OPINIÓN. Relatos torpes. Por Dela Uvedoble
Hilvanadora de historias
04/12/20. Opinión. La escritora Dela Uvedoble continúa su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con dos relatos acompañados de una imagen cada uno. Esta hilvanadora de historias nos regala todas las semanas dos textos con su imagen correspondiente dentro de la sección Relatos torpes. Hoy nos ofrece ‘Acusticofilia’ y ‘Diciembre’...
Acusticofilia
Le gustó el piso por lo bien aislado a pesar de estar en medio de todo. Blindado como un fuerte, de anchos muros conventuales y con carpintería exterior súper PVC de triple cristal anti balas, anti calor, anti frío, anti luz casi pues al traspasarlos adquiría una tonalidad verdosa, de vientre de muerto.
Perfectamente insonorizado, una catedral pagana de único culto a escuchar-se.
Dentro de su burbuja podía dar rienda suelta a sus heavys decibelios mientras que con taladros y sierra eléctrica hacía bricolaje extremo a las tres de la mañana, sin riesgo de que llamaran a la policía por escandaloso.
Un día, al entrar a la cocina buscando drogarse con café para enfrentarse al mundo, creyó oír voces. Se palmeó con las manos huecas los oídos porque eso era absolutamente imposible mas los murmullos seguían ahí. Guiado por ellos llegó a la campana extractora, quitando uno de los filtros. La voz ahora se hizo tan clara que distinguió una frase: “no te levantes, voy para allá con el desayuno”.
Se cabreó enormemente y decidió que al regresar del trabajo, cegaría el conducto con espuma aislante.
De vuelta a casa traía media docena de tubos para ejecutar su plan pero al disponerse a hacerlo le llegaron unas risas quedas, después unos suspiros de amor, jadeos, chasquidos de lenguas entrechocando o entrando y saliendo de cavidades carnosas y húmedas. Palabras arrebatadas, inconexas, coloradas. Un aullido largo de placer femenino y poco después un gruñido liberador de hombre. Luego susurros, roces de piel y por fin, silencio.
No atrancó el conducto sino que allí mismo, bajo la cúpula argenta e inoxidable, descomprimió el suyo.
*Acusticofilia = excitarse sexualmente al oír sonidos específicos a través de las paredes.
Diciembre
El mes con más números rojos en el calendario se ha caído del guindo. No sabrá igual el turrón digital, ¿como se parte un piñón con alguien confinado a 100Km?
Solo media docena reunidos en torno a los langostinos descongelados, parientes de los peces que beben, beben y vuelven a beber. Y río Albal más seco que el gaznate de un cuñáo.
Tras pasar el acueducto, otrora inaugural del desmadre, no hará falta poner pesebre que el Belén lleva meses montado, si acaso un abeto made in China con adornos coreanos.
Las uvas de la suerte sabrán a palabrería, el champán de oferta sin embargo cumplirá su función de adormidera. Las céntricas luces pagadas a escote cantarán el “Last Christmas”, todo morbo, a los gatos sin botas. ¡Inclán, resucita y desempolva el esperpento!
Se va diciembre recordándonos dos mil veinte veces lo frágil que es nuestra condición humana.
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