La multinacional trata de neutralizar una publicación que
descubre situaciones de explotación, contaminación, opacidad fiscal y un código
ético de conducta inútil
25/03/08. Sociedad. Ante la noticia que difundió hace poco EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com
sobre la publicación en español del libro ‘Ikea, un
modelo desmontable’, la multinacional Ikea ha
reaccionado utilizando al diario ‘El Economista’ para neutralizar las
revelaciones de dicha obra que...
La multinacional trata de neutralizar una publicación que descubre situaciones de explotación, contaminación, opacidad fiscal y un código ético de conducta inútil
25/03/08. Sociedad. Ante la noticia que difundió hace poco EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com
sobre la publicación en español del libro ‘Ikea, un
modelo desmontable’, la multinacional Ikea ha
reaccionado utilizando al diario ‘El Economista’ para neutralizar las
revelaciones de dicha obra que Editorial Popular acaba de sacar a la luz. Un
libro que ofrece una visión alejada de la habitualmente amable, familiar y
desenfadada que transmite Ikea. La explotación laboral de los trabajadores de
fábricas proveedoras en países del tercer mundo, la opacidad fiscal en base a
un complejo conglomerado de sociedades y fundaciones, algunas radicadas en
paraísos fiscales, y el modelo altamente perjudicial con el medio ambiente
quedan patentes en un obra que también señala la inutilidad y falta de
transparencia del código de conducta ético que la multinacional sueca impone a
sus proveedores.
APENAS un día después de que esta revista publicase una noticia sobre la
reciente salida a la venta del libro ‘Ikea, un modelo desmontable’ de Editorial
Popular, el diario ‘El Economista’ publicó otra noticia titulada “Ikea desmonta
las acusaciones del libro Ikea, un modelo desmontable” (el enlace a esta
noticia está al final del texto) en la que la multinacional de la decoración expone
que tiene un “alto sentido de la responsabilidad, cumple la ley, es
transparente y aplica un código de conducta específico sobre
explotación infantil”. Un noticia la de ‘El Economista’ que trata de “desgranar
cada una de las acusaciones” de la que es objeto Ikea en el libro, que está
escrito por Olivier Baily, Denis Lambert y Jean-Marc
Caudron, autores ligados a Intermon Oxfam Bélgica.
DESTRUCCIÓN DEL MEDIO
AMBIENTE. El libro pone sobre el tapete
que Ikea “no se ha preocupado por la ecología durante la gran mayoría de su
existencia” y sólo fue hasta mediado los 80 y principios de los 90 y gracias a
la presión popular que se tomaron iniciativas en este sentido: “Tras la
revelación de la presencia de sustancias tóxicas en sus productos” y la acción
directa de asociaciones como la alemana Robin Wood. Cambios que se produjeron
porque entre otras medidas “equipos de esta ONG subieron de manera simultánea a
los techos de tiendas de Ikea en cinco ciudades alemanas porque Ikea no quería
dar informaciones sobre la procedencia de la teca utilizada para sus muebles de
jardín y la procedencia de sus suministros de madera de Rusia e Indonesia” y
porque en países como Dinamarca las ventas habían descendido un 20%.
PESE
a que la multinacional mantiene acuerdos con asociaciones como Greenpeace y WWF
y desde 2000 existe el IWAY –“código de conducta que Ikea pretende imponer a
sus proveedores y exime su responsabilidad en materia social y medioambiental”-
los autores del libro critican que para descubrir si los proveedores cumplen
las condiciones ambientales “habrá que confiar en Ikea porque las auditorías
que se realizan cada dos años son internas y Greenpeace y WWF no tienen acceso
a ninguna información que les permita validar o no la actitud responsable de la
multinacional. Ikea -cuya materia prima fundamental es la madera- es la única
que puede evaluar su gestión en materia de medio ambiente”. Por otro lado, el
libro da cifras como que sólo el catálogo de Ikea ha movilizado 83.000
toneladas de papel y que pesa “expresada en toneladas de CO2 2.808.424
toneladas”.
CONCLUYEN
los autores: “Incitar a sus clientes a tirar cada cuatro años su dormitorio no
es, si hablamos con propiedad, una visión ecológica. Como muchas empresas, Ikea
comprende el desarrollo sostenible como un desarrollo económico que dura”.
LA información
de ‘El Economista’ arguye que la madera que utiliza Ikea es “renovable, reciclable
y biodegradable".
FALTA DE TRANSPARENCIA
FINANCIERA. Antes de la aparición
de este libro, un extenso artículo publicado en mayo de 2006 en el periódico
británico ‘The Economist’ titulado ‘Flat-Pack accounting’ explicaba la compleja
red de sociedades y fundaciones por la que se dirige Ikea y daba cuenta de su
falta de transparencia. Es precisamente por esta razón que Ikea fue una de las
tres empresas que el Foro Social de Davos nominó como empresa más
“especialmente irresponsable” del mundo en los premios ‘Ojos Público’ en los
que se le acusaba de “evadir al fisco”. El libro no hace sino incidir en estos
aspectos: “Nada es menos transparente que Ikea. Es una estructura opaca de la
que nada se filtra. Es imposible saber quién es su propietario, es imposible
conocer los detalles de las cuentas, es imposible tener un resultado
consolidado, es imposible conocer los haberes e inversiones de la sociedad”. Ikea
se maneja desde Ingka Holding, una compañía privada
registrada en Holanda que pertenece enteramente a Stichting Ingka Foundation,
que es una entidad sin ánimo de lucro exenta de impuestos también registrada en
Holanda, país con una política fiscal muy laxa en esta materia. Stichting Ingka
Foundation está valorada en 36.000 millones de euros y está considerada la
mayor fundación sin ánimo de lucro del mundo, por encima incluso de la de Bill
Gates. Tiene por objetivos “la innovación en el campo de la arquitectura de
interiores y el diseño”. Por otra parte, la marca registrada y el concepto de Ikea pertenece a
Inter Ikea Systems, otra compañía privada holandesa, que no forma parte del
Ingka Holding Group sino a Inter Ikea Holding, compañía registrada en
Luxemburgo, que a su vez pertenece a una compañía de idéntico nombre de las
antillas holandesas controlada desde Curacao y de la que no se sabe quiénes son
sus beneficiarios, aunque se sospecha que también la controla la familia
Kamprad.
LA
información de ‘El Economista’ asegura que Ikea cumple con la normativa
fiscal de cada uno de los países donde opera.
EXPLOTACIÓN LABORAL. “Después de 61 años de existencia Ikea decidió hablar de su
responsabilidad social en 2004”,
advierten los autores de ‘Ikea, un
modelo desmontable’, que recuerdan que una década antes varios documentales
emitidos por televisiones suecas y alemanas mostraban niños encadenados a las
máquinas de producción y prácticas inhumanas de trabajo en las fábricas que
producían para la empresa en Pakistán, lo que hizo tomar medidas a la
multinacional para erradicar el trabajo infantil a través del código IWAY.
NO obstante,
el libro apunta que el código de conducta IWAY se dirige a los 1.300
contratistas que Ikea tiene en todo el mundo y del cual se niega a ofrecer una
lista, a diferencia de otras compañías como Nike o Reebok. Del mismo modo, los
autores ofrecen una descripción detallada de informes independientes de ongs
como Intermon y Somo en centros de producción de Ikea en países como
Bangladesh, India y Vietnam, cuyas conclusiones son que el IWAY se incumple
sistemáticamente -los trabajadores de los países en desarrollo ni siquiera
saben de qué se trata-, no existen los sindicatos, los sueldos son miserables y
no permiten salir del umbral de la pobreza aún estando siempre por encima del
mínimo legal de cada país, los horarios superan en muchas ocasiones las 60 e
incluso las 70 horas a la semana, hay obreros que duermen en el lugar de
trabajo, si se enferman pierden un día de salario…
LAS
críticas a la multinacional se centran también en las dificultades y límites
que puso a esta investigación y en que la aplicación de este código de conducta
se controla casi exclusivamente desde Ikea. “Para hacer que se respete el IWAY,
la vinculación con ONG locales, sindicatos y otras asociaciones permitiría un
trabajo creíble y permanente. Pero optar por semejante situación significaría
que Ikea tendría que renunciar a dos de sus prácticas rectoras: el precio
comprimido y la opacidad a cualquier precio”, concluye el libro.
DESDE
Ikea “niegan rotundamente que sean partícipes de la explotación infantil, sino
que aseguran que luchan proactivamente contra esta lacra”, aspecto este último en el que los autores reconocen el esfuerzo de la
multinacional.
LOS responsables
de Editorial Popular han explicado que la principal
motivación “para publicar este libro ha
sido el comprender el enorme impacto que tiene en nuestras vidas el
fenómeno de Ikea, esclarecer en qué consiste su sistema de venta, cómo
influye en nuestros hábitos y cómo ha llegado a ser posible. Pero sobre
todo entendimos que el público, el consumidor, tenía también derecho
(¿y la obligación?) de saber más”.
PUEDE acceder a la noticia de El Economista aquí:
http://www.elecodiario.es/mundo/noticias/417975/03/08/Ikea-desmonta-el-libro-Ikea-un-modelo-desmontable.html
LEA AQUí el capítulo ‘Auditorías
independientes’ de ‘Ikea, un modelo desmontable’.
MÁS información en www.editorialpopular.com
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