“No se rompió España cuando se perdonaron a los criminales franquistas que, amparados bajo la manta del dictador, torturaron y asesinaron a personas por el simple hecho de pensar distinto”
OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático
16/11/23. Opinión. El programador informático Francisco Palacios escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el mantra de que ‘España se rompe’ y la igualdad de los españoles: “No se puede apelar a la igualdad entre españoles cuando unas comunidades tenían pleno derecho a disfrutar de su estatus de comunidad autónoma, mientras que el resto tenía que...
...ganárselo, contra viento, marea y la derecha, por supuesto. Porque nosotros, los andaluces, tuvimos que torcer el brazo del gobierno para lograr llegar al punto en el que estamos”.
Lo de la ruptura de España
Hay algunas frases que de tanto oírlas, ya duele. Es como esa letra de reguetón que, a pesar de ser ininteligible, de repetida ya provoca un pequeño reguero de sangre cayendo de la oreja. Pues lo mismo pasa con lo de que “España se rompe”.
España se lleva rompiendo desde el 78, y queramos o no, este país es como ese vaso verde de Duralex que ya se tira a la basura de tanto uso porque no hay manera de romperlo, ni siquiera llamando a los informáticos de Génova, maestros del martillo.
No sólo es que se vaya a romper, según los que gritan en Ferraz, sino que se va a acabar con la igualdad de los españoles. Me van a perdonar, pero si esto es un chiste, es bastante malo. Nunca hemos sido iguales ante la ley. Los defensores del régimen del 78 y de ese periodo mágico al que llaman Transición, desde el momento en que la palabra monarquía aparece escrita en la Constitución, la igualdad entre los españoles es tan real y tangible como un unicornio rosa, o la vida laboral de algún líder político. No se puede apelar a la igualdad entre ciudadanos cuando los hay que son inviolables, hagan lo que hagan, ya sea de tapadillo o a cara descubierta.
No se puede apelar a la igualdad entre españoles cuando unas comunidades tenían pleno derecho a disfrutar de su estatus de comunidad autónoma, mientras que el resto tenía que ganárselo, contra viento, marea y la derecha, por supuesto. Porque nosotros, los andaluces, tuvimos que torcer el brazo del gobierno para lograr llegar al punto en el que estamos, cuando la derecha nos decía que ese no era nuestro referéndum, cuando desde las calles de cada ciudad andaluza se pedía “Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía”. A nosotros nos costó sangre. Pero lo conseguimos, mal que les pese a muchos.
No se rompió España cuando se perdonaron a los criminales franquistas que, amparados bajo la manta del dictador, torturaron y asesinaron a personas por el simple hecho de pensar distinto. Ni siquiera se resquebrajó cuando auténticos golpistas, que ocuparon la sede de la soberanía nacional a punta de pistola, fueron perdonados. No hubo gente rezando el rosario a las puertas de Génova cuando delincuentes fiscales fueron amnistiados, a los que se les permitió sacar a la luz dinero en metálico de dudosa procedencia, mientras que el resto de ciudadanos de a pie cumplíamos con nuestras obligaciones fiscales.
Pero, puestos a soñar despiertos, si se rompiese España tengo mis preferencias. Si se rompe, que se queden fuera los machistas, los xenófobos y los racistas. Que les pille al otro lado a los defraudadores, los pederastas y los violadores. Que les hagan compañía los mesetarios, los que insultan a Andalucía o a cualquiera de sus señas de identidad. De paso, si se rompe por Despeñaperros, miel sobre hojuelas.
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