vive_lerockCICO. 29/02/12 Isabel Vargas y Alberto R. Aguiar. Fotografías Sara Brox. Tras conocerse que el Ayuntamiento de Málaga no permitiría al Velvet Club que celebrase más conciertos en sus instalaciones, fueron numerosos los comentarios que inundaron el perfil del ZZ Pub en diversas redes sociales: ‘Vamos a meterle droga en el bar y a llamar a la policía’. ‘El ZZ va contra la cultura, quieren el monopolio’. Lorenzo Baz fue una de las

principales víctimas de esta campaña de descrédito. ‘Me reventaron las lunas del coche porque dejé en él varias pegatinas del bar’”. CICO / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recupera un año después el episodio que sacó a la luz un asunto no resuelto por el Ayuntamiento de Málaga, el de las licencias para locales con actuaciones musicales en vivo.

La falta de licencias para actuaciones musicales en vivo en el centro de Málaga continúa desatando la polémica

HACE apenas un año, el céntrico bar Velvet Club protagonizó, junto a la Asociación de Bares Musicales de Málaga, una polémica que a día de hoy aún colea. El Velvet exigía una revisión de la normativa municipal que regula la celebración de espectáculos en directo en los bares y los restaurantes de la ciudad.

TODO comenzó con una denuncia del ZZ Pub, un conocido bar de rock del centro, que acabó respaldada por la Asociación de Discotecas de Málaga al que pertenece el citado local. En ella, se alegaba que el Velvet Club carecía de licencia “café teatro” por lo que no podría continuar celebrando conciertos y otros espectáculos en sus instalaciones. La sala Velvet en cuestión, tal y como publicaba esta revista, también había sido denunciada previamente por los vecinos de la zona debido a las molestias que ocasionaba el exceso de ruido, según confirmaron entonces fuentes del Área de Comercio y Vía Pública de Málaga.

AÚN así, las redes sociales comenzaron a bullir. El tema, candente, acabó mezclándose con la incipiente indignación sociopolítica de aquel mayo de 2011. Mientras muchos malagueños trasladaban su malestar desde el ciberespacio hasta la Plaza de la Constitución, nacía, al mismo tiempo, la “Plataforma por las actuaciones en vivo Málaga”. Esta plataforma buscaba “luchar por la música en directo” y “acabar con el secuestro de licencias” del Ayuntamiento, alegando que cualquier bar que reuniese los requisitos específicos debería disfrutar de este permiso y poder celebrar cualquier tipo de manifestación artística.

PERO este tipo de licencias “café teatro” ya no se conceden en la zona céntrica ni en ninguna otra zona residencial desde 1997, atendiendo al Plan General de Ordenación Urbana de ese mismo año, que entró en vigor como respuesta a la calificación del centro histórico por parte de la Unión Europea de “muy ruidoso”. El Jefe de sección de calificación ambiental del Ayuntamiento, Juan Carlos Borrego, admite que el asunto “es complicado”. Para Borrego, otorgar licencias en el centro con la actual saturación acústica que allí se vive es “incompatible”. Así opinaba Purificación Pineda, ex concejala de Comercio y Vía Pública. La edil advertía por entonces que las asociaciones vecinales exigían una normativa más estricta para con el ruido en la calle.

velvetDE hecho, “cualquier tipo de actividad no se puede montar en cualquier sitio”, apostilla Borrego. Para solicitar una licencia café teatro es necesario contar con la aprobación de la Gerencia Municipal de Urbanismo, para poder iniciar “un procedimiento, la recalificación ambiental de la actividad” tal y como se estipula en la Ley 7 de Protección ambiental de 2007. Urbanismo comprobaría entonces que “el tipo de usos de suelo es compatible con actividades musicales” y que el local sea “apto para el negocio”: debe contar con un proyecto de insonorización y un estudio de la acústica. “A nivel medioambiental, el aspecto acústico es el más importante”.

EL “secuestro de licencias” que denunciaba la “Plataforma por las actuaciones en vivo Málaga” viene dado en la Ordenanza para la prevención y control de ruidos y vibraciones, cuyo fin último es “preservar, proteger y mejorar la calidad del medio ambiente acústico en la ciudad de Málaga y, a su vez, proteger a las personas de los ruidos y vibraciones que impliquen molestia, riesgo o daño para éstas”.

EL Consistorio malagueño ha velado por el interés de los ciudadanos. Al menos, de la mayoría. Sin embargo, un grupo de empresarios, periodistas y músicos malagueños, califican esta normativa de “atraso absoluto”. En palabras de la redacción de la guía cultural ‘Modernícolas’, representada por su directora, Marta Sader, “no conceder licencias para dar conciertos en el lugar de la ciudad que más actividades culturales concentra es la mejor forma de impedir que el tejido músical malagueño dé frutos”. Además, Sader denunció también la falta de comunicación entre las salas de conciertos ubicadas en el extrarradio con el centro de la ciudad. “Nuestra queja tendría menos peso pero, actualmente, ni siquiera es posible coger un autobús que te deje a menos de veinte minutos de alguna de las salas, y eso cuando no es directamente imposible hacerlo porque no hay rutas más allá de las 23.00”.

PABLO Gómez, vocalista del grupo malagueño ‘Fugitivos del Swing’ entiende que la música en directo de la ciudad vive una realidad “bastante cruda”. “Los grupos son muchos, pero tenemos pocos sitios para tocar”. Pero, aún así, Gómez no quiso opinar sobre esta controversia. “Mi opinión es que sobre los bares, los músicos no pintamos nada. El Ayuntamiento debe dar más licencias, ya que así habrá más sitios donde tocar. Ahí es donde está nuestro campo de batalla”.

IÑAKI Serrano, socio de uno de los bares del centro de Málaga, el ‘Vive le Rock’ considera que el Ayuntamiento, con el que ya se han reunido, “debería ceder más licencias”, aunque tiene claro que es algo que “no va a cambiar por mucho que hablemos” y tendrán que “acostumbrarse a consumir música en las salas que tienen licencias”. Sobre las salas con licencia que quedan aún en el centro, la directora de ‘Modernícolas’, Marta Sader, advierte de que es “cierto que existen dos o tres salas que sí tienen permiso para dar cabida a actuaciones en vivo en el centro, pero no es suficiente. De hecho, es un problema añadido, pues se crea un monopolio que no beneficia ni a los demás locales, ni a los grupos, ni al público, pues no hay diversidad en la propuesta y la competencia es imposible”.

EFECTIVAMENTE, pocos bares con licencia quedan en el centro de la ciudad. Uno de ellos es uno de los protagonistas de esta polémica. El ZZ Pub, acusado de “chivato” por denunciar la falta de permisos de la sala Velvet, sigue suscitando diversaszzpub reacciones. Entre ellas, la del vocalista del conjunto malagueño ‘Rough’, Joaquín Jerez Aragonés. “Si lo que pretende el ZZ es que los demás locales o un local determinado carezcan de actuaciones en directo, me parece fatal. Si un ciudadano se queja, lo razonable es que el bar realice las medidas adecuadas para la insonorización de la sala”. Pero los vecinos no siempre se quejaban del estruendo que pudiese organizar un concierto. La actitud incívica que muchos adoptan en las calles del casco histórico por las noches también crea desasosiego entre los residentes de la zona. El cantante de Rough lo tiene claro. “Eso pasa en el ZZ y en todos los locales, pero el responsable no puede ser el bar. Si se forma jaleo en la calle y viene la policía, la multa debe ser al que esté formando escándalo. La legalidad del bar es desde puertas hacia dentro”.

JEREZ ya tuvo una iniciativa con la que intentar paliar esta problemática. “Interactúa Málaga” (www.interactuamalaga.com) era un proyecto cuya pretensión consistía en “poner a los bares en contacto con los grupos nóveles” para facilitar esas conexiones. El resultado, según explicó el cantante, fue “fatal”. “Hay muy pocos bares con licencia para tocar y los pocos que aceptaban sólo pagaban 150 euros a todo el grupo”.

OTRO de los bares cruciales para entender esta polémica fue, sin lugar a dudas, el Velvet Club. Este suplemento intentó de múltiples maneras brindarles la oportunidad de trasladar su versión a los lectores CICO / EL OBSERVADOR  pero no recibimos respuesta alguna. Por el contrario, Lorenzo Baz; uno de los tres socios del ZZ Pub, sí prestó declaraciones a este medio. Baz se lamenta fundamentalmente de la vertiente negativa de las redes sociales. “Mucha gente puede hablar sin tener ni idea”. Tras conocerse que el Ayuntamiento no permitiría al Velvet Club que celebrase más conciertos en sus instalaciones, fueron numerosos los comentarios que inundaron el perfil del ZZ en diversas redes sociales. “Vamos a meterle droga en el bar y a llamar a la policía”. “El ZZ va contra la cultura, quieren el monopolio”. Lorenzo fue una de las principales víctimas de esta campaña de descrédito. “Me reventaron las lunas del coche porque dejé en él varias pegatinas del bar”. Lorenzo entiende que “cuando se descubre que un médico ejerce sin titulación, todo el mundo se echa las manos a la cabeza, pero que cuando un bar no tiene licencia para hacer determinadas actividades, a la gente le da igual”. Y no es fácil lidiar con este tipo de competencia, y más cuando es desleal. “Al contar con una licencia de café teatro o zona de fiestas, hemos de cumplir unos requisitos de insonorización y acústica específicos además de pagar tasas diferentes. El traslado para los bares con música suele suponer unos 2.000 euros. Para las salas de fiesta como el ZZ, son 300.000 euros. Los impuestos son también diferentes y los pagos a la sociedad de autores también. Lo único que nosotros denunciamos (desde la Asociación de Discotecas de Málaga) fue esta competencia desleal. No queremos el monopolio: ojalá cada noche en Málaga se celebrasen 25 conciertos. Pero que se nos exija a todos lo mismo”, aseveró. “Yo tengo que poner las copas a siete euros mientras que otro las puede poner a dos porque pagan sólo 2.000 euros de traspaso. Y encima, yo soy el cabrón, opresor y mafioso”.

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