“Si la ciudad está diseñada para el coche, los ciudadanos usarán el coche, atascarán la ciudad y la llenarán de contaminación atmosférica, acústica y visual”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA
11/09/20. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su página web https://blogsostenible.wordpress.com/. En esta ocasión se trata de un artículo sobre movilidad sostenible: “¿Hasta qué punto tenemos derecho a contaminar? ¿Prevalece el derecho a moverse en coche por encima del derecho a respirar...
...aire limpio? En España, el artículo 45 de la Constitución proclama el derecho a “disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo“. ¿Dónde se proclama el derecho a contaminar con los vehículos?”.
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Condiciones necesarias para una movilidad sostenible en las ciudades: eliminemos privilegios del coche privado
El aire en las ciudades está sucio. El humo de los coches no solo aumenta la crisis climática y la lluvia ácida, sino que también enferma y mata a las personas. Los médicos conocen la correlación existente entre los niveles de contaminación y los ingresos hospitalarios. Nuestra salud depende más de nuestro código postal que de nuestro código genético.
¿Hasta qué punto tenemos derecho a contaminar? ¿Prevalece el derecho a moverse en coche por encima del derecho a respirar aire limpio? En España, el artículo 45 de la Constitución proclama el derecho a “disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo“. ¿Dónde se proclama el derecho a contaminar con los vehículos?
Las respuestas a esas preguntas son bastante evidentes. Por tanto, debemos acostumbrarnos a que en las ciudades haya menos vehículos privados. Tampoco es sostenible que sean vehículos eléctricos (coches, motos, patinetes…): los vehículos eléctricos privados no son sostenibles. Primero, producir su electricidad también contamina (incluso aunque sea con renovables, cosa que ni siquiera es normal aún) y segundo hay que tener en cuenta la contaminación de todos sus materiales (metales, baterías, plásticos…).
Solución: quitar privilegios al coche privado
Hasta que no existan coches compartidos, autoconducidos, eléctricos y alimentados con renovables, la única alternativa sostenible es usar el transporte público.
En general, hay que mejorar el transporte público, pero mucho más importante es limitar las ventajas del coche privado. Mientras el coche tenga privilegios, el transporte público no tendrá el éxito que debería. ¿Qué privilegios tiene el coche privado?
- Contaminar es gratis: Se pagan impuestos por circular y por la gasolina, pero no por contaminar. No se paga por el daño que provoca la contaminación (a personas, animales, ecosistemas…). No olvidemos la contaminación acústica.
- Aparcar es gratis o barato: La gente usa los aparcamientos porque son razonablemente baratos o gratis allá donde vaya.
- Es fácil aparcar cerca del destino: En las ciudades con peor tráfico, la gente aparca relativamente cerca de su destino (por eso compensa no usar transporte público). Los conductores se quejan del tráfico, del aparcamiento y de la contaminación, pero les compensa.
El transporte público no puede competir con esos tres privilegios. La solución por tanto es obvia: hay que reducir los privilegios al coche privado, por el medioambiente, es decir, por todas las personas (y animales). Digámoslo muy claro: mientras los coches privados tengan privilegios, no será efectivo mejorar el transporte público.
¿Cómo mejorar el transporte público?
Hay muchas medidas para conseguir un transporte público eficiente y con aceptación entre los ciudadanos. Algunas de ellas son:
- Que sea barato: Hay muchos servicios públicos que son gratuitos, como las carreteras o los hospitales. Dado que un transporte público mejoraría la salud, sería rentable que fuera gratuito o muy barato.
- Facilitar el pago con diversos medios: tarjeta bancaria, efectivo… o con una tarjeta única para viajar en distintos transportes (interoperatividad).
- Permitir trasbordos gratuitos entre todos los medios de transporte.
- Poder montar la bicicleta (aunque sea en el exterior de los autobuses o en vagones específicos).
- Aumentar los carriles bus/taxi/moto/bici (pero bien hechos, no como en Málaga).
- Semaforización prioritaria para autobuses (para minimizar el tiempo de espera en los semáforos).
- Instaurar sistemas de bicicletas públicas usando el mismo sistema de pago que para el transporte público.
- Aparcamientos disuasorios baratos en las entradas a las ciudades. Si queremos reducir los coches del centro de las ciudades, aparcar cerca del centro debe ser caro.
- Peatonalización progresiva de calles.
- Crear zonas 30 (de velocidad máxima 30 km/h).
- Aumentar los autobuses eléctricos pero cargados con electricidad 100% renovable garantizada. Incluso, pueden llevar paneles solares en la parte superior. También pueden ser autobuses de hidrógeno, siempre que se haya obtenido de fuentes renovables (el hidrógeno es una buena forma de almacenar la energía renovable cuando se produce más de la que se consume).
- Creación de Autobuses de Tránsito Rápido (BRT): Son sistemas de transporte rápido con autobuses grandes, carriles exclusivos, pago fuera del autobús para ahorrar tiempo, acceso por todas las puertas…
- Facilidades para discapacitados.
- Transporte bajo demanda en zonas poco pobladas: Los ciudadanos pueden solicitar que el autobús vaya por su zona y un algoritmo le dirá al conductor la ruta óptima para atender todas las solicitudes. Si no hay mucha demanda, pueden usarse taxis en vez de autobuses.
- Incrementar el control para multar por exceso de velocidad, por paradas o aparcamientos indebidos, por ruido excesivo (especialmente en motos), etc.
¿En cuántas de estas medidas aprueba tu ciudad?
Conclusiones: un ejemplo en Málaga
En las cercanías de Málaga está el PTA (Parque Tecnológico de Andalucía), un lugar con muchas empresas y muchos trabajadores. En las horas de entrada y salida del trabajo los accesos se colapsaban. Había autobuses pero la gente no los usaba porque no eran eficientes, y no eran eficientes por culpa de tantos coches. La gente protestaba del mal funcionamiento de los autobuses por los atascos. ¿Qué hizo el Ayuntamiento para resolver el problema? Habilitó un carril extra para todo tipo de vehículos. Esto facilitó que más gente usara su coche, por lo que disminuyó el número de viajeros de los autobuses. Al haber más coches el colapso es idéntico o mayor.
Hace muchos años los científicos Nebel y Wrigth concluyeron que “es el tiempo, no la distancia, el factor limitante de los conductores”. Si aumentamos el tiempo en los trayectos en coche, los conductores se pasarán al autobús. Es muy simple.
Si la ciudad está diseñada para el coche, los ciudadanos usarán el coche, atascarán la ciudad y la llenarán de contaminación atmosférica, acústica y visual. Si la ciudad está bien diseñada, las zonas peatonales serán lugares agradables y los carriles bici estarán bien diseñados. Un ejemplo es Pontevedra, un paraíso sin coches, sin ruido y donde se oyen los pájaros. Para hacer más difícil la persistencia de los coches tenemos también que destruir autopistas o ponerles peaje, pero eso está fuera de las ciudades.