Los desmanes del grupo político-empresarial de aquellos años, junto a la caótica situación que se vivía en España al final de la Década Moderada, con una clara violación de los usos parlamentarios por parte de la Corona, provocaron el acercamiento de distintas fuerzas políticas que dieron entrada al periodo conocido como el Bienio Progresista

OPINIÓN. Viejos periódicos. Por Julio Fernández-Sanguino
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales

12/07/23. Opinión. Julio Fernández-Sanguino, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, escribe una nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la Década Moderada: “La prensa histórica pone de manifiesto que en la Década Moderada se restringieron las libertades personales de los españoles y se creó un lobby político-financiero que generó, usando la terminología coloquial...

...actual, un pelotazo bursátil, una crisis bancaria, financiaciones irregulares y la utilización de monopolios y de empresas, especialmente los de la sal y las de ferrocarriles, para conseguir desmesurados enriquecimientos personales”.

Aspectos político-financieros en la Década Moderada y su similitud con acontecimientos actuales

La caída de Espartero daría paso al periodo conocido como la Década Moderada (1844-1854). En esos años, en el ámbito financiero-empresarial cobraría un importante protagonismo el malagueño Marqués de Salamanca, cuyo recuerdo perdura, corrientemente, por el famoso barrio madrileño que tiene su nombre.


Entre sus muchas actividades, José María de Salamanca fue uno de los promotores a principios de 1844 del Banco de Isabel II, valiéndose de una más que discutible decisión política, al margen de las reales necesidades financieras del país en aquellos momentos, y que saldría adelante utilizando el nombre de la Reina. La frenética actividad especulativa del Banco le llevó en febrero de 1847 a tener que fusionarse con el Banco de San Fernando para salvarse de la quiebra, creándose una nueva entidad antecesora del actual Banco de España.

En ese año, José de Salamanca consiguió la subasta del monopolio de tabacos, cuyas pujas desencadenaron, como señaló El Corresponsal el 28/3/1844, “rostros encendidos en la pelea financiera”, firmando el correspondiente contrato con el ministro de Hacienda García Carrasco, cuyo mandato estuvo caracterizado por numerosos escándalos financieros y había sido uno de los promotores del Banco de Isabel II.

En el otoño de 1844 el Marqués de Salamanca protagonizó un pelotazo bursátil aprovechando la difusión de noticias sobre un posible pronunciamiento militar que provocaron una bajada generalizada en la Bolsa de Madrid. Con esta operación, obtuvo cuantiosos beneficios, dando participación reservada a Narváez y al Duque de Riansares según los investigadores de aquel periodo.

En octubre de 1846, periódicos como El Imparcial y El Clamor Público ponían de manifiesto que el Duque de Riansares era de hecho el presidente del Gobierno. En cambio, otros periódicos como El Español le defendían y tratarían de desmentir ciertas informaciones publicadas relativas a que le iban a conceder el título de Príncipe de la Concordia o de las Antillas.

Este último título estaba relacionado con los negocios azucareros que mantenían en Cuba la reina madre María Cristina de Borbón Dos Sicilias y su segundo esposo Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, Duque de Riansares. Para ello, se mantendría la trata de esclavos con la connivencia de otros personajes de la época, como el Capitán General de la isla que cobraba de los negreros una cantidad por cada “pieza” desembarcada.


Este tipo de negocios sustentaban una vida de lujo llevada a cabo por la clase social y política más elevada, que se manifestaba públicamente en reuniones y eventos sociales. El hipódromo madrileño adquiriría una relevancia especial y la prensa de entonces informaba de las carreras que allí se celebraban, con un señalado protagonismo de María Cristina, el Duque de Riansares y el Marqués de Salamanca, junto con toda la jet del momento, comentando algunos periódicos que daba la sensación de que el Gobierno de la nación se había establecido en ese lugar.

Las responsabilidades por los numerosos enriquecimientos indebidos a costa del Estado se difuminarían en aquellos momentos. Años más tarde y una vez finalizada la Década Moderada, La Ilustración comentaría el 24 de julio de 1854 los negocios del Marqués de Salamanca. Se precisaba que Antonio Benavides, al día siguiente de tomar posesión como ministro de la Gobernación del nuevo Gobierno del Partido Moderado a finales de 1852, firmó un Decreto sobre los ferrocarriles, tan perjudicial para los intereses públicos como favorable para María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y el Marqués de Salamanca. El periódico señalaba que hasta el 28 de junio de 1854 que comenzó el denominado Bienio Progresista había existido:

“Una sociedad en comandita para la explotación de todos los agios, de todos los negocios que el país había de pagar con su sangre. Capitaneábala Cristina y su gerente Salamanca, monstruo de inmoralidad, era como el vulgo suele decir, su testaferro… no se comprendía la trascendencia de aquella ambición desordenada; a nadie se le alcanzó que, abusando de su alta posición política, pudieran los explotadores subordinar a sus intereses los intereses sagrados de la nación".

Los desmanes del grupo político-empresarial de aquellos años, junto a la caótica situación que se vivía en España al final de la Década Moderada, con una clara violación de los usos parlamentarios por parte de la Corona, provocaron el acercamiento de distintas fuerzas políticas que dieron entrada al periodo conocido como el Bienio Progresista.

La prensa histórica pone de manifiesto que en la Década Moderada se restringieron las libertades personales de los españoles y se creó un lobby político-financiero que generó, usando la terminología coloquial actual, un pelotazo bursátil, una crisis bancaria, financiaciones irregulares y la utilización de monopolios y de empresas, especialmente los de la sal y las de ferrocarriles, para conseguir desmesurados enriquecimientos personales. Todo ello, en una situación económica cada vez más complicada en el país, que terminaría generando la primera crisis financiera de la historia del capitalismo español y que afectaría igualmente a otros sectores, especialmente al inmobiliario, donde la especulación del suelo produciría lo que se conoce actualmente como una burbuja inmobiliaria.

Estos hechos, que se iniciaron con la toma del poder de los liberales conservadores tras la caída de los progresistas, tuvieron lugar cerca de hace dos siglos, estimándose que son similares a otros acaecidos recientemente en nuestro país y que no sería de extrañar que se volviesen a repetir, al igual que otras medidas restrictivas que se tomaron por entones y que precisan de una exposición en otro artículo.

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