El vicepresidente de la AEA desde 1992 compró el local a la asociación de editores en 2001 y lo vendió a los dos meses

Francisco Argüelles24/10/06 MÁLAGA. El vicepresidente de la Asociación de Editores de Andalucía (AEA) desde 1992 hasta hoy, el empresario malagueño Francisco Argüelles -de la editorial Arguval- consiguió 3.476.717 pesetas de las de entonces (2001) en una sencilla y especulativa operación inmobiliaria con la sede de la asociación.

El vicepresidente de la AEA desde 1992 compró el local a la asociación de editores en 2001 y lo vendió a los dos meses
 
Francisco Argüelles24/10/06 MÁLAGA. El vicepresidente de la Asociación de Editores de Andalucía (AEA) desde 1992 hasta hoy (14 años seguidos), el empresario malagueño Francisco Argüelles -de la editorial Arguval- consiguió 3.476.717 pesetas de las de entonces (2001) en una sencilla y especulativa operación inmobiliaria con la sede de la asociación. La historia es como sigue.

LA AEA desarrollaba su trabajo en Málaga desde 1990 en el primer piso del número 18 de la calle Ferrocarril del Puerto. Como refleja la memoria de este organismo, aquel año había alcanzado “el saneamiento económico y una infraestructura inicial, que culmina con el alquiler”. En aquel local siguió la AEA hasta 1999, cuando el economista Juan Antonio Fernández Rivero, director de la pequeña editorial malagueña Miramar, socio tesorero de la asociación y empleado del BBVA, expuso a la Junta Directiva la posibilidad de comprar un inmueble en Leopoldo Alas Clarín Nº 8. Es él mismo quien recomendó la adquisición del local ya que por su trabajo en el banco disponía de información privilegiada y estaba al tanto de las diferentes ofertas inmobiliarias que dicha entidad financiera tenía en Málaga. “Creo recordar que costó 13 millones”, afirma Fernández Rivero, quien sin embargo no confirma que esta cifra sea exacta ya que “tiré los papeles”.

 

MENOS de dos años después de esta adquisición, Fernández Rivero se enteró, también vía BBVA, de otra Antigua sede de la AEAoportunidad para hacerse con un piso en Joaquín Verdugo Landi nº 1, “una oportunidad maravillosa, hasta al punto que al principio pensé en quedármela yo”, señala Rivero. El tesorero insistió a la Junta directiva de la AEA para que se comprase el nuevo local, algo que sorprendió a no pocos socios por el poco tiempo transcurrido desde la primera compra. “Sé que sonaba raro para muchos, sorpresivo, pero era una oportunidad inmejorable”. Su precio tampoco lo recuerda con exactitud, aunque se aventura a ponerle cifra: “costaba unos 14 millones y medio”. El tesorero venció la sorpresa inicial que causaba aquel cambio de sede con una propuesta de operación rápida (no se ha podido saber el porqué de esa rapidez) mediante la cual se financiaría la compra de un inmueble por la venta del otro.

CURIOSAMENTE, en lugar de ser la propia AEA, presidida entonces por Jesús Peláez, quien vende el local como persona jurídica, lo primero que se hizo fue poner a disposición de los socios el bajo de la calle Leopoldo Alas Clarín. Como es lógico fueron las editoriales malagueñas las que se interesaron por el inmueble, preguntaron por su precio casas pequeñas como Ágora y Algazara por si podían mudarse allí, pero finalmente fue Arguval de los hermanos Francisco y Antonio Argüelles, una firma de mayor tamaño, quien se hizo con él en mayo de 2001 por “cosa de un millón más de lo que se había adquirido”, si seguimos las indicaciones de Fernández Rivero.

Nueva sede de la AEASIN embargo, tras consultar las referencias catastrales del Registro de la Propiedad, la memoria del antiguo tesorero de la AEA queda en entredicho. Efectivamente fueron los hermanos Argüelles y sus esposas quienes el 31 de mayo de 2001 pagan por la finca de Leopoldo Alas Clarín 11.523.283 pesetas. A la AEA le había costado 8.800.000 pesetas en 1999. Pero lo que es más curioso: los hermanos Argüelles venden aquel bajo, el 27 de julio de ese año mismo año, cuando ni siquiera han pasado dos meses de su compra, por 15 millones de pesetas. Es decir, en menos de dos meses esta operación inmobiliaria reportó a los Argüelles 3.476.717 pesetas de las de entonces.

PESE a que todo fue legal, esta operación inmobiliaria avivó el enfrentamiento entre detractores y próximos a Francisco Argüelles, a la sazón vicepresidente, entonces y ahora, de la AEA y uno de los pesos pesados entre los editores andaluces. No faltó quien pidió explicaciones, ¿por qué la AEA no vendió directamente el local y así hubiese ganado, no tres y medio, sino seis millones de pesetas? ¿No hubiese sido más rentable para sus socios evitar un intermediario en esta operación, aunque éste fuese su vicepresidente?

PUEDE leer el reportaje original en el número 49 de EL OBSERVADOR: