Los hechos sucedieron hace meses. Ha recurrido al Servicio de Vía Pública y ha mantenido reuniones en La Tabacalera con personal municipal. No recibe respuesta

08/04/15. Sociedad. Otra nueva víctima del Ayuntamiento de Málaga. La Corporación no responde a los recursos que una madre de 26 años interpuso tras ser multada con 3.001 euros por vender dulces en la calle sin licencia para poder darle de comer a su hijo. La infracción de Lidia Nieto es venderlos en la puerta de un colegio. Esta vecina de la corrala okupa ‘Las Luchadoras’ explica que...

...es la única forma con la que puede sacar algo de dinero con el que mantener a su hijo de 10 años. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com se hace eco de su caso, que recuerda al de Ricardo Cabello, el padre de familia y parado de larga duración que para mantener a su esposa e hijas decidió vender pan en la calle. Fue multado con más de 3.000 euros, como Lidia Nieto. Tras varias informaciones sobre su situación en este mismo medio, y una campaña que logró captar más de 10.000 firmas, Cabello explicó en las redes que el Ayuntamiento había “abierto una vía de entendimiento”.

LIDIA Nieto compra cada semana varias bandejitas de dulces “cerradas”, “yo no las manipulo”, a un pastelero del barrio. Con ellas, se dirige, como otras chicas en su misma situación, a la puerta del colegio de La Goleta. Padres y madres se le acercan para comprarle estos dulces para los niños que están a punto de salir de clase. Pero hace ya diez meses esta práctica, con la que Nieto saca adelante a su hijo de diez años, se encontró con la normativa municipal y con un agente policial dispuesto a hacerla cumplir.

“SON
bandejitas que no toco con las manos”, defiende, al tiempo que recuerda que solo saca a la semana “quince euros”. “Vino un policía de paisano. Pensaba que se acercaba a comprarme. Yo tenía las cajas en la misma escalera del colegio de La Goleta”, explica, al tiempo que recuerda que no la llegó a pillar vendiendo. Lo primero que dijo Nieto es que los dulces a su lado eran para un cumpleaños. El policía no la creyó. Poco después se acercó una de las madres preguntándole por un encargo. El agente, entonces, le pidió el DNI.


TAMBIÉN
le decomisaron los pasteles. Lidia llegó a ofrecer que se abriesen las cajas y se regalasen a las familias que esperaban el fin de las clases en la escuela. No le fue permitido. Algunos padres y madres que se encontraban en las inmediaciones la defendieron. “Dejadla, hombre, que se está ganando la vida”.

DESDE
que recibió la multa Lidia Nieto no ha parado de moverse para intentar recurrirla. Le asesora un abogado, con quien se ha personado en reiteradas ocasiones ante personal municipal. El alcalde, Francisco de la Torre (PP), y el edil de Derechos Sociales, Francisco Pomares, son conocedores de su situación, asegura a esta revista el letrado. Poco se ha avanzado y el entorno de Lidia teme que el silencio administrativo sea una resolución negativa a sus recursos.

LA
multa, en un principio de 3.001 euros, podría haberse incrementado desde entonces hasta unos 3.400 euros. Lidia no puede permitirse pagar tal cantidad. Explica que vive en la corrala de Las Luchadoras, un bloque abandonado que fue okupado hace meses por varias mujeres con niños, de ahí su nombre. Ahora en el inmueble viven ocho mujeres y un hombre, cada unidad familiar con niños. Una de las mujeres se ha tenido que ir del edificio porque las humedades cada vez son mayores en las paredes, y alrededor tiene solares en los que de vez en cuando se cuela gente para recoger chatarra, cuenta. También hay cada vez más ratas, por lo que Lidia dice vivir con el temor de que algún día los roedores acaben entrando en su hogar. “Son como leones”.

LIDIA
va a Cáritas y a Cruz Roja y no percibe ayudas. “De hecho he tenido que arreglar un papel para poder solicitar ayudas del Ayuntamiento”. Se trata de un documento que tenía que firmar el padre de su hijo, que está en prisión, lo que ha demorado todo el proceso. La situación es desesperada. “No paro de ir a la Tabacalera -sede municipal-. Me van a comer las ratas. Ya no sé a dónde ir”. El Ayuntamiento ni le contesta.

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