OPINIÓN. Relatos torpes. Por Dela Uvedoble
Hilvanadora de historias

03/04/20. Opinión. La escritora Dela Uvedoble continúa su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con dos relatos acompañados de una imagen cada uno. Esta hilvanadora de historias nos regala todas las semanas dos textos con su imagen correspondiente dentro de la sección Relatos torpes. Hoy nos ofrece ‘Ardiente fe’ y ‘Aprovechando’...

Ardiente fe


Jueves Santo en Málaga. Calle Mármoles hierve de pueblo anheloso por ver a su virgen de Zamarilla.


El Joaqui tiene dieciséis años y quiere pedirles moco de vela a los nazarenos, comer limones cascarúos y adelantar los tronos para verlos doblar esquinas.

De toda diversión se ve privado al tener que acompañar a su tía, ciega por su vejez y porfiada en que salir de promesa tras la Señora le devolverá la vista.

Además debe alargarle el bocadillo a su primo que es hombre de trono y necesita combustible. Un planazo.

Mientras, sus colegas se la pasan requebrando a las mantillas, que se muerden los labios para no reírse.

El hermano mayor las ha aleccionado:
-“Aquí toas serias, que esto é cosa bien formá”.

Van en batería de a seis con las bonitas en el centro, las cardos a los lados protegiéndoles la virtud. Hay maridos celosos que piden ex profeso que su costilla vaya custodiá, siguiéndolas todo el recorrido por si algún malaje se mete con ellas.

A todo esto es ajeno el Joaqui atarragando del brazo a su tía a la que el empedrao en pie de media le hace andar como un pato. Se le ha antojado además llevar velita para dar más fuerza a su petición.

-“Tú tendrá cuenta de que no se la meta por el sentío a naide, ¿verdá, ío?”.

Asentía el muchacho, por aquellos entonces se acataba toda orden de los mayores.

La tita iba rezando y el Joaqui más aburrío que un mono pero al liquindoi cuando la vela se acercaba demasiado a la de enfrente,  que resultó ser una jamona tocada con velillo.

Llegó el momento convenido para dar el refrigerio al primo.

-“Tita, apague osté la vela mientra voy a darle er bocaillo ar Pepe”.
-“Ni hablá, se tiene que consumí de una vé que si no no sirve”.
-“¡A vé si vamo a tené un sentí!”.
-“Anda niño, vete liero, que la santísima nos protege”.

Obediente hizo lo que le mandaban.

-“¿Pero como lah dejáo sola?”, se espantó el Pepe trasegando un cacho jamón demasiado largo.

A esto se oye un revuelo:

-“¡Corre Joaqui por tuh muehto, a vé si é ella”.

En un achuchón la vela había prendido el velillo de la otra penitenta, que en segundos se hizo ascua de luz.

Las prójimas lo apagaron a golpes de rebeca.

Quedó la pobre tirada en el suelo, más dolorida que chamuscá.

-“¡A quien ze le ocurre darle candela a una ciega!”.

La aludida, con los blancos ojos asombrados llamaba a su sobrino. No le hacía falta ver, el pitote y el olor a moño quemáo la habían puesto al tanto.

-“Venga tita vamono, la Vinge ya ha visto su voluntá”.
-“¡Si, la de dejarme carva, so ia de lagranputa!” gritó la víctima.

Nunca supo el Joaqui como su tita pudo correr tanto.


Aprovechando


Cuando abrimos la nevera se enciende su luz interior, imprescindible para ver lo que guarda dentro. Las cajas fuertes no tienen tal dispositivo porque custodian cosas menos importantes que los alimentos.

Ninguno de nosotros, por fecha de nacimiento, ha sabido lo que es el hambre, todos hemos llegado tiesos a mediados de mes y lo hemos sorteado a base de papas, modesto tubérculo con más disfraces que Mortadelo.

Tal vez hemos echado de menos el chocolate o los yogures extravagantes pero morirnos de inanición no. Si acaso un engurruñe por capricho insatisfecho.

Hete aquí (bonita frasesilla) que se nos impone un estado de alarma, un virus consigue lo que no pudieron nuestros padres cuando cumplimos dieciocho: que no salgamos de casa salvo si esta se prende fuego.

Así que deberíamos comprar con buen juicio, si nos multaran por producto caducado seguro que lo aprovecharíamos todo.

Entre la bazofia a domicilio, los precocinados y las fiambreras de mamá seguro que gran parte de la población no sabe ni poner agua a hervir.

Hacían magia nuestras abuelas (en femenino porque ellos no entraban en la cocina), estirando jornal y mandaos.

De esta crisis traicionera se sacan dos moralejas:
1) el papel higiénico es un bien mueble.
2) Las ollas no solo sirven para protestar.

Propongo revisión diaria a la nevera. El menosprecio de “no vale un pimiento” se ha acabado.

Hoy he puesto unas lentejas echándoles lo que quedaba, un tomate, tres zanahorias, una papa casi en flor, media cebolla y sandungueras especias... que no se las ponen ni a los reyes.

Otros que no saben guisar porque toman sopa boba.


Puede leer aquí anteriores entregas de Dela Uvedoble:
- 27/03/20 ‘Raro domingo’ y ‘Hilo’
- 20/03/20 ‘El tiro por la culata’ y ‘Amantes de papel’
- 13/03/20 ‘Simple future’ y ‘De negros y fetiches’
- 06/03/20 ‘Primera y última (1950)’ y ‘Error de embalaje’
- 02/03/20 ‘Blas Infante’ y ‘Amo’
- 21/02/20 ‘Morado y carnal (1932)’ y ‘Carnestolendas (2020)’
- 14/02/20 ‘Amor memorable (1950)’ y ‘Sexo, autoengaño y Tinder’
- 07/02/20 ‘Medio médium’ y ‘Abierto por obras’
- 31/01/20 ‘Graduación’ y ‘Los miauserables’
- 24/01/20 ‘Pedro Pan’ y ‘Ataduras’
- 17/01/20 ‘La sota de bastos (1905)’ y ‘Todo calculado’
- 10/01/20 ‘Sueño oriental’ y ‘Donde las dan...’
- 20/12/19 ‘Cifras y letras gordas (1985)’ y ‘Buenanoche (Un corralón de Málaga, 1910)’
- 13/12/19 ‘Ojos apropiados’ y ‘Aquellas navidades (1973)’
- 10/12/19 ‘Dientes, dientes’ y ‘Transición (1978)’
- 29/11/19 ‘Purísimo’ y ‘Genio y figura’
- 22/11/19 ‘El mote’ y ‘Templada sabe mejor’