crisis_papel.jpgCICO. 22/11/11. Javier Martínez. “Además de los estudiantes, que ven como suben las tasas año tras año, las empresas que funcionan gracias a la UMA tienen dispar suerte a la hora de afrontar la difícil situación económica. Mientras que las copisterías y las librerías no registran...

crisis_papel.jpgCICO. 22/11/11. Javier Martínez. “Además de los estudiantes, que ven como suben las tasas año tras año, las empresas que funcionan gracias a la UMA tienen dispar suerte a la hora de afrontar la difícil situación económica. Mientras que las copisterías y las librerías no registran una caída significativa de las ventas, las cafeterías reducen drásticamente sus ingresos debido a la congelación de los precios y a la bajada del consumo por parte de los alumnos”. El estudiante de Periodismo, coordinador de CICO / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com y coodirector de la revista http://latabernaglobal.com, Javier Martínez, aborda en este reportaje cómo “estudiar en la Universidad de Málaga cada vez es más caro. Y vivir de ella, cada vez más complicado”.

Efectos de la crisis en la UMA: la asistencia a las cafeterías cae un 50%

ADEMÁS de los estudiantes, que ven como suben las tasas año tras año, las empresas que funcionan gracias a la UMA tienen dispar suerte a la hora de afrontar la difícil situación económica. Mientras que las copisterías y las librerías no registran una caída significativa de las ventas, las cafeterías reducen drásticamente sus ingresos debido a la congelación de los precios y a la bajada del consumo por parte de los alumnos.

ESTUDIAR en la Universidad de Málaga cada vez es más caro. Y vivir de ella, cada vez más complicado. Los jóvenes que cada año superan Selectividad y pretenden acceder a estudios superiores se encuentran con un encarecimiento de las tasas, provocada por la llegada del Plan Bolonia y el aumento del IPC. Entorno a unos 700 euros, a veces rebajados por unas cada vez menos habituales becas, tienen que desembolsar los alumnos de la UMA para conseguir su título de grado. Este dinero es difícil de recaudar para familias acuciadas por la crisis económica, que además suelen costear el alojamiento y las dietas de los hijos que no tienen otro remedio que estudiar lejos de su ciudad. Además de las dificultades que atraviesan los alumnos, cientos de trabajadores pertenecientes a empresas con convenios con la UMA sufren la crisis y observan con preocupación el descenso del poder adquisitivo de los estudiantes.

SIN embargo, las copisterías y las librerías parecen estar saliendo airosas de la situación. El servicio de imprenta, fotocopias y la venta de material de papelería sigue siendo fundamental para el funcionamiento de la Universidad, servicio que prestan empresas como Max Copy. Sonia, trabajadora de este negocio con trece años de andadura en Teatinos, asegura que el descenso de las ventas no es significativo porque “fotocopias tienes que hacer, siempre”, y apunta a otro motivo aparte de la crisis para entender el freno de las ventas: las nuevas tecnologías. “Ahora los apuntes se suben a Internet o los da el profesor directamente”.

EN el sector de la impresión y las artes gráficas es de obligada mención Copicentro. Fundado fotocopiadora.jpgpor Juan Miguel Ferrer en 1984, cuenta con una importante presencia en la universidad, donde dispone de un local en cada facultad. Ferrer reconoce el difícil momento de la empresa, pero rechaza aumentar precios para contrarrestarlo. “Tenemos que apretarnos el cinturón, reducir gastos y seguir adelante”, afirma el director de Copicentro, que señala que los planos y el resto de servicios orientados a profesionales son cada vez menos solicitados, pero que la venta en las sucursales de Teatinos se mantiene en niveles asumibles a pesar de la bajada. La compra de material original es evitada en la manera de lo posible por los alumnos, que pretenden recurrir a fotocopias para leer y trabajar sobre libros obligatorios. Sin embargo, la prohibición de fotocopiar libros que rige en las copisterías lo evita. Ferrer asegura que “cada vez menos alumnos preguntan por este tipo de fotocopias”, debido a que saben que raramente el dependiente accederá a violar la ley.

AYUDADAS por esta prohibición, las principales librerías enfocadas al sector universitario no pasan por serios apuros actualmente. En septiembre de 2005 abrió la sucursal en Teatinos de Agapea, librería centrada en su servicio online de envío de libros urgentes. El gerente de esta sucursal, Miguel Ángel Martos, asegura que “gracias a Dios”, no se ha notado mucho la crisis en su local. “No ha habido una subida, como era de esperar, pero no nos podemos quejar”. Las novelas sí se han vendido menos, pero los libros técnicos no, lo que confirma que los universitarios aún siguen invirtiendo en este tipo de material frente a otras alternativas más baratas pero complicadas e ilegales. La situación de Q Pro Quo, librería especializada en textos universitarios y libros de educación, es semejante. Su encargado, Jose María Sancho, declara a CICO que desde 2010 se registra una caída en las ventas, pero que el negocio pervive sin mayores dificultades.

NO pueden decir lo mismo las cafeterías de la UMA. “Esto es un desastre”. El gerente de la cafetería de la facultad de Filosofía y Letras, que no quiso revelar su nombre a EL OBSERVADOR / CICO, se mostraba tajante y dramático. El pasado 29 de Octubre de 2008, los estudiantes llamaban al boicot contra las cafeterías como método de protesta contra la subida de precios, según recogía este medio (ver noticias relacionadas). La Universidad de Málaga rectificó, aplicando una rebaja del 5%, y los precios se han mantenido intactos desde entonces. Pero las cafeterías ven como los alumnos prefieren traerse la comida de casa y calentarla en el microondas, reduciendo los ingresos en caja.

SEGÚN afirma el encargado de la cafetería de Ciencias de la Comunicación, Juan Salgado, desde 2007 a 2011 hasta un 50% menos de alumnos consumen en el establecimiento. “Se nota sobre todo al mediodía”, afirma Salgado, quien cree que la UMA debería subir los precios. “Hubo una reunión el año pasado,cafeteria_derecho.jpg pero no sé en que quedaron porque los precios este año no han subido”. De idéntica opinión es el gerente de la cafetería de Filosofía y Letras: “a mí me gustaría poner el café a un euro, pero no puedo, tengo que ponerlo a 80 céntimos”. Esta cafetería lleva mucho tiempo reclamando a la UMA una subida de precios, pero el vicerrectorado hace oídos sordos a sus solicitudes y a las realizadas por EL OBSERVADOR / CICO, ya que no ha atendido ninguna de las llamadas realizadas para contrastar la información. El encargado de la cafetería de Filosofía y Letras acusa a la Universidad de negarles el derecho a vender alcohol y tabaco e ilustra perfectamente la encrucijada del negocio: “Si vendo 100 menús a cinco euros, gano 500 euros. Tengo contratadas 3 personas en la cocina. Gasto en cada cocinero 100 euros al día entre sueldo y Seguridad Social. El resto de los 500 euros se me van entre luz, agua y material”.

EL interés de estas empresas choca frontalmente con el interés de los alumnos, que como demostraron en 2008 no dudan en enviar instancias masivas y organizar huelgas si se lo proponen. Pero algunos gerentes de cafeterías como las de Psicología rehuyen el enfrentamiento con la UMA para subir los precios. Este gerente, que también se negó a ver su nombre publicado, cree que en vez de quejarse “hay que apretarse el cinturón y aguantar el tirón”, y se retrató como comprensivo con la falta de consumo de los estudiantes en las cafeterías. “El otro día vino un grupo de chicos con comida del McDonalds preguntando si podían sentarse en mi cafetería, y les dije que siempre que se quitaran si me hacía falta la mesa, les dejaba”. En un momento de la entrevista, un activista del 15-M participando en el encierro en la sala contigua vino a pedir aceite para una ensalada que estaba preparando. “Te la devuelvo mañana”. “Ningún problema”, dijo el gerente, que utilizó lo sucedido para ejemplificar su actitud con los alumnos. “No queremos causar problemas, porque sabemos lo mal que está la cosa”.

LA crisis económica no entiende de personas, de intereses, de ética, de moral, de historias. Afecta a todos por igual. Los conflictos se suceden y los acuerdos son cada vez más difíciles de alcanzar. Y quizá este tipo de situaciones tengan únicamente dos salidas: o resignarse, apretar los dientes y aguantar, o gritar, quejarse, moverse en defensa de lo propio y de lo ajeno. La Universidad de Málaga se enfrenta a unos tiempos donde tiene que ejercer de mediadora entre los distintos sectores afectados, ser austera y velar por la rentabilidad y el éxito de las empresas que permiten el buen rumbo de la institución. Sin embargo, el rescate de estos negocios puede crear malestar entre los clientes: es hora de sacar la balanza, negociar, dialogar y quizá sacrificarse. La cafetería universitaria está en juego. Más que un negocio, un símbolo de toda facultad que se precie.

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