"Conviene recordar que la defensa de la legalidad republicana dio lugar al compromiso del mayor número de escritores conocidos para luchar en una causa común, siendo el arma más utilizada la poesía"

OPINIÓN. Viejos periódicos. Por Julio Fernández-Sanguino
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales

13/09/22. Opinión. Julio Fernández-Sanguino, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, escribe una nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com una recopilación de versos sobre los éxodos de Málaga y Talavera, donde “El avance de las tropas africanistas generó el éxodo de miles de personas, al igual que en Málaga posteriormente con la entrada el 7 de febrero de 1937 de las tropas fascistas italianas,...

...en una guerra desigual en la que algunos siguen manteniendo que fue entre hermanos”.

Éxodos en la Guerra Civil: Talavera, septiembre de 1936, y Málaga, febrero de 1937

El 3 de septiembre de 1936 Talavera del Tajo, como era conocida Talavera de la Reina al inicio de la Guerra Civil, cayó en manos de las fuerzas sublevadas de Yagüe. El avance de las tropas africanistas generó el éxodo de miles de personas, al igual que en Málaga posteriormente con la entrada el 7 de febrero de 1937 de las tropas fascistas italianas, en una guerra desigual en la que algunos siguen manteniendo que fue entre hermanos.


Estos sucesos inspiraron sentidos versos de poetas que reflejaron el horror que se estaba viviendo en aquellas ciudades. Conviene recordar que la defensa de la legalidad republicana dio lugar al compromiso del mayor número de escritores conocidos para luchar en una causa común, siendo el arma más utilizada la poesía. De los numerosos textos sobre la contienda, se destacan los siguientes por su relación con los sucesos de Talavera y Málaga.


El melillense Gabriel Baldrich recuerda en “Siete de noviembre” la estampida de los republicanos talaveranos camino de Madrid, recogiendo la sensación de dolor y temor que les invadía:

¡Talavera!¡Maqueda!¡Ciempozuelos!
barro y sangre por todos los caminos;
¡lágrimas! ¡Lágrimas en los ojos obreros
Sitiados por disparos  y por gritos!
Junkers… Tanques… Cañones… ¡Más cañones!
¡Los moros! ¡Los del Tercio! ¡Extranjeros!
Edificios que se mueren de pronto
y miedosos que se escapan corriendo.

Talavera tenía una especial importancia estratégica, por lo que se movilizaron fuerzas leales a la República para tratar de parar la acometida golpista. El malagueño Emilio Prados dedicó un poema “Al Batallón Thaelmann y a Modesto Guilloto su comandante”:

abajo está Talavera,
que la amenazan los moros…
¡En pie, mi batallón Thaelmann,
al ataque; hay que cercarla;
que sea nuestra roja estrella
la que liberte Madrid
y clavada como espuela
en los flancos del fascismo
lo haga huir de nuestras tierras!

Emilio Prados veía la necesidad de contener el avance de las tropas sublevadas hacia Madrid, expresando posteriormente sus temores en “Ciudad sitiada”. Asimismo, su paisano Manuel Altolaguirre clamaba “Alerta los madrileños”, poema que lo firmó con el seudónimo de Manuel Bolín en octubre de 1936, escribiendo, tras tener que abandonar Málaga, su situación en “Delante de la muerte (Madrid, 1937)”. Otros malagueños se sumaron igualmente a resaltar en sus poemas la heroica defensa de la ciudad, como José Moreno Villa en “Madrid, frente de lucha” y Pedro Luis de Gálvez en “El 7 de noviembre”.


Por otro lado, el poeta talaverano Rafael Morales, uno de los afiliados más jóvenes de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, en uno de los poemas que escribió sobre la guerra alabaría a “Francisco Villobres” y exaltaba el ataque a un ferrocarril malagueño, que no debía pasar porque no lo quiere el pueblo, señalando:

Lleno de fascistas viene,
negro por fuera y por dentro.

Eladio Martínez Montoya, afincado en Talavera y movilizado como soldado del Tercer Batallón de Etapa, ante el cariz que iba tomando la contienda compuso “¡Españoles, ¡a las armas!” para mostrar la realidad de aquella desigual guerra, recordando seguidamente la tragedia malagueña:

¡Españoles, ¡a las armas!

¡Ya no es civil nuestra guerra!
Ya no son hermanos nuestros,
nacidos en nuestra tierra,
quienes nos roban los pueblos,
los campos y las aldeas.
Ejércitos extranjeros
invaden la patria íbera,
quieren que la España libre
en esclava se convierta
y sea un feudo de Italia
de la Alemania abyecta.
Aún sangra en nuestra memoria
la tragedia malagueña.
. . .
¡Ya no es Málaga española!
¡Nos duele el alma de pena!
. . .
que nos robaron la perla
de nuestro mar azulado

Por último, se puede citar el poeta peruano César Vallejo, para el que las desgracias habidas en Talavera y en Málaga no pasarían desapercibidas en “Batallas”, que comienza con el siguiente reconocimiento:

Extremeño, ¡oh, no ser aún ese hombre
por el que te mató la vida y te parió la muerte
. . .
Luego, retrocediendo desde Talavera,
en grupos de uno a uno, armados de hambre, en masas de a uno,
armados de pecho hasta la frente

En ese poema recoge igualmente el drama malagueño y cita a la ciudad en unos versos que deben ser recordados en su conjunto en los que señala a esa Málaga sin padre ni madre, sin defensa, caminando tras de tus pies, en éxodo, huyendo. Esa Málaga a golpes, de mi sangre diminuta, a la que suplicaba no te vayas con tu nombre y a la que quería literal y malagueña. Esa Málaga por derecho propio. Para finalizar:

¡Málaga en virtud
del camino, en atención al lobo que te sigue
y en razón del lobezno que te espera!
¡Málaga, que estoy llorando!
¡Málaga, que lloro y lloro!

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