“En los meses de diciembre de diferentes años tuvieron lugar los hundimientos en la costa de Málaga de la fragata alemana Gneisenau en 1900 y del submarino republicano C-3 en 1936

OPINIÓN. Viejos periódicos. Por Julio Fernández-Sanguino
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales

12/02/20. 
Opinión. Julio Fernández-Sanguino, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, realiza una nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com en la que habla sobre los hundimientos de la fragata alemana Gneisenau y del submarino republicano C-3: “Estos españoles (los tripulantes del C-3), como otros muchos con motivo de la Guerra Civil, siguen en el olvido, al igual que...

...los malagueños que ayudaron en los rescates del Gneisenau. En cambio, los náufragos de la fragata alemana enterrados en el Cementerio Inglés de Málaga siguen en el recuerdo de todos gracias a conferencias, cortometrajes, homenajes, artículos, libros, etc.”.

Gneisenau vs. C-3

En los meses de diciembre de diferentes años tuvieron lugar los hundimientos en la costa de Málaga de la fragata alemana Gneisenau en 1900 y del submarino republicano C-3 en 1936. Estos sucesos nos proyectan un claro ejemplo de lo que puede ser nuestra historia actual.


El Gneisenau era una fragata alemana de adiestramiento con unos 466 tripulantes que en el invierno de 1900 realizaba prácticas de tiro en el mar de Alborán y que atracó en el puerto de Málaga para recoger al cónsul germano con destino a una misión diplomática en el norte de África. Ante la inminente llegada de un fuerte temporal de levante, se recomendó que atracase en el interior del puerto, petición que fue ignorada por el capitán del buque. Durante la mañana del 16 de diciembre el tiempo empeoró progresivamente y, tras unos problemas técnicos, el barco terminó chocando contra el espigón del puerto y se hundió, falleciendo cuarenta y una personas.

La prensa mundial se hizo eco del suceso, elogiando la actitud valerosa y desinteresada del pueblo malagueño que participó en los salvamentos, con el reconocimiento del Gobierno alemán, que hizo un importante donativo al Hospital Noble donde se atendió a la tripulación del barco, y no olvidando esta gesta, pues años más tarde donó a Málaga el puente de Santo Domingo con motivo de la riada que asoló a la ciudad en 1907.


El 3 de enero de 1901 la Reina Regente, en nombre de su hijo Alfonso XIII, hizo el reconocimiento oficial mediante un Decreto en el que se precisaba: “Vengo en conceder a la ciudad de Málaga el título de Muy Hospitalaria a que tan honrosamente se ha hecho acreedora rivalizando todas sus clases, Corporaciones y Ayuntamientos en el salvamento de los náufragos de la Fragata de Guerra Alemana Gneisenau, acreditando una vez más las altas dotes de abnegación y valor y caridad que distinguen a tan noble pueblo”.

La prensa de entonces difundió numerosas informaciones del naufragio, con detalles que siguen presentes sobre el salvamento de los tripulantes alemanes, el entierro del comandante y los marineros alemanes, el restablecimiento en hospitales y casas particulares de los heridos alemanes, la ayuda que se prestó en tierra a la tripulación alemana y el reembarco de los supervivientes en el vapor Andalucía rumbo a Alemania.

En cambio, no he podido ver detalles similares acerca de los malagueños que participaron en los salvamentos, así como recompensas o algún monumento en reconocimiento a los verdaderos héroes de este suceso, como sucede con el existente para los náufragos alemanes de la fragata en el Cementerio Inglés de Málaga, lugar en el que hay dos tumbas para el capitán y el ingeniero jefe del buque, junto a un mausoleo de bronce y granito en el que yacen los 39 marinos alemanes que perdieron la vida en el naufragio, cuyos nombres aparecen junto a un trozo de madera del barco.

Puede haberlos, pero no los he encontrado, salvo la felicitación señalada que, como es habitual en nuestro país, va más dirigida a las autoridades, que no se mojaron, que a los que dieron su vida por salvar la de otros desinteresadamente. No es de extrañar, pues en textos actuales, algunos de amplia difusión, se aprecian frases que añaden incertidumbre a este asunto, como que “también se dice que fallecieron una docena de malagueños, al acudir en auxilio de los tripulantes, aunque este dato no ha podido contrastarse con certeza”, que “algunos rumores no confirmados de forma oficial llegaron a indicar que doce malagueños perdieron la vida en las labores de ayuda” o que “en el incidente murieron 41 personas entre tripulación y malagueños (de los cuales fallecieron 12)”.

Por otro lado, la costa malacitana fue escenario del naufragio de dos submarinos del Gobierno de la II República, denominados C5 y C3. Este último fue torpedeado por el submarino alemán U34 el 12 de diciembre de 1936, falleciendo 34 o 37 marinos. El submarino se hundió a tan solo 3,8 millas de la costa y la explosión se oyó en Málaga, al igual que se vio la columna de humo, con testigos en la zona de El Limonar que lo pudieron corroborar años más tarde. Solo tres hombres sobrevivieron, estando varias horas a la deriva hasta que un pesquero los recogió y trasladó al puerto de Málaga, ya que en aquella ocasión no se realizaron con los españoles del C3 la generosidad y esfuerzos mostrados con los alemanes del Gneisenau.


El submarino hundido por los nazis en Málaga en su ayuda a Franco permanece sumergido a 68 metros de profundidad, cayendo en el olvido hasta que en 1996 fue hallado por el tesón de un abogado malagueño, que sigue luchando para reflotarlo con un coste que se estimó en unos 600.000 euros; pero no hay fondos ni apoyos institucionales para sacar al submarino de la oscuridad; en cambio, la luz navideña de Málaga, que costaba 1.346.422 euros, se ha incrementado este año con otros 265.999 euros.

El descubrimiento del C3 hizo que se crease en 2002 una Asociación de Familiares de las Víctimas con sede en Cartagena, de donde procedía la mayoría de los fallecidos en el ataque del submarino nazi, con la intención de recuperar los cuerpos, darles sepultura y reflotar el pecio. Los familiares de los marineros quieren recuperar los restos, porque durante la Guerra Civil y posteriormente “no eran muertos, sino ausentes”.

Estos españoles, como otros muchos con motivo de la Guerra Civil, siguen en el olvido, al igual que los malagueños que ayudaron en los rescates del Gneisenau. En cambio, los náufragos de la fragata alemana enterrados en el Cementerio Inglés de Málaga siguen en el recuerdo de todos gracias a conferencias, cortometrajes, homenajes, artículos, libros, etc. etc.

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