48 periodistas se irán a la calle tras llegar a un acuerdo con
los propietarios
12/09/06
MÁLAGA. Una de las
cabeceras más antiguas de la provincia, el Diario Málaga Costa del
Sol, está a punto de desaparecer, víctima colateral de la tormenta
política y económica que ha generado la ‘Operación Malaya’ contra la
corrupción en Marbella dirigida por el juez Miguel Ángel Torres.
CONSTRUCCIONES Salamanca es una de las empresas implicadas en la primera fase de la ‘Operación Malaya’. Su presidente, Emilio Rodríguez Bugayo, fue detenido acusado de pagar casi 1,3 millones de euros a Juan Antonio Roca, cerebro de la trama marbellí, por dos convenios en Nueva Andalucía: las promociones de Marqués del Duero y Las Brisas Golf, donde se habría aumentado la edificabilidad de las parcelas. El empresario nacido en Pontevedra pagó medio millón de euros de fianza por obtener su libertad.
RODRÍGUEZ Bugayo desembarcó en la Costa del Sol tras haber movido su empresa 30 millones de euros en 2003 gracias a los negocios urbanísticos que desarrolló en la zona noroeste de Madrid, especialmente en Pozuelo y Majadahonda. La suya era una de esas firmas con gran proyección y renombre en la Marbella de Roca. Además de su proyecto estrella –la promoción Embrujo Banús, por el que obtuvo el “Premio Nacional a la Mejor Obra Privada”, otorgado por la Asociación de Empresarios del Mármol y la Piedra, que es donde se ubica la delegación del periódico en Marbella– el empresario pontevedrés es propietario del restaurante La Meridiana y la discoteca La Notte, ambos locales de lujo ubicados en la Milla de Oro, y adquirió recientemente la Plaza de Toros de Puerto Banús. A su boda, celebrada el año pasado, acudieron como invitados la ex alcaldesa Marisol Yagüe y otros ex concejales actualmente encarcelados en Alhaurín.
DIARIO Málaga fue comprado por Construcciones Salamanca al polémico Javier Checa, peculiar empresario de la comunicación y ex alcalde de Torredonjimeno (Jaén). La cabecera reforzó su plantilla en Marbella con el objetivo de mejorar la imagen de la ciudad como destino turístico y al mismo tiempo poseer un órgano de comunicación de cierto renombre en la zona que diese cobertura publicitaria a sus negocios y promoción mediática a sus intereses. De hecho, algunos de los profesionales que allí trabajan han denunciado sotto voce las presiones por no tocar ni ‘mojarse’ en ciertos asuntos espinosos.
LA cabecera Diario Málaga era deficitaria y las pasadas navidades ya había llevado a cabo una reestructuración de plantilla mediante la cual el diario se dejó de imprimir en la sede cercana al aeropuerto de Málaga y pasó a editarse en otra imprenta en Antequera, con lo que se prescindió de alrededor de una veintena de maquinistas y técnicos. El pasado mes de julio la dirección del periódico comunicó a su plantilla el inminente cierre. La ‘Operación Malaya’ estaba afectando seriamente a Construcciones Salamanca. A la detención de su presidente y posterior pago de la fianza se le unía la mala marcha de sus negocios en la zona y la paralización del proyecto que ultimaba Rodríguez Bugayo, un hotel de cinco estrellas y un centro comercial en Puerto Banús.
DADO que los trabajadores carecían de un comité de empresa, se eligieron a varios periodistas como representantes y se llegó a un acuerdo amistoso con la empresa. Según los periodistas con los que se ha puesto en contacto EL OBSERVADOR, alrededor del 70 por ciento de la plantilla tenía contratos indefinidos y el acuerdo con los propietarios ha sido aceptado por la gran mayoría de los trabajadores afectados, que suman un total de 48 personas.
AL ser una de las cabeceras más antiguas de Málaga, y pese a las lógicas suspicacias que ha despertado las gestiones de sus anteriores propietarios, no faltan los rumores que apuntan a la compra del Diario Málaga por algún grupo mediático, entre los que suenan La Voz de Galicia, Unedisa, grupo editorial del diario El Mundo, y el Grupo Planeta, aunque todavía nadie ha realizado ninguna oferta en firme.
EL cierre de Diario Málaga se une al de La Tribuna de Marbella, el periódico municipal que diseñó el periodista Martín Prieto como órgano de expresión del gilismo. Aunque en el caso de La Tribuna, todos los trabajadores fijos fueron reubicados en gabinetes de prensa del Ayuntamiento o en la radio y Televisión municipales.