"Con motivo de la guerra contra los franceses, desde 1808 hasta 1814 se consiguió uno de los periodos más densos y fructíferos del periodismo español al surgir en todo el país numerosas publicaciones"

OPINIÓN. Viejos periódicos. Por Julio Fernández-Sanguino
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales

15/03/22. Opinión. Julio Fernández-Sanguino, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, escribe una nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre algunos negocios en la Málaga de principios del siglo XIX: “La calle de Granada era una de las más concurridas por entonces y frente a las rejas de la cárcel se despachaban los periódicos en la casa-tienda de Isidro Martínez, uno de...

...los impresores y libreros de la ciudad junto con Luis de Carreras. En aquella calle estuvieron igualmente ubicados un almacén de loza inglesa y el negocio como platero y diamantista de Antonio Martén, con una destacada joyería”.

Negocios en Málaga en los años 1808-1814

Con motivo de la guerra contra los franceses, desde 1808 hasta 1814 se consiguió uno de los periodos más densos y fructíferos del periodismo español al surgir en todo el país numerosas publicaciones. Aunque la mayoría de aquellos periódicos se convertirían en un instrumento más de la guerra, en La prensa editada en Málaga durante la Guerra de la Independencia (Fundación Unicaja, Málaga, 2017) se han analizado, al margen de las cuestiones bélicas y políticas, diversas informaciones que nos ilustran acerca de cuestiones relacionadas con la vida cotidiana de aquellos años, destacándose las siguientes referencias entre las reseñas recogidas en el libro.


La calle de Granada era una de las más concurridas por entonces y frente a las rejas de la cárcel se despachaban los periódicos en la casa-tienda de Isidro Martínez, uno de los impresores y libreros de la ciudad junto con Luis de Carreras. En aquella calle estuvieron igualmente ubicados un almacén de loza inglesa y el negocio como platero y diamantista de Antonio Martén, con una destacada joyería al igual que el Tirador de Oro en la calle de la Compañía.

Asimismo, destacan los anuncios relacionados con paños, mantelerías y toallas, con establecimientos ubicados en la calle Nueva y en la de Carnicerías. Otras informaciones hacían referencia a diversos negocios en Málaga, como las relativas a las aguas antiescorbúticas que se vendían en la calle de Santa Lucía junto a los Santos Mártires, el despacho de arroz en el almacén de Juan de Medina en la plazuela de Arriola, la fábrica de almidón situada en la calle de la Trinidad o de confiterías, como la de Francisco Geraldo frente de los Santos Mártires, que anunciaba la venta de sus productos a los precios habituales debido a la bajada que habían experimentado los azúcares que venían desde las colonias en abundancia tras suprimirse los bloqueos navales que habían sido impuestos por los ingleses con anterioridad a su alianza con España en la lucha contra de Napoleón.


Con motivo de los movimientos de personas y militares generados por la guerra, se abrirían varias fondas en la ciudad. Se ha podido precisar la apertura de dos de ellas en julio y septiembre de 1808, destacándose, entre las informaciones recogidas, la relativa a la fonda del Puerto, situada en el paseo del Muelle y que estaba a cargo de Juan Lafor, que sería traspasada a Juan Ferrer y en la que se hacían todo tipo de bebidas y sorbetes, así como de platos cocinados por un famoso repostero napolitano procedente de Lisboa.

En 1808 estaban abiertos diversos cafés en la ciudad, como el de la Fama situado frente al de la Corona, en el que se hacían y vendían helados. Otras informaciones posteriores aportan datos complementarios sobre los establecimientos existentes en aquella época, destacándose el procedimiento formulado en 1813 contra el periódico Minerva Constitucional en el que se citaba a cuatro cafés que podían frecuentar los redactores de dicha publicación para difundir ideas constitucionalistas, proceso incomprensible si se tiene en cuenta que estaba en vigor la Constitución de 1812.

Los periódicos harían referencia igualmente a las medidas que se empezaron a tomar para intentar contentar a los sufridos españoles, ya que con su esfuerzo sustentaban una guerra que empezaba a ser larga y con unos costes para los que se señalaban como excesivos e incalculables. Algunas de aquellas disposiciones animaron a la clientela de tabernas y cafés, como la bajada de los derechos del consumo del vino desde primeros de marzo de 1809 o la disminución de los precios del tabaco el 2 de septiembre siguiente.

Del mismo modo, los periódicos incluyeron algunos otros anuncios de actividades profesionales y de negocios diversos. Se puede citar la instalación en Málaga en marzo de 1809 de la Compañía de Seguros Anglo-Maltesa, habiendo sido nombrado Turnbull y Comp. como agente; de una Escuela Militar para jóvenes menores de 16 años, de un pintor italiano, de una tienda de limpiar botas o de una nueva barbería.

Estas informaciones nos ilustran acerca de esos profesionales y de sus domicilios, como la relativa al facultativo dentista alemán Matías Lufer, que vivía en la Posada de Illescas en la calle de las Camas. Asimismo, algunas reseñas ofrecen referencias a otras ubicaciones de interés, como la de Diego de Martos al traspasar una tienda en la calle de dos Haceras, esquina a la del Refino, al precisarse que estaba frente al cuartel de caballería.

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