EMPYRIA 04/02/14. José F. Ramírez. Fotografía: Isabel Vargas. El redactor José F. Ramírez entrevista para el suplemento EMPYRIA / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com al director del Centro Principia, el único museo dedicado plenamente a la ciencia en Málaga. “Un lugar de transmisión de conocimientos no puede crear rechazo. Hay que darle un vuelco al sistema educativo y que sus docentes disfruten de su trabajo”.

Sebastián Cardenete, director del Centro de Ciencia Principia:“Somos profesores que queremos mostrar la ciencia con experimentos, porque sin experimentos no hay ciencia” (I)

A la izquierda del hall del centro hay una habitación a oscuras. “Esperad, están las luces apagadas”. Sin preguntar, pulsa el interruptor para iluminar la sala repleta de módulos interactivos. El entrevistado parece olvidarse del porqué de nuestra visita y, sin perder su sonrisa por un segundo, nos enseña gran parte de los experimentos interactivos que forman parte del museo, como un niño pequeño que recibe sus juguetes por Reyes Magos. Sebastián Cardente, biólogo y profesor de secundaria, pero más conocido por ser director del Centro de Ciencia Principia, una pequeña instalación junto al estadio de fútbol del Málaga CF, es un auténtico privilegiado dentro de la divulgación científica en nuestro país. El equipo de Principia atiende a grupos de escolares a diario, pero también están abiertos a mostrar la ciencia a todo el conjunto de la ciudadanía malagueña.

EL Centro de Ciencia Principia es el único museo plenamente dedicado a la ciencia en términos generales de Málaga. ¿Ser su director conlleva mucha responsabilidad?
El cargo de director es algo circunstancial, no es tan importante. Me siento más parte de un equipo muy reducido formado por tres profesores y cinco monitores. Me ha tocado la responsabilidad de representarlo, pero por el resto de actividades tomamos de decisiones conjuntas y consensuadas. Las tareas como director son relativamente sencillas, y más cuando los compañeros con los que trabajas siguen la misma línea.

TENÉIS una sala a rebosar de módulos experimentales. Tengo entendido que el propio equipo de Principia se encarga de montarlos.
El museo tiene varias peculiaridades y una de ellas es que producimos nuestro contenido museológico. El museo se planteó como un recurso educativo. Los que formamos el equipo seguimos siendo profesores y así nos sentimos, no somos museólogos al uso ni gestores de un espacio cultural. Somos profesores que queremos mostrar la ciencia con experimentos, porque sin experimentos no hay ciencia. Y esa ciencia hay que explicarla en el aula. Nuestro mayor anhelo es que los profesores que vienen aquí sientan que tienen un recurso donde puedan encontrar experimentos sencillos transportables a las aulas de los colegios, institutos, guarderías... El teorema de Pitágoras o la jaula de Faraday se pueden explicar a través de juegos y no sólo con la explicación. No vamos a contarlo, vamos a hacerlo. La idea es que la gente sepa que con cuatro botes, una lata y una botella de plástico se puede hablar de Pascal o de Arquímedes. En esa línea, hemos construido nuestros propios módulos. La verdad es que tenemos un contenido digno de un museo, concentrado en una sala, mientras en otros lugares podría estar repartido en diez, y que no tiene nada que envidiar al mejor museo de ciencia del país.

SI tuvieras que definir a Principia en una o dos frases, sería...
Recurso educativo o espacio para el que el profesorado y el alumno disfruten y aprendan de la ciencia (aunque está abierto a todos los públicos, no lo limitamos a los escolares).

¿DE dónde surgió Principia?
La idea de Principia surge de un grupo amplio de profesores inquietos por los experimentos Distintos institutos de Málaga teníamos proyectos de divulgación científica, como el “Club Albert Einstein” en el Instituto La Rosaleda o el “Día de la Astronomía” en el IES Litoral, “La Semana de la Ciencia” en Martiricos o en el IES Pablo Picasso. Profesores de distintos departamentos de trece institutos de Málaga comenzamos a colaborar, a ayudarnos mutuamente y a prestarnos material y experimentos didácticos. El grupo nos pusimos de acuerdo para organizar la primera exposición interactiva de ciencia en 1994 en el Parque Tecnológico de Andalucía. Felipe Romera, Director del PTA, fue el único interesado en la iniciativa y nos cedió instalaciones para montarla. Ente todos los institutos llegamos a reunir cien experimentos para la muestra que duró un mes y medio y tuvo diez mil visitas. Tuvo bastante repercusión y tuvimos la visita del Consejero de Educación de la Junta de Andalucía, que desconocemos si estaba de visita por el PTA, vio que aquello tenía potencial y se le propuso la idea de la continuación de un proyecto estable de divulgación científica. Así llegó la promesa de la adquisición de un espacio, las gestiones y negociaciones. En 1998, por fin se cedió el terreno en el que hoy está construido Principia y los 50 millones de pesetas para construirlo. Un año después se inauguró con un contenido mínimo, con fondos para mantenerlo abierto un sólo mes mientras los profesores seguíamos dando clases en nuestros centros al mismo tiempo. En el curso 2000/2011 se consiguió a ampliar cuatro meses. Al curso siguiente se dotó profesor específico de comisión de servicios para todo el año. Otro hito llegó en el 2003, con la constitución del Consorcio Principia, que la presenta como entidad jurídica que avala y mantiene la supervivencia del museo, en el que forma parte la Consejería de Educación (instalación y profesores), Diputación de Málaga y Unicaja (dinero).

¿DE dónde viene el nombre de Principia?
El primer nombre fue MECYT (Museo Escolar de Ciencia y Tecnología), pero la naturaleza del consorcio no permite que el centro llevara la “M” de museo. Un museo no puede estar patrocinado por un consorcio, sino por un ayuntamiento, por una fundación, una entidad privada... Un ejemplo muy cercano es el del Parque de las Ciencias de Granada, que posee una entidad jurídica idéntica a la nuestra (de hecho, se la copiamos a ellos). Por tanto, puestos a buscar un nuevo nombre, nos fijamos en la física y en una de sus mayores figuras: Isaac Newton. Newton publicó su obra bajo el título de Philosophiæ naturalis principia mathematica (también conocido como Principia). Nos pareció un nombre con fuerza para atraer al público hacia el mundo de la ciencia y las matemáticas. Luego jugamos con la broma de la castellanización de la palabra “principia”, que también iniciarse, en el sentido de principiar, como si se tratara de un rito inicial para los alumnos hacia el mundo de la ciencia, así principian con nosotros. Nos parece un nombre que ha creado marca, porque cuando se habla de Principia en otras provincias, se sabe que está en Málaga.

ERAS profesor de Biología de instituto. ¿Tu interés por la ciencia se limitaba a ese campo o era general?
Me apasiona la biología, pero desde hace mucho tiempo entré en contacto con el mundo de la astronomía. Esa afición me unió a otros profesores y fue a la primera actividad a la que me uní en el instituto Emilio Prados. Cuando comenzó la posibilidad de fundar el museo, yo pertenecía a este grupo. Construimos un planetario en el IES Litoral, donde había un grupo de divulgación de la astronomía, y distintos aparatos para apoyar a los alumnos que solicitaban una asignatura optativa dedicada a la astronomía. Si te fijas, la astronomía es un compendio de la ciencia. Tiene matemáticas, biología, física... toca distintos palos. Si quería hablar de astronomía, necesitaba saber de matemáticas y diversificar el aprendizaje. En Principia hacemos de todo, desde sesiones de astronomía hasta preparar productos químicos o hablar de electromagnetismo, etc. La ciencia es apasionante, y cualquiera de sus campos tiene suficiente atractivo con el que disfrutar. Basta con que te plantes en la mínima pregunta para profundizar en la respuesta y te lleva a nuevas preguntas. Tengo la fortuna de disfrutar en el sitio en el que trabajo a diario. Además, aquí seguimos siendo profesores y nuestra mayor satisfacción es ver la cara de los niños y sus padres disfrutando: se les ilumina cuando se les muestra un experimento y lo entienden. Cuando vemos que a algún visitante le pica el gusanillo de la ciencia, nuestra labor se convierte en algo impagable.

A primera vista, antes de las explicación, a cualquier le parece que un experimento nace de la magia. Navegando en Internet leí una frase: “la ciencia es la magia explicada”. ¿Estás de acuerdo?
La realidad es que cuando no se entiende un fenómeno, se le achaca algo mágico. Luego descubre uno que detrás hay una explicación, que tal vez sea más maravillosa que la magia que había detrás. Cuando digo a los alumnos que el arcoíris es una doble refracción de la luz cuando pasa por una gota de agua, parece que ha perdido el encanto. Pero si lo observas y comprendes el orden de los colores, que varía según la frecuencia, etc., pasas de lo mágico a sorprenderte por la naturaleza y del funcionamiento de nuestro entorno. Es apasionante entender lo que ocurre cuando cae un rayo, de donde surge un terremoto, como calienta el microondas el café por la mañana... es más bonito que quedarse en la magia. Siempre digo que el que entiende es el que disfruta. Un ejemplo que uso es el de la opera: hay gente que se aburre, pero siempre encontrarás la persona que llore de la emoción porque conoce el mundo de la ópera y vibra con ella. Entender y conocer es vivir y disfrutar.

ADEMÁS del contacto con el mundo escolar, ¿tenéis algún tipo de acuerdo con la Universidad de Málaga?
Tenemos un convenio con la Facultad de Ciencias de la Educación con el que traemos a alumnos de Magisterio en prácticas. La idea es transmitir nuestra filosofía: hacer que los futuros profesores den clases prácticas y apasionadas en la que los niños disfruten. No concibo el espacio educativo como un espacio hostil. El espacio educativo debe ser un lugar amable, pero los niños no tienen ganas de ir al instituto. Un lugar de transmisión de conocimientos no puede crear rechazo. Hay que darle un vuelco al sistema educativo y que sus docentes disfruten de su trabajo.

¿EL público que asiste a Principia está interesado en la ciencia o la descubren aquí mismo?
Hay de todo. Nuestro público natural son los escolares, que forman el 90% de los visitantes. Cada vez hay más público general. Los profesores traen a los alumnos para exponerlos a experiencias que no encuentran en las aulas. Las visitas son didácticas y están bien organizadas, por lo que tenemos buena imagen entre el profesorado y hemos conseguido que hablen bien de nosotros. El resto suelen ser los mismos niños que vinieron con el colegio y vuelven a repetir con sus padres para enseñarles el centro. Es una satisfacción enorme para nosotros. Otros se enteran sobre nuestras actividades dedicadas a la astronomía o al planetario. Cada vez se acerca más gente y aumenta el público interesado por la ciencia, pero sigue siendo minoritario. Tenemos unas 25 mil visitas al año en una ciudad de 600 mil habitantes. El público en general sigue ignorando que existimos, porque la ciencia sigue siendo algo muy lejano. La ciencia es cultura y hay que conseguir ganarse a todo tipo de público. Además, hay que tener los medios y Principia se ha quedado pequeño para Málaga, porque las visitas nos desbordan y aumenta el público en general. Por ejemplo, las observaciones astronómicas han llegado a tener colas de 200 personas, por lo que tuvimos que limitarlo con reservas de un máximo de 100 y en menos de una hora está todo reservado. Aun así, no llegamos al público de manera masiva... decimos de broma que el objetivo lo conseguiremos cuando un día alguien diga que el estadio de fútbol de La Rosaleda está al lado del Centro de Ciencia Principia, en lugar de ser al revés.

ENTONCES, Málaga se merece un museo de ciencia con más medios.
Por supuesto. Pero no solo me refiero a una única instalación. A nosotros nos habría encantado que se hubiese inaugurado el Museo de las Gemas que se iba a hacer en La Tabacalera. Cuanto más lugares espacios culturales, mejor. Algunos dicen que nos iban a hacer la competencia, pero es que eso está bien, tiene que existir esa competencia. Si Principia creciera un poquito más, sería fantástico. Pero solo un poquito más, porque el tamaño importa y en este caso por pequeño. Cuando un espacio cultural solo le da importancia al número y no la calidad, todo cambia. El tamaño debe ser suficiente para atender la demanda real, sin descuidar la perspectiva del museo de ciencia didáctico. Personalmente, prefiero la calidad a cantidad, que el público se vaya satisfecho, sin la frustración de no haber aprovechado el museo. Una de las peculiaridades de Principia es que, al ser pequeño, todo los compañeros estamos en contacto directo con el público en todo momento y éste se siente atendido. Es mejor ver diez cosas y entenderlas que tocar todos los botones de todos los experimentos, y los monitores de Principia juegan un papel muy importante en su presentación.

PUEDEver aquí otros artículos del suplemento:
- 14/01/14 La homeopatía, ¿la verdadera panacea?
- 14/01/14 Grullas migratorias: protagonistas absolutas de Fuente de Piedra en diciembre
- 14/01/14 Desgranando ciencia o cómo la divulgación se abre paso en Andalucía
- 14/01/14 Sordos, mudos y casi ciegos
- 03/12/13 El ‘peligro’ de la torre de alta tensión en la Facultad de Ciencias de la Comunicación y Turismo
- 03/12/13 Pedro Delgado, estudiante de Periodismo y bloguero especializado en informática: “Aunque la carrera no sea práctica, lo que quiero es informar, no arreglar ordenadores ni diseñar programas”
- 03/12/13 Las enfermedades raras ya no lo serán tanto
- 05/11/13 Colaboración universidad-empresa: un ejemplo actual
- 05/11/13 Francisco R. Villatoro, divulgador científico y docente en la Universidad de Málaga: “En España no hay mercado para que todo el mundo que divulga cobre”
- 05/11/13 ¿Qué es el Bosón de Higgs, y por qué tanto revuelo con ello?