Los profesores de la UMA Sonia Blanco, Teodoro León y Fernando Wulff analizan la carga de profundidad de las denuncias del veterano corresponsal de guerra

20/03/13. Comunicación. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recaba las opiniones de los profesores de la Universidad de Málaga Sonia Blanco, Teodoro León Gross y Fernando Wulff sobre el ‘terremoto’ provocado por las declaraciones del laureado corresponsal de guerra Gervasio Sánchez acerca del vídeo que el pasado domingo publicó El País de soldados españoles torturando a un iraquí, que había sido contratado como traductor por el propio diario.

EL pasado domingo El País difundió, coincidiendo con los diez años del inicio de la guerra de Irak, una grabación en la que varios soldados españoles propinan una brutal paliza a un preso iraquí. Tras esta publicación, Gervasio Sánchez, corresponsal de guerra y uno de los periodistas más premiados y reconocidos de España, denuncia a través de su blog ‘Los desastres de la guerra’ que la cabecera de Prisa conocía estos hechos desde 2005 y que hizo caso omiso de los mismos a pesar de que la persona a la que se torturó ejerció como traductor para el diario. La carga de profundidad de los artículos de Sánchez  ‘Nueve años de denuncias’ y ‘El honor perdido de Flayeh Al Mayali’ –consultar AQUÍ- han provocado un seísmo que ha sacudido los cimientos del periodismo en España.

ESTA
revista consultó ayer sobre este episodio a la profesora de Periodismo de la UMA, Sonia Blanco: “No tengo los datos suficientes para hacer un cuadro completo, pero por lo que he podido leer este es un caso digno de estudio en las universidades de Periodismo y debiera ser la chispa que cuestione ciertas cosas, algo que nos haga plantearnos que quizás el descrédito actual de los periodistas se deba a que nosotros somos los que nos estamos cargando el periodismo. Me gustaría que alguien tirara del hilo y que el tema hiciera más ruido del que ha hecho, porque se han lanzado acusaciones muy graves. Si El País tenía está información guardada en un cajón, con la certidumbre de que era veraz y contrastada ¿Por qué la ha ocultado? ¿Por qué la hace pública ahora? Insisto en que todavía tengo el beneficio de la duda, pero es un caso que me preocupa mucho”.

TAMBIÉN se solicitó un análisis de lo ocurrido a su homólogo en la UMA, Teodoro León Gross: “Es un asunto de gran importancia al que convendría prestar atención y no dejarlo caer como un conflicto gremial ni tampoco analizarlo a la sombra de las trincheras de afinidad al PP o al PSOE, que acaban condicionando muchos debates. Me parece un episodio de mal periodismo, que plantea la patología de la pasividad. Ante un asunto apasionante desde el punto de vista periodístico, El País no se movilizó para investigar. Pero no ceñiría la crítica a esta cabecera, porque tras publicarse estos hechos en El Heraldo de Aragón, ningún otro medio de comunicación retomó el asunto. En un segundo plano, lo ocurrido plantea el debate de la connivencia con el poder y cómo un medio actuó como correa de transmisión de un nuevo gobierno que no quería noticias incómodas sobre Irak. Es un asunto muy serio que revela prácticas y complicidades del sistema de medios que nos atañen a todos como periodistas y como ciudadanos”.

POR su parte, el catedrático de Historia de la UMA, Fernando Wulff, señala lo siguiente: “Me parece verosímil lo que cuenta Gervasio Sánchez. Y lo veo como parte de la permanente decepción de los lectores de El País, que hemos de dejado de sentirnos identificados con el periódico por la destrucción ética de Cebrián. Durante un tiempo El País representaba ese lazo de confianza entre el lector y el periodista, había un componente profundo de fiabilidad que ahora se ha perdido. Es una quiebra grave, porque el destino del periodismo es la verdad”.

LO ocurrido con este asunto demuestra las injerencias del poder en el contenido que difunden los medios. Pero si este caso habla de un diario nacional y del gobierno de un Estado, esta misma tensión se reproduce a escala local y provincial. El estudiante de periodismo Javier G. Angosto escribió en su blog el pasado diciembre el artículo ‘Periodismo Hemicraneal’ -consultar AQUÍ- en el que León Gross, también columnista de Sur, y Pablo Bujalance, columnista del diario Málaga Hoy, dieron a los alumnos algunos ejemplos del “martilleo constante de los poderes fácticos”.

AYER fue EL OBSERVADOR el que invitó al profesor de la UMA a leer este artículo, que no conocía. A este respecto, León Gross apunta: “El periodismo tiene varios flancos de acoso casi inevitables. Uno de ellos viene por parte del poder político, otro es la influencia de los anunciantes y su capacidad para inducir ciertos temas. Siempre ha sido así. Pero con la crisis ha aumentado la dependencia de la publicidad institucional y se genera un cierto temor a la intervención del poder en la elaboración de la agenda”. Tras señalar que lo importante no es que existan estas presiones, sino cómo se reacciona ante las mismas -destaca que diario Sur “siempre se ha manejado muy bien por lo que a mí respecta”- León Gross apunta la conveniencia de que estos debates se realicen en las universidades y las redacciones, tratando cuestiones como la publicidad institucional con la mayor transparencia posible.

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