“No es raro que las presas y los trasvases ocasionen que se incumpla el caudal ecológico. Es decir, que el río no alcance la cantidad de agua mínima para sobrevivir”

OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA


03/03/23. 
Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión escribe sobre las presas: “Una presa es algo más que agua retenida. Es una barrera de cemento que quiebra un río, inunda la parte superior y deseca la parte inferior. Peor aún son los trasvases que roban agua...

...de un río para llevarla a otro, generando graves problemas ambientales”.

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Ríos con torniquetes eternos: ¡abajo las presas inútiles!

¿Qué pasaría si a tu pierna se le aplicara un torniquete durante mucho tiempo?

En pleno siglo XXI, algunos siguen pensando que el agua de los ríos se tira al mar. Luego, cuando no hay pesca, culpan a los cormoranes (y los masacran sin piedad). Para ellos, la falta de peces no es por culpa de la sobrepesca, ni de los miles de pantanos que bloquean los nutrientes que los ríos deberían llevar al mar.

Una presa es algo más que agua retenida. Es una barrera de cemento que quiebra un río, inunda la parte superior y deseca la parte inferior. Peor aún son los trasvases que roban agua de un río para llevarla a otro, generando graves problemas ambientales.

No es raro que las presas y los trasvases ocasionen que se incumpla el caudal ecológico. Es decir, que el río no alcance la cantidad de agua mínima para sobrevivir. En ocasiones el caudal ecológico se pone en función del agua que demande el regadío, y no de lo que diga la ciencia. No solo se impide a los peces que se muevan libremente, sino que estas infraestructuras afectan a multitud de especies de todo tipo. Al haber menos peces, también decaen especies que se alimentan de ellos, como aves o mamíferos.

La asociación europea Dam Removal Europe trabaja para restaurar ríos y eliminar las presas obsoletas que existen. El objetivo es eliminar barreras para que los ríos vuelvan a estar libres y llenos de peces. Según esta asociación, Europa tiene miles de presas y azudes que no se están usando para nada y que están impidiendo que la naturaleza se desarrolle de forma libre. Muchas de ellas ya han sido eliminadas (239 en 2021).


El objetivo no es eliminar todas las presas. Hay presas que tienen gran utilidad para, por ejemplo, controlar riadas, generación hidroeléctrica, o bien, el suministro de agua a ciudades, agricultura o industria.

¿Por qué eliminar algunas presas?

  1. Cualquier presa, grande o pequeña, daña el ecosistema fluvial en su conjunto y en su desembocadura. Las inundaciones que tanto molestan a muchos humanos son, en realidad, mecanismos para fertilizar las vegas. Las presas reducen los sedimentos y los nutrientes aguas abajo, los cuales se acumulan detrás de la presa, causando otros problemas. Por eso, cada presa que se construye afecta a la pesca y a las playas del área de su desembocadura. Véanse los casos de la presa de Asuán en Egipto (reducción de pesca, salinización de acuíferos, extensión de nuevos parásitos…) o de las presas que afectan al delta del Ebro en España (pérdida de playas, erosión costera, salinización de campos de cultivo…).
  2. Las presas han causado la extinción de muchas especies o su estado de amenaza. Estas infraestructuras fragmentan los ríos y bloquean el movimiento de peces y otros animales, especialmente moluscos e insectos acuáticos.
  3. Las presas dañan la calidad del agua, tanto por encima como por debajo de la estructura, por ejemplo, respecto a la temperatura del agua, oxígeno disuelto, turbidez y salinidad.
  4. Las presas a menudo destruyen un hábitat de desove de peces (lugares donde hay una fuerte pendiente y un agua bien oxigenada).
  5. Algunas presas superan su esperanza de vida. Una presa suele tener una duración garantizada de unos 50 años, lo cual depende de la calidad en la construcción y de su mantenimiento. Superado ese plazo, se debe analizar el estado con precisión para evitar accidentes. Mantener las presas es, a veces, más caro que eliminarlas.
  6. La ciudadanía aprecia cada vez más sus ríos. Millones de personas pescan, nadan, reman o simplemente disfrutan caminando. Por eso, la renaturalización de ríos está teniendo gran éxito, especialmente a su paso por las ciudades. Los ríos, que antes eran vistos como alcantarillas, o lugares feos que había que ocultar, ahora son apreciados como ecosistemas valiosos, donde la gente disfruta y convive con fauna y flora, mejorando la calidad de vida y la economía (por ejemplo, mejora la salud, revitaliza barrios y aumenta los precios de las viviendas).
  7. Las presas pequeñas hacen un gran daño, sin aportar apenas beneficios. Hay más presas pequeñas que grandes, y los daños ambientales son los mismos, aunque sean a menor escala. Además, muchas presas no se están usando para su propósito original. Destruirlas es barato y permitiría la recuperación del río en pocos años.

Un caso espectacular

Una presa estuvo bloqueando el río Kennebec, en Maine (EE.UU.), durante más de 150 años. A partir de la destrucción de dicha presa, el río necesitó solo 6 años para pasar de cero arenques a seis millones en aguas por encima de la presa.

En América, la degradación ambiental es relativamente reciente. Tenemos datos que prueban que los colonos europeos quedaron absortos ante la exuberante naturaleza que encontraron. Los ríos estaban tan llenos de peces que los capturaban con cubos y palas; y los usaban para fertilizar el campo. Todo eso se ha perdido. Y nadie lo echa de menos, porque la degradación ha ido pagándose con un falso progreso y con una pérdida de memoria.

La web de Dam Removal Europe tiene documentación sobre cómo organizarse para derribar una presa; y ofrece asesoramiento por parte de expertos. Si conoces alguna presa o azud que sería mejor derribar, contacta con ellos y con algún grupo ecologista local.

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