“Las renovables se pueden instalar de forma adecuada y que son compatibles con mantener la biodiversidad y la agricultura (agrovoltaica). Todas las ventajas de las renovables pueden ser aprovechadas”

OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA


24/03/23. 
Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión escribe sobre las instalaciones de energía renovable: “Tan absurdo es oponerse a las renovables, como instalarlas locamente sin considerar sus inconvenientes. Las energías renovables son necesarias, pero no son...

...la solución perfecta. Si no emprendemos un decrecimiento ordenado, nos estamparemos contra un colapso dramático”.

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Renovables sí, pero no de cualquier modo ni en cualquier lugar

Las empresas petroleras quieren frenar los parques eólicos. Se ha destapado —por ejemplo, gracias a Hope!— que estas empresas contratan a individuos que se hacen pasar por ecologistas para resaltar los daños ambientales de las renovables. Usan argumentos simplones, como que las renovables no son renovables ni sostenibles, olvidando que el petróleo es mucho menos renovable y sostenible. También hablan del fin del turismo o de la agricultura. Lo que es obvio, es que el despliegue masivo de renovables es tan necesario como conflictivo.

Como dice el científico Fernando Valladares, tenemos que instalar renovables masivamente y en tiempo récord, o el futuro será inevitablemente más caluroso y más gris. Además, Valladares tiene claro que las renovables se pueden instalar de forma adecuada y que son compatibles con mantener la biodiversidad y la agricultura (agrovoltaica). Todas las ventajas de las renovables pueden ser aprovechadas.

Pero Valladares añade que necesitamos otra cosa —y esta es aún más importante, aunque se hable poco o nada de ella—. Se trata de «un plan de disminución del consumo energético lo más ambicioso posible» (es decir, un plan para el decrecimiento, palabra que algunos no se atreven a pronunciar). La misma advertencia la dan otros científicos como Antonio Turiel. Para desacreditar a estos científicos, algunos los llaman catastrofistas, sin llegar a entender ni a debatir, los datos que exponen.



El decrecimiento debe ser voluntariamente programado. Si se hace mal, no funcionará. Por ejemplo, el efecto rebote (o paradoja de Jevons) suele jugar malas pasadas, porque si tenemos más energía disponible o ahorramos dinero, dedicaremos esos recursos a maximizar el consumo (o la comodidad) y no a reducir la degradación ambiental.

Siete requisitos para las renovables

Por tanto, para que la transición renovable tenga sentido es fundamental todo lo siguiente en la instalación de grandes centrales energéticas:

  1. Especificar concretamente qué centrales sucias se cerrarán cuando entren en funcionamiento las nuevas centrales renovables. Por supuesto, no hay que hacerlo una a una, sino en bloques, por potencia. Esto es esencial, porque en caso contrario, con la excusa de una transición renovable, estaremos alimentando más crecimiento económico.
  2. Dedicar más tiempo a debatir cómo y dónde reducir el consumo; que a promover las renovables. Sin embargo, en los medios y en la política apenas se nombra la palabra reducir.
  3. Hacer informes ambientales completos, claros, con transparencia, y escuchando a las partes interesadas: vecinos, ecologistas, naturalistas, empresas, ayuntamientos, etc. Esto es especialmente necesario en grandes proyectos. Se deben incluir requisitos obligatorios, tales como compensar los árboles que no se puedan trasplantar; o pintar las palas de los aerogeneradores, para reducir las colisiones con la fauna voladora.
  4. Los árboles son intocables. Independientemente de cualquier informe de evaluación ambiental, hay que proteger los árboles. Puede tener sentido perder un campo de lechugas para poner paneles solares, pero no un campo de olivos. Por muy barato que esté el aceite (es ironía), no debemos talar árboles —algunos centenarios— como está pasando. Los árboles, incluso aunque no se recogieran sus frutos, ya estarían haciendo su trabajo a favor nuestro: captura de carbono, biodiversidad… y otras muchas ventajas.
  5. Implicar a las ciudades. Particularmente, la energía solar debe invadir las ciudades. Hagamos lo que haga falta para conseguir esa inversión pública y privada.
  6. Imponer fuertes tasas a las energías sucias. Hay que recortar los enormes beneficios de las empresas que están destrozando y contaminando la biosfera.
  7. Conseguir que los beneficios reviertan en las comunidades locales. Esto puede hacerse invirtiendo los beneficios en el municipio que acoge la planta renovable, fomentando el empleo local y reduciendo el precio de la electricidad para sus vecinos.

Cuatro problemas de las renovables

Por tanto, nuestra defensa de las renovables no es una negación de los serios problemas que realmente existen y que podemos resumir en cuatro:

  1. Las renovables no pueden sustituir al petróleo en todos sus usos, al menos, no por ahora.
  2. Debido a su intermitencia, para aumentar su eficiencia es necesario almacenar energía, pero eso no es sencillo ni barato, casi nunca.
  3. Requieren procesos de minería, con el impacto ambiental asociado. Por ejemplo, el cemento se fabrica fundamentalmente gracias al petróleo, y se requieren elementos tan variados como cobre, teluro, cadmio, indio, germanio, galio, neodimio, cobalto, disprosio, samario, arsénico…
  4. Problemas específicos por malas decisiones: Aquí encontramos, por ejemplo, los daños al paisaje, al territorio, o a los árboles. También, por supuesto, las muertes de aves y murciélagos (por aerogeneradores mal instalados), o de poblaciones de peces (por presas mal pensadas).

Se ha hablado mucho de la muerte de aves y murciélagos por los aerogeneradores (véase el documental Quixotes). Es un problema real e imposible de evaluar con precisión. Sin ánimo de menospreciar el problema, es justo decir que hay causas aún más graves. Un reciente estudio analizó 97 especies de aves amenazadas. La mayoría de esas especies están amenazadas por varias causas a la vez. Estas causas son, por orden de importancia: la contaminación, la alteración de ecosistemas, la agroganadería intensiva, el cambio climático, la caza y la pesca, las especies invasoras, las molestias humanas (infraestructuras como trenes o para esquiar…) y —a continuación— las renovables y la minería.

Otro estudio —este de SEO/BirdLife— analizó las aves en general (no solo especies amenazadas) que llegan a los CRF (Centros de Recuperación de Fauna), y las conclusiones pueden sorprender. Las líneas eléctricas son la causa de muerte del 40% de las aves, por colisión o por electrocución. La captura ilegal de aves supera el 17%. La colisión por aerogeneradores es la causa de solo el 3.7%. Pero hay que tener en cuenta que son datos de los animales que llegan a los CRF. La mayoría de los animales que mueren no se contabilizan porque es imposible detectar todos esos fallecimientos. Los carroñeros hacen su trabajo eficientemente.

En conclusión

Tan absurdo es oponerse a las renovables, como instalarlas locamente sin considerar sus inconvenientes. Las energías renovables son necesarias, pero no son la solución perfecta. Si no emprendemos un decrecimiento ordenado, nos estamparemos contra un colapso dramático.

¿Quieres hacerte una idea de lo que significa un colapso distópico y su diferencia con respecto a un colapso utópico? Te recomendamos el relato Dos futuros posibles tras una pandemia.

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