“En 1935 Gerald Brenan se instaló en una nueva casa, en el barrio malagueño de Churriana donde, junto a su esposa Gamel Woolsey,  fueron testigos perplejos y reflexivos de la batalla de Málaga durante la Guerra Civil

OPINIÓN. 
Málaga y sus historias. Por Ramón Triviño
Periodista

28/04/21. 
Opinión. El periodista Ramón Triviño, en su colaboración habitual con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, en la que recopila curiosidades de la historia de Málaga, escribe un texto sobre Gerald Brenan: “El 19 de enero de 1987 murió a la edad de noventa y dos años en el Hospital Civil de Málaga, legó su cuerpo a la ciencia y fue depositado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga. El 20 de enero...

...de 2001 su cuerpo fue incinerado y sepultado en el Cementerio Anglicano de Málaga junto a su esposa, la también escritora Gamel Woolsey”.

El regreso de don Geraldo

Después de permanecer treinta y seis días en un asilo de Londres, el hispanista Gerald Brenan regresa el 21 de junio de 1984 a su casa de Alhaurín el Grande.


Tres días después de llegar a Inglaterra, adonde se vio obligado a viajar por su delicada situación económica, el escritor solicitó retornar a Málaga. La Junta de Andalucía se hizo cargo del viaje y también de costear los servicios de dos auxiliares de clínica que atenderían al escritor de noventa años. El alquiler de la casa fue sufragado por el Ayuntamiento de Málaga.

El 19 de enero de 1987 murió a la edad de noventa y dos años en el Hospital Civil de Málaga, legó su cuerpo a la ciencia y fue depositado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga. El 20 de enero de 2001 su cuerpo fue incinerado y sepultado en el Cementerio Anglicano de Málaga junto a su esposa, la también escritora Gamel Woolsey autora, entre otros del libro Málaga en llamas. Brenan en total escribió unos cincuenta libros, la mayoría de ellos de viajes.

Brenan, don Geraldo para muchos de sus vecinos y amigos, había llegado a España en 1919 gracias a una herencia que le dio suficientes medios económicos para marcharse a Granada, donde desde 1919 hasta 1936, residió largas temporadas y hacia donde había ido en busca de tranquilidad para dedicarse a sus pasiones favoritas, la lectura y las caminatas.

Gerad Brenan

En septiembre de 1919 había embarcado para España y llegó a La Coruña. El 13 de enero de 1920 se instaló en el pueblo de Yegen, en la Alpujarra granadina, donde posteriormente tendría una hija, Miranda Helen, con una criada de quince años llamada Juliana.

Volvió a Inglaterra en 1924 y en mayo de 1926 viajó a Francia. Regresó a Yegen en abril de 1929; en octubre de ese año se trasladó a Sevilla, donde permaneció una temporada, y en mayo de 1930 volvió a Inglaterra, donde se hizo amante de la ya citada poetisa y novelista norteamericana Gamel Woolsey, con la que se casó al fin en abril de 1931 en Roma; en junio volvieron a Inglaterra.

En 1933 se editó su novela Jack Robinson. A Picaresque Novel. Por entonces concibió el proyecto de escribir una biografía de San Juan de la Cruz y pasó los años siguientes visitando los lugares en los que estuvo el santo y documentándose. En octubre de 1934 estaba otra vez en Yegen y un año después se instaló en una nueva casa, en el barrio malagueño de Churriana donde, junto a su esposa Gamel Woolsey,  fueron testigos perplejos y reflexivos de la batalla de Málaga durante la Guerra Civil.

En 1943 publicó El laberinto español, un estudio sobre los antecedentes sociales y políticos del conflicto bélico de 1936-1939. La obra fue prohibida en España, pero publicada por la mítica editorial Ruedo Ibérico en París. Otros títulos significativos de Brenan son  Al sur de Granada y Memoria personal.

Tras la muerte de su esposa, en 1968, conoció poco después a Linda Nicholson-Price, artista y también escritora, con la que se trasladó a Alhaurín el Grande, también en la provincia de Málaga. Entre 1968 y 1973 viajó por Grecia, Turquía e Italia; ese último año publicó por fin su biografía de San Juan de la Cruz. Su relación con Linda también fue muy especial, pero esa historia merece capítulo aparte.

Pie de foto: Gerad Brenan.

Puede ver aquí otros artículos de Ramón Triviño