"Otros apelan a un cambio, real aunque sea realmente feudal o que funcione, cuando solo han sido la grasa que lubrificaba otro motor, el de los que ahora quieren avanzar, pero que solo lo han hecho con las alturas de los edificios"

OPINIÓN. Viejos periódicos. Por Julio Fernández-Sanguino
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales

15/06/22. Opinión. Julio Fernández-Sanguino, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, escribe una nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las elecciones y la economía: “En cambio, los productos comprados en el súper, menos uno, tenían procesos diversos relacionados con su creación, elaboración y distribución en los que habían tenido que intervenir numerosas personas...

...que, con sus salarios o beneficios empresariales, mantienen nuestra economía”.

Caramelos de menta para las próximas elecciones

Al salir del metro, camino de una cita con el dentista, pasé al lado de una farmacia y me animé a comprar unas conocidas y publicitadas pastillas para chupar sabor a limón, como pone en la caja, tanto por deferencia hacia la odontóloga, como por un ligero picor debido a la alergia primaveral que el bueno del tiempo se empeña que se sigua esparciendo, ya que, en ocasiones, me habían aliviado la garganta.


Pagué casi diez euros por la caja, sacando una pastilla para saborearla camino de la consulta y poder matar el tiempo hasta que se acabase.

De vuelta casa, recordé que me habían encargado que comprara algunas cosas, así que entré en un conocido supermercado cercano, ejercitando la memoria mientras cogía el correspondiente carrito.

Tras deambular por el súper, compré cuatro filetes de pechuga de pollo para hacer a la plancha, que era el objetivo principal de la compra; medio kilo de fresas, dos botellas de agua mineral, un brik de leche, una botella pequeña de salmorejo y una piña pelada al natural, encerrada en un recipiente por su lejana procedencia y que fue lo más caro de la compra, incrementada con quince céntimos por una bolsa de plástico para llevar los productos que había ido calculando para que el peso fuese llevadero.

Al pagar, veo que el importe fue un poquito más de diez euros.

Cuando llegué a casa, comenté que las pastillas para la garganta valían prácticamente igual que la compra que había llevado, lo que dio pie a que me señalasen que no tenía sentido que no me tomase un caramelo de menta como se había hecho siempre.


Al profundizar en este tema, pues el terral dificultaba cualquier otra cosa más importante que hacer, vimos que las pastillas para chupar sabor a limón, aunque señalaban una dirección en España, hacían alusión a una sociedad con un nombre larguísimo e ininteligible, estando ligadas a un solo proceso productivo en otro país de la UE.

En cambio, los productos comprados en el súper, menos uno, tenían procesos diversos relacionados con su creación, elaboración y distribución en los que habían tenido que intervenir numerosas personas que, con sus salarios o beneficios empresariales, mantienen nuestra economía.

En esa reflexión, me acordé del puesto del tío Pepito en mi pueblo en el que adquiríamos los chuches, así que bajé al chino de debajo de mi casa y por un euro me dieron un montón de caramelos de menta como los de siempre.

Al comentar la diferencia de precio nos acordamos que, unos días antes del confinamiento, recorrimos las tres farmacias del barrio para comprar gel desinfectante. No solo no había, sino que nos señalaron dos o tres semanas para poder servir el producto, previa anotación en una libreta parecida a las cartillas de racionamiento.

Seguidamente, fuimos a otro chino, denominado coloquialmente bazar por tener numerosas cosas, y pudimos adquirir un bote de gel desinfectante. Nos sorprendió que hubiera existencias y a un precio de la tercera parte del que nos habían señalado en las farmacias. Recelosos, miramos con lupa su composición y vimos que los ingredientes eran los adecuados; pero lo que más nos llamó la atención, y nos impresionó gratamente, fue que en el gel figurase una empresa química en Torremolinos.

Es necesario recordar estas cosas, y otras muchas que parece se van olvidando, especialmente con vistas a las próximas elecciones en los que unos piden el voto para ganar, es obvio; otros apelan a un cambio, real aunque sea realmente feudal o que funcione, cuando solo han sido la grasa que lubrificaba otro motor, el de los que ahora quieren avanzar, pero que solo lo han hecho con las alturas de los edificios.

Como no puedo votar en estas próximas elecciones, tomé un caramelo de menta para tener la sensación de aire fresco.

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