MUJERES. 13/04/12. Angélica Cuenca Pérez. El título de este artículo era el encabezamiento de un calendario de penalizaciones que la coordinadora del suplemento Mujeres / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, Angélica Cuenca, diseñó “para tratar de que mi compañero de aquellos entonces compartiera las tareas domésticas. El sistema

era bien sencillo: iba marcando en ese calendario todos los días que yo hacía tareas domésticas y él nada. Cada día marcado se canjeaba por 12 euros en concepto de indemnización por utilizar mi tiempo libre en estas tareas, dinero que él se estaba ahorrando, ya que sí que hacía uso de su tiempo libre y se ahorraba el pagar a alguien que hiciera lo que él no hacía y yo sí (gratis)”.

Tu machismo te cuesta…

ESE era el encabezamiento de un calendario de penalizaciones que diseñé como último recurso, para tratar de que mi compañero de aquellos entonces compartiera las tareas domésticas. El malestar que eso me creaba ponía en peligro, por qué no decirlo, esa pareja nuestra, tan llena de amor, de respeto...

EL sistema era bien sencillo: iba marcando en ese calendario todos los días que yo hacía tareas domésticas y él nada.

CADA día marcado se canjeaba por 12 euros en concepto de indemnización por utilizar mi tiempo libre en estas tareas, dinero que él se estaba ahorrando, ya que sí que hacía uso de su tiempo libre y se ahorraba el pagar a alguien que hiciera lo que él no hacía y yo sí (gratis).

POR supuesto, ese dinero salía de su bolsillo e iba a parar directamente al mío para uso y disfrute estrictamente personal.

ANTES de esta medida drástica y penosa, yo, como buena conciliadora, había intentado el logro de esa co-responsabilidad de infinitas maneras: Haciendo horarios de tareas; Repartiendo días de la semana: No haciendo absolutamente nada en casa (para que se agobiara del desorden y terminara haciéndolo él...); Haciéndolo yo todo y después tener actitud de enfado; Hablar del tema para intentar llegar a un acuerdo mientras compartíamos un fin de semana romántico...; Bromeando con el tema…

DESGRACIADAMENTE, ninguna de estas estrategias funcionaba, poniendo en entredicho, entre otras cosas, mi capacidad para conseguir objetivos justos.

PERO yo soy de la opinión que las personas tienen la capacidad de aprender hasta que mueren.

INCLUSO llegué a plantearme que realmente por ser hombre no tenía la capacidad de entender la co-responsabilidad, ya que no me cabía en la cabeza que algo tan sencillo y que generaba tanto malestar no fuera susceptible de cambio.

Y... de repente... por arte de magia, resulta que cuando le empecé a cobrar irremediable y escrupulosamente los 12 euros, empezó a hacer las cosas de casa, esas que yo había pensado que no estaban dentro de su estructura cerebral masculina...