“El transporte masivo de personas y materiales es caro, pero además, no es sostenible, ni ético, ni respetuoso con la naturaleza. No podemos dedicar ingentes cantidades de dinero público a fomentar algo que nos hace daño: carreteras y vehículos”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA
02/10/20. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su página web https://blogsostenible.wordpress.com/. En esta ocasión se trata de un artículo sobre los costes de los medios de transporte: “el coste ecosistemas cercanos: “En las playas hay mucha biodiversidad, aunque algunos solo ven las moscas,...
...cuando les molestan. Las playas son ecosistemas muy valiosos y cada vez más, debido a que están desapareciendo las pocas playas “naturales” que quedan. Se llenan de casas, de turismo, de espigones, de puertos deportivos, de piscinas y de campos de golf. Regenerar playas artificialmente con arena es también una mala inversión económica y ambiental”.
Puede ver el artículo en su fuente original pinchando AQUÍ.
Un vistazo al coste completo del transporte masivo
Se habla mucho (y se seguirá hablando) de la movilidad sostenible, del coche eléctrico, del transporte público, del tren… pero debemos también abarcar el auténtico coste de querer mover masivamente personas y mercancías. Digámoslo claro: la movilidad masiva es insostenible, sea del modo que sea, porque somos muchos humanos —tal vez demasiados— y movemos muchas toneladas de todo tipo de materiales.
Moverse de un lugar a otro es natural (todas las especies lo hacen), pero hacerlo constantemente, ese ir y venir del trabajo a casa, de vacaciones, para comprar, para divertirse, para hacer deporte… es, por desgracia, insostenible. Aunque la crisis del coronavirus nos ha demostrado que no necesitamos movernos tanto —esa ha sido una de sus lecciones— también ha aumentado los pedidos por Internet, con el consiguiente aumento en las emisiones por ese transporte individualizado de mercancías.
¿Cuánto cuesta el transporte nuestro de cada día?
Muy poca gente sabe realmente lo que está pagando por tener un coche. Aquellos que lo calculan suelen mirar solo el precio del combustible y los kilómetros que recorren. Tener un coche tiene muchos más costes particulares que a veces no se suman, como son, impuesto de circulación, seguro, ITV, aparcamiento (habitual y en otros lugares), gastos fijos de mantenimiento (cambio de aceite, ruedas…) y gastos extraordinarios por averías y multas. Todo eso como mínimo. Es muy posible que sea más rentable alquilar un coche cuando se necesite que tenerlo en propiedad.
A esos costes particulares (que paga cada propietario por su vehículo) debemos sumar los costes generales (que pagamos entre todos, tengamos o no vehículo).
Echemos un vistazo a esos costes agrupados por temas:
- Construcción y mantenimiento de carreteras. Téngase en cuenta que el cemento ha sido nombrado el material más destructivo del mundo y que carreteras y canteras destruyen valiosos ecosistemas (montañas, playas, ríos…). Es por este punto por el que se ha propuesto destruir algunas autopistas y ponerles peaje a casi todas (para vehículos particulares). ¿Es justo que todos los ciudadanos paguen por las autovías cuando muchas de ellas solo las usan una minoría? El dinero recolectado debería dedicarse exclusivamente a paliar los daños de la automoción (plantar árboles, puentes para fauna, restaurar ecosistemas…). Mientras contaminar sea barato, será muy complicado que “el pueblo” reduzca su contaminación.
- Corrupción asociada a la obra pública. Es bien sabido que las grandes empresas constructoras pueden pagar muy bien al político que les facilite los permisos adecuados. Poco sabemos de estos costes ocultos, pero nadie se atreverá a negarlos. ¿Cuántas obras se han autorizado tras arder misteriosamente un bosque? (el caso de Terra Mítica es mítico).
- Ocupación y fraccionamiento de la naturaleza. ¿Cuánto perdemos cuando perdemos biodiversidad? Los científicos han dicho que la pandemia tiene sus raíces en lo mal que tratamos a los animales y sus ecosistemas. ¿Cuánto nos está costando esta pandemia? ¿Y las pandemias que vendrán y que tal vez podemos evitar hoy?
- Contaminación. En este punto debemos sumar muchos tipos de contaminación aparte de la que sale por el tubo de escape, tales como:
- Contaminación por construir y mantener la red viaria.
- Contaminación por construir y mantener los vehículos.
- Contaminación por construir y mantener las infraestructuras energéticas: pozos de petróleo, vertidos, barcos petroleros, refinerías…
- Accidentes y salud. Aquí debemos tener en cuenta al menos cuatro tipos de gastos:
- Costes sanitarios y mortalidad directamente asociada a la contaminación atmosférica.
- Accidentes que provocan pérdidas de vidas humanas y traumatismos (permanentes o no), junto con todos los gastos sanitarios que esto conlleva (incluyendo también los psicológicos). Solo en España mueren más de 100 personas cada mes por accidentes de tráfico (ojo, que algunas estadísticas solo miran los fallecidos antes de las 24 horas tras el accidente).
- Pérdida de fauna: los atropellos de fauna son constantes, tanto de grandes como de pequeños animales (mamíferos, insectos…).
- Gastos para arreglar lo que se rompe en los miles de accidente que hay cada día. Solo en España hay más de 10.000 accidentes diarios en horario laboral.
Resumiendo: hacia una movilidad decreciente
Nuestro afán por movernos nos está saliendo muy caro, pero todos los datos y estadísticas del mundo no harán que nuestra sociedad rechace los transportes contaminantes (coches, aviones…) o los productos que vienen desde lejanas tierras. Sin embargo, una visión completa puede hacer cambiar algunos de nuestros hábitos cotidianos y exigir leyes adecuadas.
El transporte masivo de personas y materiales es caro, pero además, no es sostenible, ni ético, ni respetuoso con la naturaleza. No podemos dedicar ingentes cantidades de dinero público a fomentar algo que nos hace daño: carreteras y vehículos (ni eléctricos ni de combustión). Centremos esfuerzos en hacer una transición hacia una movilidad sostenible (urbana e interurbana): reducir la velocidad en las carreteras, quitar derechos a los coches, minimizar el transporte global, no importar alimentos lejanos, generalizar el transporte colectivo (autobuses y trenes que no sean de alta velocidad), potenciar las bicicletas (aunque sea solo por salud)…
Hacer que muchas autopistas sean de peaje para particulares es, tal vez, de las pocas cosas que podemos hacer para fomentar el transporte colectivo interurbano. ¿O se le ocurre a Vd. otra forma?
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