“El primer objetivo de la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga era fomentar la agricultura en todas sus ramas y promover el comercio y la navegación”
OPINIÓN. Viejos periódicos. Por Julio Fernández-Sanguino
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales06/04/21. Opinión. Julio Fernández-Sanguino, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, escribe una nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la creación en Málaga de la Sociedad Económica Amigos del País: “En noviembre de 1788 un grupo de destacados productores, comerciantes y navieros solicitaron a Carlos IV que se aprobase la fundación de una Sociedad Económica...
...de Amigos del País en Málaga. Estas personas estaban vinculadas con el Consulado y con el Montepío, y algunas de ellas tuvieron un destacado protagonismo en las tres instituciones”.
Del Montepío a la Económica en Málaga (siglo XVIII)
La Sociedad Económica Amigos del País de Málaga fue promovida por ilustres malagueños en noviembre de 1788. Al fallecer Carlos III en diciembre de ese año, contó con el consentimiento real del recién subido al trono Carlos IV al año siguiente y sus estatutos se aprobaron 1790.
Por otro lado, José de Gálvez falleció en 1787 por lo que no se le puede vincular con la Sociedad Económica de Málaga, aunque en ese año el marqués de Sonora figuraba como director en la Sociedad de Vélez-Málaga creada cuatro años antes. Ahora bien, el político de Macharaviaya dedicaría una especial atención a su tierra tras realizar sus cometidos en América, con actuaciones que se pueden considerar como antecedentes de la sociedad conocida coloquialmente en Málaga como la Económica.
En primer lugar, se puede citar al Real Montepío de Cosecheros del Obispado de Málaga, terminología que hace referencia a la actual provincia, que fue creado a instancia de los hermanos José y Miguel de Gálvez por Real Cédula de 11 de enero de 1776. En muestra de gratitud, el Ayuntamiento de Málaga acordó ese mismo año grabar y acuñar una medalla, que se conserva en el Museo del Prado. En su catalogación se precisa que contiene el busto de Carlos III y en el reverso una alegoría de la ciudad de Málaga, que aparece sentada y apoyada en un escudo con sus armas ante unas ramas de olivo, una higuera, un almendro y una vid, así como diversos utensilios de labranza a sus pies. La alegoría entrega una ayuda a un trabajador arrodillado y con una azada en la mano, mientras que da la espalda a otro que está en actitud holgada. En la lejanía, un campo de olivos y el mar con varios navíos.
La Gaceta de Madrid y el Mercurio histórico y político de aquellos años nos pueden ilustrar acerca de este asunto. En la primera junta general del Montepío de Socorro para los Cosecheros del Obispado de Málaga celebrada en enero 1777 y en las de los siguientes años se acordaron las exposiciones para optar a los premios que se concedían. Los temas eran muy variados y trataron sobre la mejora de las viñas, los medios para ampliar la extracción de frutos, una mejor conservación de higos y pasas, la mejora de la producción de almendros y olivos o la lucha contra el piojuelo y la hormiguilla de las higueras.
Entre otras propuestas para optar a los premios del Montepío, destacan los estudios sobre qué fábricas podrían establecerse con motivo de haberse habilitado nuevamente el puerto de Málaga para el comercio con América. Esta medida afectó a varias ciudades españolas y había sido tomada en febrero de 1778 siendo José de Gálvez el secretario de Estado del Despacho Universal de Indias, cargo que se puede asimilar al de ministro en la terminología actual.
El nuevo entorno económico precisaría que en 1785 se erigiese en Málaga un Consulado Marítimo y Terrestre al no tener la ciudad un Consulado de Comercio. Sus miembros debían contar con un considerable patrimonio para la época, estando reservado a hacendados, comerciantes, mercaderes, dueños de fábricas y propietarios de embarcaciones que pudieran navegar por Europa y América.
Los consulados se dedicarían al fomento de la agricultura y de las fábricas, así como a extender la navegación a todos los dominios reales. Deberían contar con el auxilio de las Sociedades Económicas para el cumplimiento de sus fines, por lo que en noviembre de 1788 un grupo de destacados productores, comerciantes y navieros solicitaron a Carlos IV que se aprobase la fundación de una Sociedad Económica de Amigos del País en Málaga. Estas personas estaban vinculadas con el Consulado y con el Montepío, y algunas de ellas tuvieron un destacado protagonismo en las tres instituciones, como, por ejemplo, el conde de Villalcázar de Sirga, uno de los solicitantes de la Sociedad que igualmente había redactado las ordenanzas del Consulado y participado en las exposiciones del Montepío, obteniendo en 1783 una medalla de plata de 5 onzas por tener un crecido número de pinos reales de dos hojas.
La Sociedad Económica tuvo como primer director al obispo de Málaga Manuel Ferrer y asumiría las funciones propias de dichos organismos. Los premios del Montepío señalados eran más propios de las Sociedades Económicas, por lo que se estima que con su creación el Montepío de Socorro para los Cosecheros del Obispado de Málaga, término oficial que indica claramente los objetivos de la entidad, se pudo centrar en su primordial finalidad financiera, que llevaría a que fuese conocido como el Banco del tres por ciento en referencia a la ayuda que prestaba tan bajo interés.
Además de la coincidencia de objetivos y de personas en las tres instituciones mencionadas, hay que añadir el de sus sedes a lo largo del tiempo. En la actualidad, se puede observar en el edificio de la Plaza de la Constitución el rótulo de la Sociedad Económica Amigos del País de Málaga donde está situada y una referencia a la del Montepío en 1776. Asimismo, el edificio es conocido como el del Consulado al haber estado igualmente allí ubicado dicho organismo.
El primer objetivo de la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga era fomentar la agricultura en todas sus ramas y promover el comercio y la navegación, recogiendo igualmente en sus estatutos el pensamiento señalado por Campomanes en 1774 en su “Discurso sobre el fomento de la industria popular”. Al margen de idealismos ilustrados, las finalidades por aquellos años en Málaga eran primordialmente económicas y los contextos señalados hicieron que la Económica se crease con posterioridad a la de Vélez-Málaga, que llevaría en su título el de Sociedad Patriótica y que se fundó en 1783 bajo la protección de la Matritense. Como precisa Montoro Fernández, entre sus socios había una considerable mayoría eclesiásticos y de militares, lo que indicaría una prevalencia de los objetivos sociales.
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