“Hoy, la mentira es la vara del pastor, la zanahoria que sigue el burro, el anzuelo en el que muchos pican. En un mundo en el que sólo se leen titulares, la patraña es la estrella de las redacciones y de los asesores políticos”
OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático
24/10/19. Opinión. El programador informático Francisco Palacios continúa con su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con un artículo donde habla de la mentira: “Se inventan estadísticas, se ningunean informes oficiales, se atribuyen a circunstancias actuales hechos acaecidos en otro tiempo y lugar, se recortan videos, se falsean fotografías, se tergiversa la Historia, se niega la...
...realidad tangible y se establecen discursos basados en medias verdades y en engaños completos”.
Cojos a la carrera
Recuerdo los días de infancia, en los que la mirada de una madre era el mejor de los detectores de mentiras, y esgrimir una babucha constituía el equivalente casero del suero de la verdad. Sabías que mentir era castigado con dureza, firmeza y, normalmente, de manera desproporcionada para la parte que delinquía.
Pero los tiempos cambian que es una barbaridad, y ahora la sinceridad está sobrevalorada. Se miente a todos los niveles: a la hora de confeccionar un currículum, en las relaciones personales, hasta para pesar los tomates en el supermercado mentimos, levantando un poquito la bolsa. Esas mentiras pueden parecer piadosas, pecadillos veniales, y nos hemos acostumbrado a vivir rodeados de falsedad, conviviendo con ella a diario. Pero esa costumbre hace que seamos capaces de comulgar con ruedas de molino, con unas tragaderas más amplias que la protagonista de “Garganta Profunda”, sin que tenga ninguna consecuencia.
Se me hace tremendamente complicado de entender la necesidad de existencia de organismos verificadores de las noticias que se vierten cada día desde los medios. No entiendo que alguien que se haga llamar a sí mismo periodista sea capaz de inventar, tergiversar, retorcer y falsear la realidad, siguiendo no sé bien qué intereses bastardos. Y que, a pesar de quedarse con el culo al aire las más de las veces, a pesar de perder una tras otra querellas por difamación, sigan siendo leídos, escuchados y vistos, por millones de personas.
Pero lo que más me sonroja, lo que me pone los pelos como escarpias, es que representantes públicos, gobernantes elegidos por la voluntad popular, sean capaces de pintar una realidad paralela, vitoreada por sus forofos seguidores. Se inventan estadísticas, se ningunean informes oficiales, se atribuyen a circunstancias actuales hechos acaecidos en otro tiempo y lugar, se recortan videos, se falsean fotografías, se tergiversa la Historia, se niega la realidad tangible y se establecen discursos basados en medias verdades y en engaños completos. Sin pestañear, ruborizarse o taparse la nariz, todo por el voto y el apoyo del borrego servil que es incapaz de discernir o contrastar. Ese que no es capaz de perder un minuto en verificar si una frase tiene algo de verdad, pero luego pierden el culo repartiendo memes y haciendo de ventiladores de la basura que otros ponen en su boca.
Hoy, la mentira es la vara del pastor, la zanahoria que sigue el burro, el anzuelo en el que muchos pican. En un mundo en el que sólo se leen titulares, la patraña es la estrella de las redacciones y de los asesores políticos. Aunque digan que se coge antes a un mentiroso que a un cojo, a algunos les haría falta un babuchazo, ya sea con una zapatilla de paño o con un voto.
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- 17/10/19 El malaguita