña, sobre la posibilidad de dejar sin edificar el suelo de los antiguos cines Astoria y Victoria en la Plaza de la Merced, para conservar y mostrar los interesantes restos arqueológicos hallados en su subsuelo datados en las épocas romana, musulmana y cristianas coetáneas y posteriores a la toma ciudad.

Y más recientemente, De la Torre negó la propuesta de la Plataforma Defendamos Nuestro Horizonte, también respaldada por decenas de colectivos y entidades ciudadanas y miles de firmas vecinales, que los grupos municipales del PSOE y de la coalición de Podemos e IU llevamos al Pleno, para que no se construya un horrible rascacielos en el morro de Levante del puerto que destruiría nuestro paisaje para varias generaciones.

Por no hablar de cuando el Ayuntamiento realizó un “simulacro” de consulta telemática sobre las opciones para la semi peatonalización de la Alameda, y acabó realizando justo la contraria (peatonalizar los laterales y dejar el centro para el tráfico) a la que votaron mayoritariamente las personas participantes en dicha consulta (peatonalizar el espacio central de la Alameda). Hoy se da la paradoja que, contra la concepción de gran paseo de la ciudad con la que se construyó en su día, los coches discurren bajo el agradable espacio arbolado y las personas lo hacemos por los laterales despoblados. Pero claro, esta solución permite que las amplias aceras de suelo público ganadas en los laterales puedan ser progresivamente ocupadas por las terrazas de los establecimientos.

Presume de gobierno abierto e impone coactivamente las zonas azules de aparcamientos a los barrios trabajadores de la ciudad, contra la oposición unánime de sus residentes, y la mayoritaria de comerciantes y hosteleros, sin permitir tampoco que se consulte a sus vecinos al respecto.

Por lo demás, se niega a poner en marcha unos presupuestos participativos para decidir las prioridades públicas de inversión municipal, tal y como hacen desde hace años numerosas ciudades en España y en todo el mundo. Y ha convertido los consejos de distrito, en teoría órganos municipales de participación vecinal, en una pantomima donde, en la mayoría de los casos, el/la edil de turno realiza un monólogo de exposición de autobombo y escucha luego a las cada vez menos colectivos presentes, pero sin permitirles decidir nada.

En cuanto al Plan de Acción Exterior, la nota característica es, también, el deseo de proyectar una imagen de Málaga como ciudad impulsora de los objetivos de desarrollo sostenible, para hacer en realidad todo lo contrario.

Nuevamente, todo se queda en la intención propagandística de De la Torre que, sin una apuesta real por las cuestiones principales que afectan a la sostenibilidad urbana, actúa desde su gobierno municipal en función de los intereses cortoplacistas al dictado de grupos de intereses privados.

Aprueba una ordenanza restrictiva y enemiga de la movilidad ciclista.

Retrasa, primero, e incumple después la implantación de las Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS) que protegerían el derecho al descanso de las vecinas y vecinos de numerosos barrios hostigados por el ruido y la concentración excesiva de establecimientos de noche.

Y continúa aumentando la presión urbanística sobre el litoral sin atender a las necesidades de la emergencia climática, tal y como ha certificado incluso el OMAU, que ha alertado también sobre la falta de regulación de actividades que generan una fuerte huella contaminante en las zonas residenciales, como el auge descontrolado de los apartamentos turísticos.

Lo dicho, De la Torre en el país de las maravillas,…o del cinismo y la burda mentira.

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