“Llega a Málaga, como a casi toda España, la protesta iniciada en Almería contra los altos precios y la baja calidad del calzado. Grupos de ciudadanos recorren las calles al grito de ‘¡Viva la alpargata!’”
OPINIÓN. Málaga y sus historias. Por Ramón Triviño
Periodista27/01/21. Opinión. El periodista Ramón Triviño, en su colaboración habitual con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, en la que recopila curiosidades de la historia de Málaga, escribe un texto sobre la revolución de la alpargata: “El 13 de septiembre de 1920 se declara el ‘reinado de la alpargata’, con cientos de hombres y mujeres agotando las existencias. Oradores improvisados defendían su uso y en calle Larios se silbaba...
...a los que no se sumaban a la iniciativa”.
La revolución de la alpargata
Llega a Málaga, como a casi toda España, la protesta iniciada en Almería contra los altos precios y la baja calidad del calzado. Grupos de ciudadanos recorren las calles al grito de "¡Viva la alpargata!".
El 13 de septiembre de 1920 se declara el "reinado de la alpargata", con cientos de hombres y mujeres agotando las existencias. Oradores improvisados defendían su uso y en calle Larios se silbaba a los que no se sumaban a la iniciativa.
En el Instituto los alumnos ovacionaron al catedrático Muñoz Cobo que acudió a clase con este tipo de calzado. El día 16, la policía detuvo a varios alborotadores por coacción. Las zapaterías, donde se aprecia ya una rebaja en los precios, colocan guardias de seguridad para prevenir incidentes. Se calcula una venta de 40.000 pares de alpargatas durante esos días.
Todas las clases sociales se sumaron a la huelga y durante días calzaron alpargatas
En Málaga también hubo amenazas e iniciativas de la masa trabajadora contra los usuarios de los zapatos de cuero, generalizándose el uso de la tradicional alpargata, suelo de goma o cáñamo, atada a la pantorrilla.
La huelga de la alpargata se extendió a todo el país provocando la crisis en el comercio del calzado, aunque el movimiento acabaría pronto.
Pocos meses antes, el 11 de mayo, se había fundado en Madrid “La liga de la Alpargata” con el objetivo de hacer un llamamiento a toda la ciudadanía por medio de panfletos, cartas, medios de difusión en prensa y radio para que todos calzasen alpargatas en lugar de zapatos, incluso aún vistiendo las mejores galas debían calzar alpargatas como lo hacían las clases menos pudientes.
Un esnobismo jaleado por los ricos y seguido medio en broma por los medios de comunicación que, a modo de chiste, enaltecían ese complemento en las clases más pudientes para ennoblecer el "calzado de los pobres".
Decidieron que los fabricantes que vendían el par de zapatos a un mínimo de 60 pesetas, un precio muy alto para la época, se comieran su producción si no bajaban los precios. Esta idea prendió en toda España con mucha fuerza, en cada ciudad había una liga de la alpargata, y la idea derivó en manifestaciones e incluso hicieron llegar la protesta al Congreso. Grupos sociales, culturales e incluso religiosos, además de los partidos políticos se unieron a las protestas y se creó una corriente negativa hacia el calzado de alta gama.
Aquel llamamiento tuvo un principio de éxito debido a que se planteó de cara al verano y los caballeros y damas, entre los que se encontraban abogados, médicos, ingenieros, arquitectos, empresarios, escritores o banqueros, se vistieron con alpargatas, en muchos casos a tono con sus trajes veraniegos o a los caros vestidos de las señoras. Pero ante la llegada del invierno ese "sacrificio" aceptado de buen gusto con el tiempo cálido, se convertiría en un padecimiento con el frío, la humedad de un duro invierno, y hasta ahí llegó la liga.
El diario ABC publicó una foto del rey Alfonso XIII aplaudiendo desde el balcón de palacio a los manifestantes a favor del uso de la alpargata.
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