“¿Cuanta gente ha estado en la otra esquina del globo y no conoce lugares maravillosos cerca de su ciudad o incluso en su misma ciudad?”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA
29/11/24. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión sobre el turismo responsable: “Hay actividades, lugares y espectáculos que es mejor no visitar, porque al hacerlo estamos dando apoyo a ciertos crímenes, como el maltrato a los animales en zoos,...
...acuarios, circos, o en actos de tauromaquia. También hay deportes conflictivos, como el golf en zonas sin agua. ¿Son los encierros de San Fermín un acto de maltrato animal? Si lo dudas, es porque no lo has pensado ni investigado jamás”.
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Diez reflexiones para ser un turista responsable
Ser turista es fácil y barato. Basta con visitar algún lugar no habitual. Ahora bien, turismo al modo occidental (rico) solo lo practican el 3,5 % de la población mundial. Es decir, se puede vivir sin turismo. Por muchas cosas positivas que queramos adjudicarle con más o menos acierto, el turismo también provoca problemas graves. Por supuesto, el turismo no es malo en sí mismo. Lo malo es la forma de hacer turismo. Igual que en tu casa, no todo vale. Para ser buen turista hay que querer serlo, informarse y tener una actitud crítica con uno mismo y abierta con el destino.
Hace unos años, publicamos 17 reglas para ejercer un turismo responsable. Estas son reglas generales que debieran tenerse en cuenta antes, durante y después del viaje, relacionadas con la distancia al destino, su flora, su fauna, su cultura, sus tiendas, así como con el comportamiento del turista: minimizar el consumo y los residuos, denunciar los abusos, adaptarse al destino, ser observador y humilde, no presumir, etc.
Las ideas que se exponen a continuación complementan lo anterior e invitan a reflexionar como turistas que realmente desean aprender y minimizar su impacto.
1-Transporte. Tanto el transporte hasta nuestro destino, como el transporte en los alrededores del mismo deben ser responsables y reducidos en lo posible.
-La norma número uno es evitar el avión, aunque sea barato. También debemos negarnos a usar otros medios de transporte de alto impacto: cruceros o embarcaciones de recreo, especialmente las motos de agua o aquellas de uso particular (yates, lanchas…).
-Por supuesto, se debe eliminar todo transporte que implique maltrato animal, incluso aunque sea para distancias pequeñas. Montar encima de un animal no es ético, sea este un elefante, un caballo o un dromedario.
-El coche privado también tiene una enorme huella ecológica, sea eléctrico o de combustión. Hay formas de ahorrar combustible y hay que tomar conciencia de la ecología de las carreteras.
2-Agua, energía y otros recursos. Hay estudios que concluyen que los turistas gastan más agua que en sus casas, tal vez porque no la pagan. Los recursos naturales deben cuidarse siempre, incluso aunque estemos en una zona donde no haya escasez. Reducir el consumo de recursos, como la energía (en luces, aire acondicionado, calefacción…) debemos hacerlo siempre (estemos o no en nuestra casa).
3-Ideas para hacer en los alojamientos:
-En los hoteles, es bueno colgar en la puerta el cartel de «No molesten» («Do not disturb»). Cada día que usamos ese cartel, evitamos que nos hagan la habitación, con lo cual ahorramos cambios de toallas, agua, detergentes, energía… y también mejoramos la calidad laboral de las camareras de piso (las kellys). A veces, te cambian las toallas aunque no las hayas puesto en la ducha.
-Ante el calor, podemos usar ideas simples, como priorizar el ventilador (si es posible), usar agua pulverizada o tejidos húmedos, etc., ideas que están entre estos 25 métodos baratos para no pasar calor.
-Reducir la generación de residuos y, cuando se produzcan, separarlos para ser depositados en los contenedores adecuados. Si el destino no dispone de ellos, preguntar en el hotel si hay alguna alternativa y estudiar si es viable conseguirlo.
-Si nuestra habitación tiene varias papeleras, podemos decidir usar solo una, de forma que en el resto de papeleras no tengan que cambiar la bolsa cada día.
4-Compras y regalos. Ser cuidadosos. El mejor consejo es no comprar por comprar. Es un error pensar que cualquier persona va a agradecer un regalo de nuestro destino turístico.
5-Descubrir las cercanías al destino. Los monumentos famosos no es lo único interesante. A veces, están tan masificados que es mejor visitar otro lugar. En un artículo de la revista Ballena Blanca (del que publicamos unas fotos en nuestro Instagram) se proponían algunas ideas interesantes:
-Hacer turismo aprovechando el viaje hecho al destino, descubriendo sus cercanías y no lugares aún más alejados. Es mejor descubrir a fondo la ciudad de Dolinga, que olisquear superficialmente siete capitales europeas.
-También recomienda dejarse aconsejar por gentes y guías de la región, consumir productos locales y no escatimar en museos o monumentos. Es una forma de contribuir al desarrollo local y aprender, dos objetivos importantes en todo turismo responsable.
-Es primordial viajar sin prisas, sin obsesionarse con la cantidad de lugares o de fotos hechas (o publicadas). Disfrutar del trayecto como del destino.
-Dejemos que el viaje sea también un encuentro con nosotros mismos. Ese es nuestro destino más cercano aunque, a veces, lo coloquemos en otra galaxia.
6-Descubrir las cercanías a nuestra propia casa. ¿Cuanta gente ha estado en la otra esquina del globo y no conoce lugares maravillosos cerca de su ciudad o incluso en su misma ciudad? Aprovecha tus vacaciones para conocer mejor tu región y fomentar la economía local.
7-No confundas «haber estado» con «conocer». Tener mil fotos de nuestra cara en un lugar no significa que lo conozcamos. No podemos pretender conocer completamente un destino (ni siquiera nuestra propia ciudad), pero al menos debemos pretender conocer lo más básico, como movernos por (parte de) la ciudad sin mapa y sin GPS. Haz un mapa mental de la zona que visitas con sus lugares más señalados: sus ríos, sus monumentos, sus barrios emblemáticos, tu alojamiento, tus rincones preferidos, etc.
-No tengas miedo a perderte por la ciudad. Andando y preguntando llegarás a encontrarte. Por eso, no debes viajar con prisas.
-Habla con las personas. Pregúntales dónde comer o cómo llegar a algún sitio. Aprenderás cosas que ni te imaginas.
-Fíjate en los detalles. ¿Cómo pavimentan o ponen el nombre a las calles? ¿Cómo andan o visten los habitantes? ¿Se nota que algunos son turistas? ¿Qué diferencia hay entre los edificios de distintos barrios? ¿Hay transporte público? ¿Dónde está la pobreza si no la ves?
8-Visitas NO recomendadas. Hay actividades, lugares y espectáculos que es mejor no visitar, porque al hacerlo estamos dando apoyo a ciertos crímenes, como el maltrato a los animales en zoos, acuarios, circos, o en actos de tauromaquia. También hay deportes conflictivos, como el golf en zonas sin agua. ¿Son los encierros de San Fermín un acto de maltrato animal? Si lo dudas, es porque no lo has pensado ni investigado jamás. Tampoco se recomienda abrazar árboles, especialmente donde lo hacen los turistas sin pensar.
9-Lugares singulares. Si en un barrio o en una playa hay más turistas que nativos, no lo elijas para tus vacaciones. Evita fomentar la turismofobia.
10-Estrés post-vacacional. Pocas cosas hay más absurdas que ir de vacaciones para descansar y venir más cansado; con la sensación de haber dedicado tiempo y dinero a algo que realmente no era tan maravilloso como habíamos imaginado.
Al final, como siempre, lo importante es pensar un poco; conocer en qué consiste la esencia del ser ecologista y, como decía el poema, ser más de mochila que de maleta.
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