“Se hospedaba con su familia en el hotel Hernán Cortés de La Caleta, donde se alojaban jóvenes con los que García Lorca comenzó a relacionarse. Entre ellos estaban Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa o Vicente Aleixandre”
OPINIÓN. Málaga y sus historias. Por Ramón Triviño
Periodista
08/04/20. Opinión. El periodista Ramón Triviño continúa su colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com en la que recopila curiosidades de la historia de Málaga con un texto sobre Federico García Lorca: “El buen clima, los paseos en automóvil hasta Fuengirola junto a su familia, las nuevas amistades literarias o los baños en la minúscula playa que había junto al hotel dejaron huella en Lorca, que se despedía...
...de su amigo Manuel de Falla con una nueva admiración a la ciudad que le acogía cada verano: “Un abrazo desde este paraíso de Andalucía””.
Federico García Lorca y Málaga
La relación de Federico García Lorca y Málaga es intensa. Desde su niñez, el poeta granadino pasaba los veranos en esta ciudad. Se hospedaba con su familia en el hotel Hernán Cortés de La Caleta, donde se alojaban jóvenes con los que García Lorca comenzó a relacionarse. Entre ellos estaban Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa o Vicente Aleixandre, quienes pondrían en marcha con el tiempo la revista Litoral y encontraban en la ciudad un ambiente más cosmopolita que en el resto de Andalucía.
Dibujo de García Lorca para 'Litoral'
El hotel Hernán Cortés era entonces un lugar privilegiado. Sus atractivos estaban en la cercanía al mar, las vistas a los montes, sus jardines y unas cómodas y amplias habitaciones. Ubicado en la barriada de El Limonar, fue el primer edificio construido específicamente para alojar a turistas en la capital de la Costa del Sol. Se convirtió en hospital durante la guerra civil, uso que mantuvo durante el franquismo, cuando fue conocido como 18 de julio. Tras su restauración, el inmueble es ahora sede de la Subdelegación del Gobierno.
Lorca volvería a esta ciudad numerosas veces a lo largo de su vida, fascinado sobre todo por el mar: "Ya se está terminando mi temporada de campo, pues dentro de pocos días regresaremos a Granada, y de allí es probable que a Málaga (la ciudad que más quiero de toda Andalucía, por su maravillosa y emocionante sensualidad en carne viva), donde veré el mar, la única fuerza que me atormenta y me turba de la Naturaleza... ¿más que el cielo? ¡Mucho más!", escribe Lorca sobre Málaga en 1923, en una carta a Melchor Fernández Almagro.
También existe documentación sobre la invitación de Federico García Lorca a su amigo gaditano Manuel de Falla a darse un baño en las aguas del Mediterráneo malagueño. Las incluía en una postal fechada en septiembre de 1923 enviada desde el ya citado hotel Hernán Cortés, en el que Lorca se alojó con su familia en distintas temporadas de los veranos entre 1918 y 1924. “¡Al agua patos!”, escribía el poeta granadino antes de insistir a Falla su visita a la capital malagueña: “¡Es imprescindible!”.
La postal incluía una vista desde la terraza o el balcón de alguna de las habitaciones del hotel. La imagen descubre que entonces no había playa, ni paseo marítimo. Sí unas pequeñas casas junto a un pedregal sobre el que se asentaban las vías por las que circulaba el antiguo tranvía.
Es uno de los dos documentos localizados en el Archivo Manuel de Falla, en Granada, que han permitido conocer la estrecha relación de García Lorca con Málaga, así como su fascinación por esta ciudad. El segundo documento es una carta con papel timbrado del mismo establecimiento hotelero y encabezada por una copla popular local escrita del puño y letra del granadino: “Viva Málaga señores, viva el puente de Tetuán, el Cristo de los Claveles y el barrio de la Trinidad”.
También su obra literaria está vinculada a esta ciudad. El 17 de mayo de 1927 sale de la imprenta Sur su poemario "Canciones", como suplemento de la revista Litoral. El primer número de la revista, publicada en 1926 contiene también poemas suyos.
El buen clima, los paseos en automóvil hasta Fuengirola junto a su familia, las nuevas amistades literarias o los baños en la minúscula playa que había junto al hotel dejaron huella en Lorca, que se despedía de su amigo Manuel de Falla con una nueva admiración a la ciudad que le acogía cada verano: “Un abrazo desde este paraíso de Andalucía”. Eso sí, a pesar de su insistencia, el músico nunca acudió a la llamada malagueña del poeta.
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