“Pocas cosas generan más consenso en las playas veraniegas. Las motos acuáticas son muy molestas, además de peligrosas para las personas y el medioambiente”

OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA


23/06/23. 
Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión escribe sobre las motos de agua: “En el océano, el sonido viaja cuatro veces más rápido que en el aire. Por eso, el ruido es aún más molesto. Barcos, infraestructuras e industrias (como las prospecciones...

...petrolíferas) tienen un impacto directo en el comportamiento y la salud de muchas especies marinas, como los delfines”.

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Motos de agua, ruido, delfines y contaminación

—Molestan más que los que ponen música para toda la playa —dice una mujer mirando al horizonte con su mano como visera.
—Se cree un ser superior, pero es un idiota —sentencia el de la sombrilla siguiente.

Pocas cosas generan más consenso en las playas veraniegas. Las motos acuáticas son muy molestas, además de peligrosas para las personas y el medioambiente.
También critican estas motos, veleristas, buzos, nadadores, pescadores, ecologistas, practicantes de remo y de paddle surf… y hasta clubs náuticos, porque incomodan y no respetan las normas. Se acercan a la costa y a otras embarcaciones más de lo legal, y se meten en zonas protegidas para la fauna. La principal norma que incumplen es la prohibición de acercarse a menos de 50 metros de embarcaciones, incluyendo otras motos, así como navegar a menos de 200 metros de las playas y de 50 metros en el resto de la costa.

Tres impactos en el medio marino

1. Contaminación acústica que estresa y molesta a fauna acuática y aves (además de a humanos, por supuesto). Algunas aves incluso abandonan sus nidos para huir. En el agua, el ruido se amplifica y adquiere más potencia. Los informes científicos muestran que los ruidos pueden alterar los movimientos de bandadas de aves, bancos de peces y familias de cetáceos. Pueden llegar a desorientarse, romper grupos e incluso quedar varados en las playas. El ruido también se amplifica en calas o lugares junto a acantilados. Existen apps para medir el ruido (como Sound Meter Pro), pero que las denuncias prosperen por ese dato no es sencillo. Hacer vídeos ayuda a documentar la infracción.


2. Emisiones de gases tóxicos. El afectado no es solo el piloto, sino quienes estén cerca, además del planeta (crisis climática). Son embarcaciones que consumen mucho (superan los 30 litros en 100 km). El humo afecta especialmente cuando se meten en cuevas o se acercan a rocas y acantilados, a pesar de estar prohibido. A eso se suman los vertidos de combustible y aceite, por errores, averías, golpes o negligencias.

3. Colisiones con fauna y humanos. Son muchos los peces y cetáceos que nadan en la superficie. Navegando a gran velocidad es imposible evitar atropellos. Cuando los peces son pequeños, el piloto ni se da cuenta del daño que está ocasionando.

Más ruido y más leyes

En el océano, el sonido viaja cuatro veces más rápido que en el aire. Por eso, el ruido es aún más molesto. Barcos, infraestructuras e industrias (como las prospecciones petrolíferas) tienen un impacto directo en el comportamiento y la salud de muchas especies marinas, como los delfines. Cuando hay mucho barullo, suben el volumen y la duración de sus llamadas e incluso modifican su postura y su lenguaje corporal para hacerse entender.

Las motos náuticas pueden alcanzar 80 o 90 nudos (160 km/h) y, dependiendo de la velocidad, el consumo está entre 10 y 90 litros en una hora. A velocidad media, el ruido es molesto incluso a más de un kilómetro de distancia. Por tanto, una única moto molesta a una playa completa.

El Real Decreto 1727/2007 establece las medidas de protección de los cetáceos y es muy claro: está completamente prohibido acercarse a menos de 60 metros de los delfines y ballenas (zona de exclusión) y en el interior del radio que hay entre los 60 y los 300 metros solamente puede haber dos embarcaciones. En cambio, más por curiosidad que por maldad, es frecuente que las motos persigan a los cetáceos y los acosen. Esto estresa a los animales e incluso se han dado de casos de choques.

Por esto, crecen las iniciativas para recoger firmas contra estas motos. Piden, entre otras cosas, mayor control, que no se otorguen nuevas licencias a empresas de alquiler ni se permitan campeonatos o actividades con embarcaciones a motor, así cómo multas más severas.

Resulta curioso —e inquietante— que se exija una titulación para pilotar estas motos para uso particular o arrendamiento por días, pero no se exija titulación en la modalidad de alquiler por horas. Por otra parte, conseguir la licencia es demasiado fácil.

La solución a corto plazo es denunciar a la policía local o nacional, o bien, al SEPRONA de la Guardia Civil (llamando al teléfono gratuito 062).

Dado que nadie parece poder controlar este problema, la única solución es prohibirlas para uso privado, lo cual lejos de ser una tragedia sería un respiro. Es un lujo insostenible del que disfrutan principalmente unos cuantos inconscientes niñatos ricachones (hombres, jóvenes y adinerados).

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