El equipo de Ramón Muñoz-Chápuli y José María Pérez Pomares concluye que el gen Wt1 activa otros genes vitales en la formación de parte del tejido cardiaco

guadix_munozchapuli07/07/10. Sociedad. Un grupo de investigación de la Universidad de Málaga (UMA) ha hallado la vinculación de un gen implicado en el desarrollo de un tipo de cáncer renal relativamente frecuente en niños con el desarrollo de las arterias coronarias. Tras casi una década de trabajo, el equipo liderado por...

El equipo de Ramón Muñoz-Chápuli y José María Pérez Pomares concluye que el gen Wt1 activa otros genes vitales en la formación de parte del tejido cardiaco

guadix_munozchapuli07/07/10. Sociedad. Un grupo de investigación de la Universidad de Málaga (UMA) ha hallado la vinculación de un gen implicado en el desarrollo de un tipo de cáncer renal relativamente frecuente en niños con el desarrollo de las arterias coronarias. Tras casi una década de trabajo, el equipo liderado por los profesores Ramón Muñoz-Chápuli y José María Pérez Pomares ha determinado que el gen Wt1, cuyas mutaciones producen el tumor de Wilms, es necesario para la formación de parte del tejido cardiaco, ya que activa a otros genes cuya actuación es imprescindible en este proceso. Esta noticia forma parte de la sección de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com dedicada a la investigación, el desarrollo y la innovación, que se hace en colaboración con la UMA.

EL pasado mes de enero la prestigiosa revista científica Nature Genetics publicó los resultados de este trabajo, realizado de manera conjunta entre investigadores de la universidad malagueña y de la Unidad de Genética Humana del Medical Research Council de Edimburgo, dando a conocer las conclusiones alcanzadas por ambos equipos de trabajo tras varios años de intenso análisis, explica a EL OBSERVADOR el catedrático de Biología Animal Ramón Muñoz-Chápuli, coautor del artículo junto a Juan Antonio Guadix, miembro del equipo de investigación.

wt1mut

LA investigación protagonista de este artículo ha consistido en estudiar la función de un gen determinado, el Wt1, en el desarrollo cardiaco. Según explica este experto, se trata de un gen maestro, ya que controla muchos procesos vitales, tanto en el desarrollo embrionario, como en los adultos. Es además un gen de sobra conocido, ya que su mutación se relaciona con el tumor de Wilms, un tipo concreto de cáncer de riñón, relativamente frecuente en niños. Aunque inicialmente todo el interés en el gen Wt1 estaba centrado en su vinculación con el riñón, una investigación iniciada hace dos décadas en ratones determinó que cuando se desactivaba, el riñón no se desarrollaba pero, sorpresivamente, los animales morían por insuficiencia cardiaca,munoz_chapuli ya que este órgano tampoco se había desarrollado.

“SE descubre entonces que este gen no tiene ninguna función en el desarrollo del miocardio, pero sí del epicardio, que es la fina capa de células que rodea al corazón, a la que por mucho tiempo no se atribuyó ninguna función especial salvo la de recubrimiento que tiene cualquier órgano”, asegura el catedrático Muñoz-Chápuli. La investigación de estas células del epicardio comienza en Málaga en los 90 y el equipo descubre que el epicardio libera células que van al corazón y, por tanto, están implicadas en su desarrollo y, probablemente, en la formación de las arterias coronarias.

LA colaboración con el citado equipo de Edimburgo permitió continuar con el estudio de estos ratones mutantes. El equipo escocés, con el doctor Nicholas Hastie, director de la Unidad de Genética Humana del Medical Research Council, a la cabeza, logró desactivar el Wt1 sólo en el epicardio, lo que permitió que el riñón se desarrollase correctamente. Pero los embriones seguían muriendo porque no tenían arterias coronarias, con lo cual se determinó que este gen tiene una función esencial en el desarrollo coronario.

LOS investigadores malagueños han explicado por qué. Segúnguadix señala el profesor Muñoz-Chápuli, en el desarrollo del embrión están presentes dos tipos de células básicas, unas que forman láminas y son estables y otras que tienen la capacidad de emigrar e invadir otras zonas. A lo largo del desarrollo, ambos tipos de células intercambian su tipología y adoptan las características de la otra variedad, es decir, que las estables se convierten en cambiantes y viceversa. El grupo de investigación de la UMA ha descubierto que en el epicardio hay células estables mientras que las que favorecen la formación del corazón son de las que emigran. La transformación del primer tipo en el segundo se produce gracias al gen Snail, que sólo se activa gracias a la actuación del gen Wt1.

ESTE hallazgo ha mostrado la conexión entre la función del Wt1 y la formación de las arterias coronarias, ya que su presencia activa desencadena la actividad del gen Snail mientras que al suprimirlo se paraliza todo el proceso. “Todas las células cuentan con los mismos genes, pero unos están activos y otros no y el gen Wt1 es uno de los mayores controladores de este mecanismo en el desarrollo cardiaco”, recuerda este experto.

epicardio

EN una tercera fase de la investigación se ha trabajado con células madre embrionarias, que mantienen activos todos sus genes al estar en la fase inicial del proceso de formación, por lo que tienen capacidad para convertirse en cualquier tipo de células y de ahí sus enormes posibilidades de aplicación. “Cuando se obtienen células madres embrionarias de un ratón y se cultivan, se desarrolla un sistema llamado cuerpo embrionario, esto es, una masa de células que incluye células de todos los tipos (hueso, músculo, sangre…) pero que no está organizada. En Edimburgo han descubierto que en el cultivo de cuerpos embrionarios deficientes en el gen Wt1 no aparecen células cardiovasculares (de sangre, de vasos y de corazón). En los embriones deficientes en Wt1 sí aparecen, con defectos o con problemas pero sí aparecen, pero en el sistema de cuerpos embrionarios no”, adelanta Muñoz-Chápuli a EL OBSERVADOR.

AUNQUE los resultados de estas investigaciones no se pueden aplicar directamente, sus conclusiones pueden tener una utilidad clave en medicina regenerativa, ya que como indica este catedrático de Biología Animal, “es preciso conocer cómo se generan los órganos para poder saber qué elementos hay que potenciar para regenerarlos luego”. Así, por  ejemplo, se puede intentar estimular la activación del gen Wt1 tras un infarto para que la regeneración del sistema cardiaco sea mayor y más rápida, ya que se tiene constancia de que este gen se reactiva en los vasos coronarios cuando se produce una isquemia.

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